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nes. Ante todo no tenian una idea Clara de Dios, que llaman HUGHMAPU y PILLIAN. Per0<br />
sobre todo tenian miedo a GUECUB~~, es decir el espiritu maligno, que ellos creen autor<br />
de todas las ~alamidades”~~.<br />
En la gramitica araucana del padre Octaviano de Nizza se menciona por primera vez<br />
la voz NGENECHEN, se le tipifica como “el gran Dios de todo el mundo, el cual se halla en<br />
el sol. Desde ahi ve todas las cosas, lo gobierna todo y da la vida o la muerte. No le dan<br />
culto alguno, le guardan s610 mucho respeto, gloriindose de conocerlo”. Junto a NGENE-<br />
CHEN, 10s mapuches reconocen’an a otros dos dioses el PILLAN y el HUECUFU. El primero<br />
“es solamente el dios de ellos, de su nacidn y de su tierra, no haciendo ningiin cas0 de<br />
todos 10s otros que viven en otros lugares. Le consideran tambiCn como dios bueno, le<br />
respetan mucho y procuran no disgustarle, porque enojindose hace temblar el mundo,<br />
tronar 10s volcanes, haciendo que arrojen un hum0 muy negro y tupido, y que salgan<br />
grandes Ilamaradas, las que segun ellos son producidas por 10s indios que el PILLAN<br />
sentenci6 en aquel lugar, y tambiCn por 10s brujos que alli son detenidos por mandato de<br />
10s adivinos”. El segundo dios invisible es el HUECUFU: “es el dios malo de ellos, y por eso<br />
a 61 hicamente le ofrecen todos 10s sacrificios, la mayor parte sangrientos y birbaros. A<br />
61 le hacen rogativas, que duran tres dias y tres noches consecutivas a toda pampa, est6<br />
bueno o malo el tiempo. Le dedican sus fiestas, sus bailes, sus cantos, su musica para<br />
agasajarle, tenkrselo por amigo, creyendo que en consideracih de todo lo que hacen en<br />
su honor, no les dari daiio, no les mandari la peste, no les hari secar sus siembras, no 10s<br />
hari enfermar y por fin no les hari m~rir”~’.<br />
El demonismo de 10s capuchinos no fue tan radical como podria deducirse de la cita<br />
anterior, por la sencilla raz6n de que el concept0 central para tematizar la religiosidad<br />
mapuche era el de superstici6n3’. Una y otra vez se le utilizaba para dar cuenta de 10s<br />
ADMAPU de 10s mapuches. Naturalmente esto era un cambio importante, no obstante<br />
implicaba nuevamente el gesto de desvalorar o de restarle importancia a las tradiciones<br />
religiosas de 10s indigenas. En efecto, para 10s capuchinos las supersticiones son manifestaciones<br />
equivocadas que deben ser superadas por la nueva fe, para lo cual “no es<br />
suficiente la explicaci6n de la verdad”, si en cambio “una prolongada educaci6n”<br />
(Memorie 1890: 9).<br />
Se perciben en la labor apost6lica de 10s capuchinos italianos puntos de encuentro<br />
con lo realizado por 10s jesuitas. Participan en algunos de sus ritos, no temen competir<br />
con las machis en la sanaci6n de 10s enfermos, se involucran en las redes sociales de la<br />
reciprocidad y tambiCn se presentan frente a 10s mapuches como una orden religiosa cuyo<br />
centro no es la autoridad local (el Gobierno de Chile), sin0 el Papa.<br />
2‘)<br />
Estarnos usando una traducci6n efectuada por el padre Ambrosio Ferroni (1984), la que se encuentra<br />
rnanuscrita en la Biblioteca del Museo de Temuco. La cita corresponde a la pig. 7.<br />
’“En Augusta 1934: 228<br />
”VCase la Memorie inedite pigs.: 7, IO, I5 26, 59, 62, 90 y 97.<br />
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