Territorios colectivos de indígenas y afroamericanos

• Puede deducirse también que los 5,625,799 indígenas que, según el cuadro, habitan hoy por fuera
del ámbito de los cinco países señalados, descienden de poblaciones que se hallaban fuera del control de
los grandes centros del poder político precolombino. A ellos habría que sumarles la mayoría de los
indígenas selváticos de los cinco países, entre los que resulta muy importante señalar los pueblos
indígenas amazónicos de Bolivia, Perú y Ecuador. Aunque en su conjunto este sector de indígenas
latinoamericanos no representa numéricamente más del 10.78 % de dicha población, la mayoría de las
agrupaciones étnicas del Continente forman parte de él, con una impresionante variedad de culturas,
lenguas, tradición histórica y cosmogónica y formas de entendimiento y manejo de la naturaleza. Un
estudio del Tratado de Cooperación Amazónica (TCA) muestra cómo en la Gran Subregión que forman
los ocho países del Tratado, la población indígena apenas si alcanzaba al millón de personas, sin embargo
se hallaba distribuida en un total de 388 pueblos culturalmente diferenciados. 1
Pese a su carácter general, las observaciones precedentes sirven para señalar algunas de características
más relevantes de la realidad actual de estas poblaciones, así:
• En su comportamiento económico, los pueblos indígenas de México hacia el Sur, presentan dos
grandes variantes. Una, la de aquellos grandes núcleos con ascendencia quechua, aymará, maya y azteca,
vinculados de tiempo atrás a la economía de mercado de sus países a través de actividad agrícola y
pecuaria a pequeña escala, con tecnologías poco desarrolladas y una reducida producción de excedentes
que comercian directamente en mercados locales o en otros mayores a través de intermediarios. Con este
sector pueden identificarse otros menos numerosos de las regiones andinas de cordillera, de pequeños
valles o mesetas interandinos y, en general, de zonas de vida drásticamente impactadas por los polos de
desarrollo económico nacionales. La otra variante, corresponde a pueblos y comunidades que habitan
regiones periféricas y han conseguido en algún grado mantener formas de subsistencia tradicionales sin
proyecciones de mercado como la caza, pesca, recolección y horticultura. Muy pocos de estos grupos
mantienen un aislamiento ajeno a las influencias externas, pero un alto número sobreviven básicamente
de sus actividades tradicionales.
• Entre los indígenas de uno y otro sector, se observan también grandes diferencias la su vida
cultural. Mientras en el primero, el centenario contacto con la cultura colonial o advenediza indujo
cambios profundos en su pensamiento, su idioma, su organización y el modo de manejar su entorno, los
cambios en el segundo, no sólo han sido menores sino que, aún hoy, es posible hallar en algunos pueblos
modalidades de vida cercanas a las que pudieron hallarse al momento de la conquista europea.
• Y para terminar, otra de las muchas características distintivas entre ambos sectores, es la relativa
a las formas de gobierno. El primer sector se caracteriza por la reiterada ausencia de formas de gobierno
propio con un grado fuerte de autonomía. Sin duda, ello se debe a que estas poblaciones se han visto
forzadas a definir y manejar su mundo de relaciones y administración interna dentro de las normas
impuestas por el Estado nacional. En el segundo sector, aunque ha habido pérdida, en muchos casos
considerable, de las primitivas formas de gobierno, se conserva un relativo grado de autonomía para
proveerse de autoridades y para decidir sus asuntos internos con independencia de los poderes políticos
locales no indígenas.
Pasado
Aunque la vida de los pueblos y comunidades indígenas y otras agrupaciones étnicas bajo el régimen
colonial reflejó un largo período de luchas y confrontaciones los historiadores, han señalado que el
cambio determinado por la independencia política y formación de las repúblicas, no representó ni el final
ni una tregua de aquellas experiencias. Por los principios políticos inspiradores de la independencia y por
1 Tratado de Cooperación Amazónica (1997).
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