Juan Francisco Martínez PeriaHaití: La revolución olvidadageneris, el creole, una lengua sincrética, constituida por elementos idiomáticos de diversos dialécticosafricanos y del francés, hablada casi exclusivamente por los esclavos. Similar génesis tuvo la religiónvodú, nacida de la interrelación de cultos y creencias de orígenes africano, con elementos delcristianismo. El Vodú y el Creole fueron, sin lugar a dudas, dos factores centrales en la vida de losesclavos, dándoles cohesión social/cultural y una cosmovisión de resistencia frente a la dominaciónde los amos. Sin embargo, la práctica más importante contra la esclavitud fue, indudablemente, elcimarronaje. Este podía ser de dos tipos, "pequeño" o "grande". El primero constituía una prácticabastante común y extendida entre los esclavos e implicaba breves evasiones de la plantaciones, el usode veneno contra los amos, reuniones secretas, etc. mientras que el segundo significaba unaverdadera alteración al orden social, con la conformación de importantes bandas de esclavosfugitivos y rebeldes, las cuales se atrincheraban en las selvas montañosas, conformando comunidadeslibres y hostiles a los amos. Este gran cimarronaje era menos común, pero tuvo picos de expansión aprincipios y mediados del siglo XVIII, siendo la experiencia de 1752-1758, liderada por FrançoisMakandal, uno de las más importantes. Éste organizó y llevó parcialmente adelante una suerte derebelión subterránea, instrumentada mediante el envenenamiento de los amos. Aunque inicialmentetuvo éxito, sembrando el terror entre los plantadores, finalmente fue derrotada, cuando Makandal fueapresado y quemado en la hoguera. La intentona fracasó, pero marcó un hito en la resistencia a laesclavitud y su líder pasó a ser una figura mitológica en la lucha por la libertad. A partir de los años1770, el gran cimarronaje reconoció cierto descenso, si bien se mantuvo el pequeño y unapermanente resistencia contra la opresión, expresada de mil maneras por los esclavos de la colonia. 10En conclusión, para fines de la década de 1780, la sociedad de Saint Domingue, lejos de ser unorden armónico y pacífico, era un cúmulo de contradicciones políticas, económicas y raciales, quegiraban en torno a la autonomía, la igualdad racial y la libertad de los esclavos. Era, en fin, unpolvorín al cual sólo le hacía falta la chispa que lo hiciera explotar. Y esa chispa finalmente llegó en1789, cambiando la historia de la colonia para siempre.La Revolución en la Metrópoli y en la ColoniaIndudablemente, fueron las contradicciones internas de la sociedad colonial las causasprofundas de la Revolución Haitiana, sin embargo, fue la Revolución Francesa la causa eficiente, laque, sin proponérselo, hizo que el volcán dormido entrara en erupción.El conflicto político en Francia que desencadenaría la gran revolución comenzó con laconvocatoria a los Estados Generales, los cuales en 1789, hegemonizados por el tercer estado, seconvirtieron en Asamblea Nacional. Este proceso tuvo inmediatas consecuencias en el mundocolonial, especialmente entre los grand blancs, los petit blancs y los affranchis. Los primeros semovilizaron en la Isla nombrando delegados para asegurarse su representación en la Metrópoli, cosaque, mediante fuertes presiones y artimañas legales, finalmente lograron. 11 Al poco tiempo, lamovilización popular y la toma de la Bastilla llevaron a una radicalización del proceso, que dio lugar aque la Asamblea Nacional, inspirándose en la filosofía iluminista, decretara el celebre documento dela Revolución Francesa la "Declaración universal de los derechos hombre y el ciudadano," la cualproclamaba a la libertad, la igualdad, la vida y la propiedad como derechos universales de todos loshombres. Los grand blancs inmediatamente pusieron el grito en el cielo, ya que si la declaración eraverdaderamente universal significaba, ni más ni menos, la ruina absoluta del sistema colonial y delesclavismo. Sin embargo, los plantadores no tenían verdaderamente de qué preocuparse, ya que, enrealidad, tras la fraseología universalista de la Declaración, se escondía un fuerte particularismo,eurocentrisa, racista, sexista e imperial. En fin, el Hombre al que la declaración “universal” le10 Sobre el debate en torno al carácter contracultural y revolucionario del Vodu y el cimarronaje, véanseDavid Geggus (2002: 69-81) y Dubois (2004: 43-44).11 Véanse Laurent Dubois y John Garrigus (2006: 19) y Thomas Ott (1973: 29).8e-<strong>l@tina</strong>, Vol. 7, núm. <strong>27</strong>, Buenos Aires, abril-junio de 2009 – http://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm
Juan Francisco Martínez PeriaHaití: La revolución olvidadareconocía derechos naturales, no era todo ser humano si no uno muy particular: el hombre varón,blanco, europeo y propietario.La cuestión colonial/esclavista apenas si fue tratada por la Asamblea Nacional en los primerosmeses de la revolución y, por ejemplo, aquellos como la "Sociedad de Amigos de los Negros",conformada en 1788 e integrada por Abbe Gregorie, Condorcet y Mirabeau, etc., que proponía laabolición de la esclavitud, la pensaban en términos muy graduales, a los largo de 70 años, y demanera tal que no afectasen ni la riqueza de los amos ni el sistema imperial francés. 12 Sin embargo,los plantadores junto con sus socios metropolitanos, precavidos y preocupados por sus fortunas,decidieron organizarse en una agrupación conocida como el "Club Massiac", representativa de susintereses económicos y sus deseos de autonomía. 13 Por su parte, los hombres libres de color vieronen los acontecimientos franceses y en la declaración de los derechos del hombre la posibilidad deconcretar sus deseos de igualdad y terminar con la segregación racial. Muchos de sus líderes, comoVincent Ogé, se encontraban en Francia y comenzaron a organizarse y a movilizarse para que susvoces fueran oídas. Conformaron la agrupación "Colonos Americanos" y nombraron delegados paraparticipar de los Estados Generales y la Asamblea Nacional. Empero, a diferencia de los gand blancs,nunca fueron aceptados. 14 Ante este rechazo buscaron un acercamiento con los plantadores blancos,proponiéndoles terminar con la segregación racial para garantizar la unión de los amos frente a losesclavos. Pero este acercamiento fracasó porque los grand blancs estaban convencidos de que el fin delracismo pondría en serios riesgos al sistema esclavista y no estaban de ninguna manera dispuestos adar ese salto al vacío. Sin embargo, los affranchis rápidamente encontraron en la “Sociedad de Amigosde los Negros”, alguien que los escuchara y que representara en la Asamblea sus reclamos de mayorigualdad. Es más, dicha sociedad velozmente olvidó su prédica abolicionista inicial y se concentró enla defensa irrestricta de los derechos de los hombres libres de color. 15Meses después de la Declaración, la Metrópoli, en marzo de 1790, finalmente se ocupó de lostemas de ultramar y decretó la formación de Asambleas Coloniales, en las cuales estuvieranrepresentados los ciudadanos, hombres propietarios libres y mayores de 25 años, dejando sin aclararsu condición racial. Esto dio lugar a la formación de la Asamblea de Saint Domingue, en abril, en laciudad de Saint Marc, la cual llevó adelante una política pro-autonomista que buscaba limitar lospoderes de la metrópoli y las facultades del gobernador, al tiempo que daba por tierra con la exclusif yliberalizaba el comercio con el resto de las potencias europeas. 16 Dicha experiencia legislativa generóun gran conflicto político entre los petit blancs revolucionarios plebeyos y autonomistas, los grand blancscontrarrevolucionarios y los affranchis que fueron excluidos de la Asamblea. Fue tal el grado deviolencia que adquirió la disputa que finalmente, en agosto, el Gobernador al mando de las tropasrealistas intervino, disolviendo la Asamblea Colonial y anulando sus decretos. Sin embargo, larepresión no logró frenar los fuertes enfrentamientos entre los tres sectores en torno a la RevoluciónFrancesa y a la manera en que debían interpretarse su declaración y sus leyes. 17 El decreto del 8 demarzo, que garantizaba la ciudadanía a todos los propietarios, había avivado la esperanza de losaffranchis en su lucha por la igualdad racial. Éstos, al ver que los blancos se rehusaban aplicarlo en laIsla, estaban dispuestos a imponerlo aun por el uso de la fuera. Y eso fue lo que finalmente sucedióen octubre de 1790, cuando Vincent Ogé y Chavannes lideraron una rebelión de unos cientos de12 Véase Louis Sala Molins (2006: 125-129).13 Véase Dubois y Garrigus (2006: 20).14 Véase Josefina Castro Alegret (1994: 34).15 Véanse Dubois y Garrigus (2006: 20) y Ana J. Cooper (2006: 48-57).16 Véase Castro Alegret (1994: 29-30).17 Véanse Dubois y Gariggus(2006: 21) y Ott (1973: 31-35).e-<strong>l@tina</strong>, Vol. 7, núm. <strong>27</strong>, Buenos Aires, abril-junio de 2009 – http://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm 9
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