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te. Cuando jugaban sus patrones les miraban. Les gustaba a estos la manera de hacer<br />

su juego de CHUECA. S610 ellos (jugaban), no admitieron en su juego extranjero<br />

alguno. Entretanto prosiguieron su asunto. S610 desputs de estar todos bien informados<br />

fijaron el nombre del dia (decisivo), estando reunidos en su cancha de<br />

CHUECA. Fijaron (un plazo de) ocho dias; reunidos ellos, hicieron nudos para tener<br />

sabido el dia en el cual habian de realizar su junta general. Cuando faltaba poco para<br />

la concentraci6n se juntaron en el bosque. Enseguida invadieron (las casas de) 10s<br />

huincas, no muy de noche, en horas que dormia toda la gente. Acabaron con 10s<br />

huincas de todas las tierras. Desde entonces quedaron en mejor situacibn. Desputs<br />

se juntaron e invocaron a Dios que les habia favorecido para vivir otra vez como<br />

gente. Hicieron la TRUTRUCA (especie de corneta). En una pampa, pampa con bella<br />

vista, mediante su PIFILCA preguntaron c6mo habian de rogar a Dios para ser mas<br />

felices. La PIFILCA les contest6 que habian de hacer una zaranda. Con tal fin plantaron<br />

cuatro estacas, para dejar alli, en una artesa, sangre de animal, la del animal<br />

finalizado en la junta. ‘Con esto agradarkis (a Dios)’, se les dijo. En el sacrificadero<br />

dejaron harina. El que habia recibido la PIFILCA, hizo la rogativa. Ahora ellos hicieron<br />

rogativas a Dios. Fue quemado el animal, todo fue quemado, con el fin de hacerlo<br />

bien de esta manera (a satisfaccidn de Dios). Les acept6 su rogativa NGENECHEN<br />

(Dominador de 10s hombres). En esta forma se qued6 para siempre la rogativa.<br />

Todos 10s indigenas han de hacer sus rogativas sirvikndose del corazdn de animales.<br />

Entonces NGENECHEN, creador de 10s hombres, escucha sus rogativas. Desde entonces<br />

volvieron a ser gente, a tener toda clase de animales y sembrados para vivir”<br />

(Augusta 1934: I 6- 19)4.<br />

A traves de este relato mitico podemos observar c6mo 10s mapuches administran el<br />

sacrificio. Seguimos en esta interpretacibn a Rent Girard (1983). Primero, la violencia<br />

que sobre la sociedad mapuche ejerce el huinca -que es padecida como una realidad de<br />

pobreza, miseria, enfermedad- es desviada hacia una victima externa: el huinca;<br />

segundo, eliminado Cste, la violencia inherente a toda sociedad permanece (el deseo<br />

mimttico), la que sera detenida, domesticada o regulada por el sacrificio de 10s animales<br />

(“una violencia sin riesgo de venganza”). Lo notable de estos procedimientos es que otras<br />

sociedades indigenas enfrentadas a la opresidn del “blanco” sucumbieron por una crisis<br />

sacrificial, es decir, la violencia no pudo ser polarizada sobre 10s enemigos externos,<br />

volcindose entonces sobre ellos y destruykndolos5.<br />

Sin embargo, la relaci6n con el huinca es mhs compleja, sobre todo en lo que<br />

respecta al abandon0 del ADMAPU y el a-huincamiento del mapuche. Nuevamente en-<br />

4Una variante de este relato se encuentra en Calvo bajo el titulo “El fin de 10s fortines” (1980: 33-35).<br />

’El relato anticipa la dimensi6n sacrificial a travCs de la PIFILCA: &a, en el pasado, era hecha con 10s<br />

huesos de una victima huinca sacrificada. Otro data significativo es que el relato precisa que 10s inapuches en<br />

su pobreza, no ercin Rente, no tenian animales, por tanto, nada que sacrificar.<br />

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