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La Colmena

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Librodot <strong>La</strong> colmena Camilo José Cela76-Sí, microbios y que un día te hinche el vientre.-Yo ya sé lo que me hago, lo que me pase es cosa mía.-¿Tú? ¡Tú qué vas a saber! Tú no eres más que una mocosa que no sabe de la misa la media.-Yo sé lo que necesito.-Sí, pero no lo olvides; si te deja en estado, aquí no pisas.Victorita se puso blanca.-¿Eso es lo que te dijo la abuela? <strong>La</strong> madre se levantó y le pegó dos tortas con toda su alma.Victorita ni se movió.-¡Golfa! ¡Mal educada! ¡Que eres una golfa! ¡Asi no se le habla a una madre!Victorita se secó con el pañuelo un poco de sangre que tenia en los dientes.-Ni a una hija tampoco. Si mi novio está malo, bastante desgracia tiene para que tú estés todoel día llamándole tísico.Victorita se levantó de golpe y salió de la cocina. El padre había estado callado todo eltiempo.-¡Déjala que se vaya a la cama! ¡Tampoco hay derecho a hablarla así! ¿Que quiere a esechico? Bueno, pues déjala que lo quiera, cuanto más le digas va a ser peor. Además, ¡para loque va a durar el pobre!Desde la cocina se oía un poco el llanto entrecortado de la chica, que se había tumbadoencima de la cama.-¡Niña, apaga la luz! Para dormir no hace falta luz. Victorita buscó a tientas la pera de la luz yla apagó.Don Roberto llama al timbre de su casa; se había dejado las llaves en el otro pantalón,siempre le pasa lo mismo y eso que no hacia más que decirlo: "Cambiarme las llaves delpantalón, cambiarme las llaves del pantalón". Le sale a abrir la puerta su mujer.-Hola, Roberto.-Hola.<strong>La</strong> mujer procura tratarlo bien y ser amable; el hombre trabaja como un negro paramantenerlos con la cabeza a flote.-Vendrás con frío, ponte las zapatillas, te las tuve puestas al lado del gas.Don Roberto se puso las zapatillas y la chaqueta vieja de casa, una americana raída, que fuemarrón en sus tiempos, con una rayita blanca que hacía muy fino, muy elegante.-¿Y los niños?-Bien, acostaditos ya; el pequeño dio un poco de guerra para dormirse, no sé si estará algomalito.El matrimonio fue hacia la cocina; la cocina es el único sitio de la casa donde se puede estardurante el invierno.-¿Arrimó ese botarate por aquí?<strong>La</strong> mujer eludió la respuesta, a lo mejor se habían cruzado en el portal y metía la pata. Aveces, por querer que las cosas salgan bien y que no haya complicaciones, se mete la pata y seorganizan unos líos del diablo.-Te tengo de cena chicharros fritos. Don Roberto se puso muy contento, los chicharros fritoses una de las cosas que más le gustan.-Muy bien.<strong>La</strong> mujer le sonrió, mimosa.-Y con unas perras que fui sisando de la plaza, te he traído media botella de vino. Trabajasmucho, y un poco de vino, de vez en cuando, siempre te vendrá bien al cuerpo.<strong>La</strong> bestia de González, según le llamaba su cuñado, era un pobre hombre, un honesto padre defamilia, más infeliz que un cubo, que en seguida se ponía tierno.-¡Qué buena eres, hija! Muchas veces lo he pensado: hay días en que, si no fuera por ti, yo nosé lo que haría. En fin, un poco de paciencia, lo malo son estos primeros años, hasta que yome vaya situando, estos diez primeros años. Después ya todo será coser y cantar, ya verás.Don Roberto besó a su mujer en la mejilla.-¿Me quieres mucho?Librodot76

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