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La Colmena

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Librodot <strong>La</strong> colmena Camilo José Cela59-Pero, hija, ¿tú te das cuenta del choteo que se iba a organizar en la Comisaría cuando teviesen llegar para denunciar a un loro?<strong>La</strong> criada pasa a doña Montserrat a la sala.-Voy a avisar a la señorita, siéntese usted.Doña Visi voló a saludar a su amiga, y don Roque, despues de mirar un poco detrás de losvisillos, se sentó al brasero y sacó la baraja.-Si sale la sota de bastos antes de cinco, buena señal. Si sale el as, es demasiado; yo ya no soyningún mozo. Don Roque tiene sus reglas particulares de cartomancia. <strong>La</strong> sota de bastos salióen tercer lugar.-¡Pobre Lola, lo que te espera! ¡Te compadezco, chica! En fin...Lola es hermana de Josefa López, una antigua criada de los señores de Robles con quien donRoque tuvo algo que ver, y que ahora, ya metida en carnes y en inviernos, ha sido desbancadapor su hermana menor. Lola está para todo en casa de doña Matilde, la pensionista del niñoimitador de estrellas.Doña Visi y doña Montserrat charlan por los codos. Doña Visi está encantada; en la últimapágina de "El querubín misionero", revista quincenal, aparece su nombre y el de sus tres hijas.-Lo va usted a ver por sus propios ojos cómo no son cosas mias, cómo es una gran verdad.¡Roque! ¡Roque! Desde el otro extremo de la casa, don Roque grita:-¿Qué quieres?-¡Dale a la chica el papel donde viene lo de los chinos!-¿Eh?Doña Visi comenta con su amiga:-¡Ay, santo Dios! Estos hombres nunca oyen nada. Levantando la voz volvió a dirigirse a sumarido.-¡Que le des a la chica...! ¿Me entiendes?-¡Sí!-¡Pues que le des a la chica el papel donde viene lo de los chinos!-¿Qué papel?-¡El de los chinos, hombre, el de los chinitos de las misiones!-¿Eh? No te entiendo. ¿Qué dices de chinos? Doña Visi sonríe a doña Montserrat.-Este marido mío es muy bueno; pero nunca se entera de nada. Voy yo a buscar el papel, notardo ni medio minuto. Usted me perdonará un instante.Doña Visi, al llegar al cuarto dónde don Roque, sentado a la mesa de camilla, hacía solitarios,le preguntó:-Pero, hombre, ¿no me habías oído?Don Roque no levantó la vista de la baraja.-¡Estás tú fresca si piensas que me iba a levantar por los chinos!Doña Visi revolvió en la cesta de la costura, encontró el número de "El querubín misionero"que buscaba y, rezongando en voz baja, se volvió a la fría sala de las visitas, donde casi no sepodía estar.El costurero, después del trajín de doña Visi, quedó abierto y, entre el algodón de zurcir y lacaja de los botones -una caja de pastillas de la tos del año de la polca- asomaba tímidamenteotra de las revistas de doña Visi.Don Roque se echó atrás en la silla y la cogió,-Ya está aquí éste."Éste" era el cura bilbaíno de los milagros.Don Roque se puso a leer la revista:"Rosario Quesada (Jaén), la curación de una hermana suya de una. fuerte colitis, 5 pesetas.""Ramón Hermida (Lugo), por varios favores obtenidos en sus actividades comerciales, 10pesetas,""María Luisa del Valle (Madrid), la desaparición de un bultíto que tenía en un ojo sinnecesidad de acudir al oculista, 5 pesetas.""Guadalupe Gutiérrez (Ciudad Real), la curación de un niño de diecinueve meses de unaLibrodot59

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