12.07.2015 Views

La Colmena

La Colmena

La Colmena

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Librodot <strong>La</strong> colmena Camilo José Cela106-¿Usted duerme bien?Doña Rosa trata a la señorita Elvira unas veces de tú y otras de usted, según le da.-Pues sí, suelo dormir bien.Doña Rosa pronto sacó su conclusión.-¡Será que cena usted poco!<strong>La</strong> señorita Elvira se quedó algo perpleja.-Pues sí, la verdad es que mucho no ceno. Yo ceno más bien poco.Doña Rosa se apoya en el respaldo de una silla.-Anoche, por ejemplo, ¿qué cenó usted?-¿Anoche? Pues ya ve usted, poca cosa, unas espinacas y dos rajitas de pescadilla.<strong>La</strong> señorita Elvira había cenado una peseta de castañas asadas, veinte castañas asadas, y unanaranja de postre.-Claro, éste es el secreto. A mí me parece que esto de hincharse no debe ser saludable.<strong>La</strong> señorita Elvira piensa exactamente lo contrario, pero se lo calla.Don Pedro Pablo Tauste, el vecino de don Ibrahim de Ostolaza y dueño del taller dereparación de calzado "<strong>La</strong> clínica del chapín", vio entrar en su tenducho a don RicardoSorbedo, que el pobre venía hecho una calamidad.-Buenas tardes, don Pedro, ¿da usted su permiso?-Adelante, don Ricardo, ¿qué de bueno le trae por aquí?Don Ricardo Sorbedo, con su larga melena enmarañada; su bufandilla descolorida y puesta untanto al desgaire; su traje roto, deformado y lleno de lámparas; su trasnochada chalina delunares y su seboso sombrero verde de ala ancha, es un extraño tipo, medio mendigo y medioartista, que malvive del sable, y del candor y de la caridad de los demás. Don Pedro Pablosiente por él cierta admiración y le da una peseta de vez en cuando. Don Ricardo Sorbedo esun hombre pequeñito, de andares casi pizpiretos, de ademanes grandilocuentes y respetuosos,de hablar preciso y ponderado, que construye muy bien sus frases, con mucho esmero.-Poco de bueno, amigo don Pedro, que la bondad escasea en este bajo mundo, y sí bastante demalo es lo que me trae a su presencia.Don Pedro Pablo ya conocía la manera de empezar, era siempre la misma. Don Ricardodisparaba, como los artilleros, por elevación.-¿Quiere usted una peseta?-Aunque no la necesite, mi noble amigo, siempre la aceptaría por corresponder a su gesto deprocer.-¡Vaya!Don Pedro Pablo Tauste sacó una peseta del cajón y se la dio a don Ricardo Sorbedo.-Poco es...-Sí, don Pedro, poco es, realmente, pero su desprendimiento al ofrecérmela es como una gemade muchos quilates.-Bueno, ¡si es así!Don Ricardo Sorbedo era algo amigo de Martín Marco a veces, cuando se encontraban, sesentaban en el banco de un paseo y se ponían a hablar de arte y literatura.Don Ricardo Sorbedo había tenido una novia, hasta hace poco tiempo, a la que dejó porcansancio y aburrimiento. <strong>La</strong> novia de don Ricardo Sorbedo era una golfita hambrienta,sentimental y un poco repipia, que se llamaba Maribel Pérez. Cuando don Ricardo Sorbedo sequejaba de lo mal que se estaba poniendo todo, la Maribel procuraba consolarlo confilosofías.-No te apures -decía la novia-, el alcalde de Cork tardó más de un mes en palmarla.A la Maribel le gustaban las flores, los niños y los animales; era una chica bastante educada yde modales finos.-¡Ay, ese niño rubio! ¡Qué monada! -le dijo un día, paseando por la plaza del Progreso, a sunovio.-Como todos -le contestó don Ricardo Sorbedo-. Ése es un niño como todos. Cuando crezca,si no se muere antes, será comerciante, o empleado del Ministerio de Agricultura, o quiénLibrodot106

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!