Juan Francisco Martínez PeriaHaití: La revolución olvidadahombres armados para imponer dicho decreto. Ogé aclaró que su intención no era la de terminarcon la esclavitud, ni la de rebelar a los esclavos sino defender exclusivamente el derecho de loshombres libres de color propietarios. Así, en su proclama dirigida a la Asamblea Provincial del Norte,decía expresamenteCuando le pedí a la Asamblea Nacional un decreto que recibí en nombrede los Colonos Americanos (…) mis reclamos no incluían para nada eldestino de los negros que viven en la esclavitud. Usted y todos nuestrosadversarios han distorsionado nuestros esfuerzos para que los plantadoresno me acepten. No, no Señor, solo hemos hecho reclamos en defensa de laclase de los hombre libres que han sido oprimidos durante dos siglos.Nosotros queremos el cumplimiento del decreto del 28 de Marzo,(…) ynunca dejaremos de repetirle a nuestros amigos que nuestros adversarios soninjustos e incapaces de concebir la reconciliación entre sus intereses y losnuestros. 18Sin embargo, tanto los grand blancs como los petit blancs vieron en esta insurrección un abiertodesafío a su poder económico y social y actuaron ferozmente en su represión. La intentona fueaplastada salvajemente y tanto Ogé como Chavannes fueron públicamente descuartizados en larueda. Sus muertes debían servir como un claro ejemplo para todos aquellos que buscaban la másmínima democratización de la colonia. 19 Las noticias de la rebelión llegaron rápidamente a Francia ycausaron estupor entre los legisladores franceses propensos a escuchar el mensaje de los hombreslibres de color. Las autoridades metropolitanas, en mayo de 1791, en un nuevo giro político,buscaron apaciguar las aguas mediante un nuevo decreto que establecía, ahora sí explícitamente, laciudadanía activa para aquellos negros y mulatos propietarios y libres que fueran hijos de padrestambién libres. 20 Pero esta medida, lejos de tranquilizar la ya explosiva situación de la Isla, profundizóla lucha entre los hombres libres de color y los blancos, grandes y pequeños. Para estos últimos, lasegregación racial era una marca fundamental del orden social esclavista y no estaban dispuestos aderribarla sin luchar. Los blancos se negaron a aplicar el decreto, lo cual nuevamente generóenfrentamientos armados a través de la Isla.Los condenados de la tierra se rebelanMientras que los sectores más encumbrados de la isla se estaban peleando entre sí, agitandouno contra otro las banderas de igualdad (racial para los hombres libres de color y económica paralos petit blancs) y de libertad (autonomía frente a la metrópoli), los más desheredados de la colonia,atentos a los últimos acontecimientos políticos y a los nuevos discursos ideológicos revolucionarios,comenzaron lentamente y en secreto a organizarse y a movilizarse de forma independiente, enfunción de sus propios intereses. En fin, a soñar su propia libertad.De esta manera, el 14 de agosto de 1791, un centenar de esclavos delegados de 100plantaciones de la Región Norte se reunió en la plantación Lenormand para discutir los últimosacontecimientos políticos y el fuerte rumor de que el Rey les había concedido 3 días de descanso ylos colonos no lo aplicaban en la isla. Finalmente, luego de un día entero de deliberaciones,organizaron su propia rebelión, la cual quedó programada para el 24 de agosto. La conspiración yaestaba en marcha. La noche del 21 se realizó la Ceremonia de Bois Caiman, una legendaria reuniónsecreta de esclavos, en la que Boukman, el líder de los conspiradores, dio una arenga política yreligiosa, cargada de simbologías vodú, contra los amos. El encuentro finalizó con la reprogramación18 Carta de Vincent Ogé a la Asamblea Provincial del Norte, octubre de 1790, apud Dubois y Gariggus(2006: 77-78; traducción nuestra).19 Véase James (1989: 74-75).20 Ott (1973: 39-41).10 e-<strong>l@tina</strong>, Vol. 7, núm. <strong>27</strong>, Buenos Aires, abril-junio de 2009 – http://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm
Juan Francisco Martínez PeriaHaití: La revolución olvidadatáctica de la rebelión para la noche siguiente y con un emotivo ritual, en el cual, bebiendo la sangre deun cerdo negro, los insurrectos se juraron vencer o morir en su lucha por la libertad. 21 Finalmente, lanoche del 22, la peor pesadilla de la sacarocacia de Saint Domingue se hizo realidad: los esclavos serebelaron furiosamente en la planicie norte de la isla y como un torbellino arrasaron con todo lo queencontraron a su paso. Dando rienda suelta a su sed de venganza y a sus profundos deseos delibertad, miles de esclavos insurrectos armados con palos y machetes prendieron fuego más de 1.000plantaciones, destruyeron refinerías y masacraron a todos los blancos y amos que encontraron en sucamino. La insurrección fue, durante las primeas semanas, como un huracán sin demasiadaorganización, pero lentamente los miles de esclavos insurrectos, al encontrar fuertes resistencias paratomar Le Cap Française, empezaron a nuclearse en torno a sus lideres Jean François, GeorgesBiassau y Jeannot, conformando una suerte de guerrilla armada. Al poco tiempo se les unió comolugarteniente, quien años después seria el líder indiscutido de los esclavos rebeldes, ToussaintLouverture. Éste había nacido como esclavo en la plantación Breda, pero mostrando desde muyjoven aptitudes excepcionales fue ascendido a cochero por su amo, quien hasta le enseñó a leer y aescribir. Con el tiempo, entre ambos surgió una fuerte amistad, coronada finalmente con lamanumisión de Toussaint en 1776. Éste, eternamente agradecido, quedó muy apegado a su amo y ala Plantación Breda. Pero como con su trabajo adquirió suficiente dinero, optó por comprar suspropios terrenos y ponerlos a producir café y azúcar. De esta manera, Toussaint, al momento de larebelión, tenía intereses económicos y sociales objetivamente más cercanos a los hombres libres decolor. No obstante, conociendo en carne propia la experiencia de la esclavitud y formado por suslecturas de Diderot, Voltaire y Reynal, decidió en 1791 (luego de proteger a la familia de su amo),sumarse a los esclavos rebeldes, haciendo suya la banderas de la libertad y la igualdad universales.La Rebelión de los Esclavos agitó la isla como un terremoto, mas no puso fin inmediato a losconflictos entre los blancos y los affranchis en torno al tema de la ciudadanía establecida por el decretodel 15 de mayo. Luego de una serie de cruentas batallas, finalmente llegaron a un acuerdo entreambos bandos, paradójicamente en el mismo momento en el cual la Asamblea Francesa abolía dichaley. La paz lograda en ese momento, obviamente duró poco, ya que cuando llegaron noticias de loacontecido en la metrópoli los blancos abjuraron de lo pactado, desatándose nuevamente la violenciaentre ambos sectores.A fines de ese año, la Asamblea Legislativa envío a Saint Domingue cinco comisionados, contropas, para restablecer el orden esclavista. Ellos abrieron negociaciones con los líderes de losesclavos rebeldes, que ya para esta época constituían un ejército apostado en las selvas montañosasde la región noreste de la colonia. Jean François y Biassou, mostrando una moderación que rozaba latraición, estaban dispuestos a entregar a sus subordinados a la esclavitud a cambio de la concesión de3 días de descanso por semana y la libertad para 400 hombres, incluyendo, obviamente, a los líderes.No obstante, las negociaciones fracasaron por la férrea negativa de los grandes blancos a hacerconcesiones a los insurrectos y porque Toussaint, desde el bando rebelde, también torpedeó elacuerdo. Los comisionados se mostraron incapaces de traer paz y las cosas siguieron como antes. Sinembargo, los esclavos no perdieron toda esperanza y manteniendo las armas en su poder enviaron enjulio de 1792 una nueva misiva, esta vez mucho más radical, al comisionado francés Roume, con laintención de lograr una salida negociada al conflicto. Dicha carta, firmada por Jean François, Biassouy Charles Belair (en nombre de su tío Toussaint), es, sin lugar a dudas, uno de los documentos másradicales del proceso revolucionario haitiano. En ella, los líderes hacían una critica profunda alsistema esclavista, al racismo y a la barbarie de los colonos. Expresamente declaraban:bajo el golpe de su látigo bárbaro nosotros hemos acumulado para ustedeslos tesoros que disfrutan en esta colonia; la raza humana ha tenido que sufrirla barbarie con que ustedes tratan hombres como ustedes- si hombres- sobre21 Véase Geggus (2002: 81-99).e-<strong>l@tina</strong>, Vol. 7, núm. <strong>27</strong>, Buenos Aires, abril-junio de 2009 – http://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm 11
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