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LIBRO_Analisis_limonero

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El desfonde debe asegurar, por lo menos, un metro de tierra mullida. En los lugares donde<br />

los árboles padezcan normalmente de gomosis y manifiesten amarillez por asfixia radicular<br />

debida a humedades excesivas y continuadas (capa freática muy alta, terrenos de vega<br />

muy arcillosos, suelos poco profundos), puede hacerse la plantación en “meseta”.<br />

El clima influye de manera determinante en el desarrollo del <strong>limonero</strong>, de tal modo que<br />

factores como la temperatura, la pluviometría y la humedad del aire pueden modificar<br />

la forma del fruto, su contenido en nutrientes, el sabor e incluso el aroma. Los árboles<br />

vegetan con temperaturas comprendidas entre 12 y 39º C, por lo que con temperaturas<br />

por encima o por debajo de este intervalo entran en estado de latencia (Trenor y Soler,<br />

2001). Las temperaturas por debajo de -2º C pueden ocasionar daños tanto en el fruto<br />

como en el árbol, aunque depende del tiempo que esté sometida la planta a helada. En<br />

este sentido, nuestras zonas de cultivo no están totalmente libre de riesgos de helada<br />

(Ferreras et al. 2003).<br />

La inducción floral, que se produce por efecto de las bajas temperaturas, también puede<br />

ser promovida por un periodo de sequía que detenga el crecimiento vegetativo. Esta es una<br />

técnica utilizada para la producción de rodrejos (Porras et al., 2000). En la fecundación<br />

y cuajado de frutos además de la temperatura también influyen factores nutricionales,<br />

sanitarios, estado hídrico del árbol, vientos, etc. La temperatura también influye en el espesor<br />

de la corteza durante las primeras fases de maduración del fruto. Las frutas de áreas<br />

templadas y húmedas tienen la corteza más delgada y la textura más suave que aquellas<br />

cultivadas en zonas cálidas y secas.<br />

Diversos estudios de riego en cítricos en general y en <strong>limonero</strong> en particular (Torrecillas<br />

et al. 1993; Ginestar y Castel, 1996; Pérez-Pérez et al., 2008a,b) realizados en distintas<br />

áreas de producción consideran de fundamental importancia satisfacer los requerimientos<br />

hídricos del cultivo durante las fases de floración y cuajado, ya que un déficit hídrico en<br />

ese periodo crítico ocasionaría un aumento de caída de flores y frutos con la correspondiente<br />

pérdida de producción. Un segundo periodo crítico coincide con la fase de rápido<br />

crecimiento del fruto, donde el déficit de agua conlleva un aumento de la caída de frutos,<br />

sobre todo al inicio de la misma.<br />

La Región de Murcia tiene un clima árido y seco, con altas tasas de evaporación, sin prácticamente<br />

lluvia, con inviernos suaves y altas temperaturas en verano, siendo destacable<br />

la baja disponibilidad de agua, lo que exige usarla con la máxima eficacia. Históricamente,<br />

una de las más importantes limitaciones de la agricultura murciana ha sido el agua, tanto<br />

en términos de cantidad y calidad, como de disponibilidad de la misma. A nivel climático el<br />

sudeste peninsular, en el cual está enclavada la cuenca del Segura y la Región de Murcia,<br />

INTRODUCCIÓN<br />

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