12.07.2015 Views

La Colmena

La Colmena

La Colmena

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Librodot <strong>La</strong> colmena Camilo José Cela69con mucho deseo de agradar y de servir.En la habitación de delante, que es un poco la de respeto, la reservada para los mejoresclientes, don Obdulio, desde un dorado marco de purpurina, con el bigote enhiesto y la miradadulce, protege, como un malévolo y picardeado diosecilio del amor, la clandestinidad quepermite comer a su viuda.<strong>La</strong> casa de doña Celia es una casa que rezuma ternura por todos los poros; una ternura, aveces, un poco agraz; en ocasiones, es posible que un poco venenosilla. Doña Celia tienerecogidos dos niños pequeños, hijos de una sobrinita que murió medio de sinsabores ydisgustos, medio de avitaminosis, cuatro o cinco meses atrás. Los niños, cuando llega algunapareja, gritan jubilosos por el pasillo: "¡Viva, viva, que ha venido otro señor!" Los angelitossaben que el que entre un señor con una señorita del brazo significa comer caliente al otro día.Doña Celia, el primer dia que Ventura asomó con la novia por su casa, le dijo:-Mire usted, lo único que le pido es decencia, mucha decencía, que hay criaturas. Por amor deDios, no me alborote.-Descuide usted, señora, no pase cuidado, uno es un caballero.Ventura y Julita solían meterse en la habitación a las tres y media o cuatro y no se marchabanhasta dadas las ocho. No se les oía ni hablar; así daba gusto.El primer día, Julita estuvo mucho menos azorada de lo corriente; en todo se fijaba y todo lotenía que comentar.-Qué horrorosa es esa lámpara; fíjate, parece un irrigador.Ventura no encontraba una semejanza muy precisa.-No, mujer, qué se va a parecer a un irrigador. Anda, no seas gansa, siéntate aquí a mi lado.-Voy.Don Obdulio, desde su retrato, miraba a la pareja casi con severidad.-Oye, ¿quién será ése?-¡Yo qué sé! Tiene cara de muerto, ése debe estar ya muerto.Julita seguía paseando por el cuarto. A lo mejor los nervios la hacían andar dando vueltas deun lado para otro; en otra cosa, desde luego, no se le notaban.-¡A nadie se le ocurre poner flores de cretona! <strong>La</strong>s clavan en serrín porque seguramentepiensan que eso hace muy bonito, ¿verdad?-Sí, puede ser.Julita no se paraba ni de milagro.-¡Mira, mira, ese corderito es tuerto! ¡Pobre!Efectivamente, al corderito bordado sobre uno de los almohadones del diván le faltaba un ojo.Ventura se puso serio, aquello empezaba a ser el cuento de nunca acabar.-¿Quieres estarte quieta?-¡Ay, hijo mío, qué brusco eres! Por dentro, Julita estaba pensando: ¡Con el encanto que tienellegar de puntillas al amor! Julita era muy artista, mucho más artista, sin duda, que su novio.Marujita Ranero, cuando salió del Café, se metió en una panadería a llamar por teléfono alpadre de sus dos gemelitos.-¿Te gusté?-Sí. Oye, Maruja, ¡pero tú estás loca!-No, ¡qué voy a estarlo! Fui a que me vieses, no quería que esta noche te cogiera la cosa desorpresa y te llevaras una desilusión.-Sí, sí...-Oye, ¿de verdad que te gusto todavía?-Más que antes, te lo juro, y antes me gustabas más que el pan frito.-Oye, y si yo pudiese, ¿te casarías conmigo?-Mujer...-Oye, con éste no he tenido hijos.-¿Pero él?-Él tiene un cáncer como una casa; el médico me dijo que no puede salir adelante.-Ya, ya. Oye.Librodot69

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!