Juan Francisco Martínez PeriaHaití: La revolución olvidadalos cuales ustedes no tienen otro derecho que ser más fuertes y más bárbarosque nosotros, ustedes han entrado en el trafico de esclavos, han vendidohombres por caballos , (…)nuestras vidas dependen de su capricho (…)" y"Nosotros somos negros , es verdad , pero dígannos caballeros, ustedes queson sabios, ¿cuál es la ley que dice que el hombre negro debe pertenecer alhombre blanco? Definitivamente ustedes no podrán mostrarnos donde ellaexiste, si no es en otro lugar que su imaginación, siempre propensa a crearnuevos fantasías con tal de que los favorezcan. Si caballeros, somos tan librescomo ustedes, y es sólo por su avaricia y nuestra ignorancia que todavía hayesclavitud y no encontramos el derecho que ustedes pretendan tener sobrenosotros, ni nada que nos lo pueda probar.(…).Somos sus iguales, porderecho natural, y si la naturaleza se congratula asimismo dando unadiversidad de colores a la raza humana, no es un crimen haber nacido negro,ni una ventaja haber nacido blanco. 22A su vez, también hacían expresa referencia a la contradicción entre la universalidad de ladeclaración de los derechos humanos y a la actitud particularista de los colonos, que se negaban aaplicarla en la isla. Así decían:Han olvidado que juraron solemnemente la declaración universal de losderechos del hombre que dice que todos los hombres nacen libres, iguales ensus derechos, que sus derechos naturales incluyen la libertad, propiedad,seguridad y resistencia a la opresión? Entonces, como no pueden negar loque juraron, nosotros estamos en nuestro de derecho y ustedes debenreconocerse como perjuros, por sus decretos reconocen que todos loshombres son libres, pero a la misma vez quieren mantener en la esclavitud a480.000 hombres que les permiten disfrutar todas sus posesiones. 23Este extraordinario manifiesto concluía con la proposición de un acuerdo ecuánime, laabolición de la esclavitud a cambio de la paz y la vuelta al trabajo en las plantaciones bajo un sistemalaboral remunerado mediante un salario digno y justo. Esta negociación también fracasó: si loscolonos no estaban dispuestos a pactar 400 manumisiones, mucho menos podían aceptar la posiciónradical de abolir la esclavitud. Ninguno de los bandos depuso las armas y la isla se mantuvo en unestado generalizado de guerra y rebeldía que a esa altura involucraba a todos los sectores de lacolonia.Mientras tanto, en la Metrópoli, la Revolución también progresaba velozmente con laconformación de una Monarquía Constitucional. Francia, cada vez más preocupada por losacontecimientos coloniales, aprobó, el 14 de abril del 1792, una nueva ley que otorgaba a loshombres libres de color plena ciudadanía activa. A su vez, fracasada la primera expedición decomisionados, la Asamblea envió una segundo contingente de delgados, conformado por Sonthonax,Alhiud y Polverel, auxiliados con tropas militares para imponer el decreto y restablecer el ordenesclavista en la Isla. 24 Como vemos, la libertad y la igualdad de los esclavos no estaban en los planesde la Revolución Francesa y aún tres años después de la "Declaración universal de los derechos delhombre", la universalidad de ésta seguía mostrando límites muy estrechos y los intereses económicoscolonialistas seguían siendo prioritarios para la Metrópoli.Los comisionados arribaron a Saint Domingue en septiembre de 1792, casi en el mismomomento en que la Revolución Francesa daba un giro radical con la proclamación de la República.22 Documento de Toussaint Louverture, en Jean Bautiste Aristide y Nick Nesbitt (2008: 6; traducciónnuestra). Sobre la negociación véase Madison Smartt Bell (2007: 38-41).23 Aristide y Nesbitt (2008: 7; traducción nuestra).24 Dubois y Garriggus (2006: 25-26).12 e-<strong>l@tina</strong>, Vol. 7, núm. <strong>27</strong>, Buenos Aires, abril-junio de 2009 – http://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm
Juan Francisco Martínez PeriaHaití: La revolución olvidadaLos delegados, imbuidos de un fuerte prédica republicana, destituyeron al gobernador e impusieronel decreto del 14 de abril, disolvieron la Asamblea de Colonias, conformada por blancos, y seacercaron fuertemente al sector de los hombres libres de color, otorgándoles lugares privilegiados enel nuevo gobierno y en el ejercito. 25 Por supuesto, esto, lejos de tranquilizar las aguas, las agitó aúnmás e hizo que en todo el territorio recrudeciera el enfrentamiento entres libertos y blancos. Porañadidura, en el Sur y el Oeste de la Isla, dichos sectores comenzaron a reclutar a sus propiosesclavos como soldados, lo cual rápidamente demostró ser una pésima idea, ya que éstos, luego derecibir las armas de parte de sus amos, se rebelaron contra ellos e imitando a sus hermanos del Nortese unieron a la insurrección generalizada.El camino hacia la libertadEn1793, la lucha interna de Saint Domingue se convirtió en una conflagración internacional,cuando Inglaterra y España le declararon la guerra a la Metrópoli. El proceso de radicalización de laRevolución Francesa había llevado a la ejecución del Rey y las potencias monárquicas, cada vez másamenazadas, habían decido que era el momento de intervenir. 26 Así, España se acercó a uninesperado aliado, los esclavos rebeldes del norte. Éstos, aunque tenían un discurso anti-esclavista ybuscaban la genuina universalización de los derechos del hombre, también tenían ribetesmonarquistas, provenientes de sus experiencias políticas africanas y por ende vieron con buenos ojosla alianza con la potencia ibérica, a cambio de que se les garantizara armas y libertad. De esta manera,paradójicamente, los insurrectos, sin abandonar su lucha por la libertad, se convirtieron en tropasauxiliares de los españoles en contra de la Francia republicana y rápidamente ocuparon gran parte dela región norte de la colonia. <strong>27</strong>Así las cosas, la situación de la Metrópoli en la Isla se volvía más y más difícil y por eso éstaenvió un importante contingente de tropas lideradas por Galbaud, quien había sido nombrado nuevogobernador. Este provenía de una familiar de plantadores criollos, sector que se le unió de inmediato,viendo en él un nuevo líder que los podía salvar de la amenaza de los libertos y de los esclavos. Lapolítica, pro blanca y dudosamente republicana, que el novel Gobernador llevó adelante en su cortaestadía en Le Cap, hizo que rápidamente surgieran conflictos con Sonthonax, el líder de loscomisionados a cargo de la región norte de la isla. Éste hizo apresar a Galbaud, acusándolo decomplotar en su contra y la reacción de los plantadores no se hizo esperar: rápidamente seamotinaron en Le Cap. Sonthonax, apoyado por escasas tropas, tomó desesperadamente la únicamedida que le quedaba, la de ofrecer la libertad a los esclavos negros rebeldes a cambio de su apoyocontra los blancos contrarrevolucionarios. Rápidamente, miles de insurrectos negros liderados porMacaya escucharon la proclama y corrieron en apoyo de Sonthonax. La táctica resultó un éxito, losesclavos y los republicanos vencieron finalmente a los plantadores, los cuales, despavoridos, huyeronde la Isla hacia el exilio. De esta manera, el 11 de junio de 1793, obligado por las circunstancias, y notanto por convicciones ideológicas, el representante de la Republica Francesa abrió el camino alreconocimiento legal de la libertad de los esclavos. Este primer decreto todavía poseía un alcancemuy limitado y en definitiva atrajo a pocos esclavos rebeldes. Sin embargo, Francia necesitabadesesperadamente de mayor cantidad de tropas, por lo cual el 11 de julio amplió la libertad, no sólo aquienes combatían en el ejército republicano, sino también a sus familias. El 29 de agosto Sonthonaxdio el gran paso hacia adelante al abolir completamente la esclavitud en la región norte. Ese mismodía, en respuesta a la declaración del comisionado francés, Toussaint publicó una proclama señalandoquienes eran los verdaderos forjadores de la libertad en Saint Domingue. Decía así:25 Dubois y Garriggus (2006: <strong>27</strong>).26 Dubois y Garriggus (2006: 26-<strong>27</strong>).<strong>27</strong> Dubois y Garriggus (2006: <strong>27</strong>).e-<strong>l@tina</strong>, Vol. 7, núm. <strong>27</strong>, Buenos Aires, abril-junio de 2009 – http://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm 13
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