Juan Francisco Martínez PeriaHaití: La revolución olvidadaque hegemonizaba la revolución. Pero lo más llamativo era que, aunque el texto constitucionalreconocía a Saint Domingue como perteneciente al Imperio Francés, no le otorgaba a la Metrópoliningún rol político ni económico efectivo en el nuevo orden. Esto, sin lugar a dudas, representaba laindependencia de facto de la isla y así lo entendieron las potencias occidentales, que se veíanfavorecidas con el fin del monopolio comercial. Pero, ¿por qué Toussaint no declaró formalmente laIndependencia de Saint Domingue? ¿Qué lo detuvo? No hay una respuesta clara para esteinterrogante, pero, coincidiendo con la mayoría de los historiadores del periodo, creemos que suintención no fue la de independizarse totalmente de Francia o, por lo menos, no lo fue en aquelmomento. Al parecer, su proyecto era el de una suerte de Commonwealth por el cual Saint Dominguefuese un Estado integrante del Imperio Francés, al que se le respetara autonomía política y comercial,un proyecto similar al ambicionado por los plantadores blancos al principio de la revolución, perocon la gran diferencia de que el orden social ahora era multirracial, anti-esclavista y en gran medidahegemonizado por la élite negra y ex esclava. 36No hubo, entonces, declaración de independencia, pero tampoco hizo falta nada más para quelas autoridades metropolitanas pusieran el grito en el cielo. Los ex esclavos ya habían ido demasiadolejos y era hora de ponerle fin, de una buena por todas, a sus ambiciones revolucionarias.De la expedición napoleónica a la independenciaDesde la caída en desgracia de los jacobinos en 1794, el proceso revolucionario francés habíaido girando velozmente hacia la derecha, llegando hasta su pico máximo de conservadurismo en1799, con el ascenso de Napoleón Bonaparte al poder, mediante un golpe de Estado. Una de lasambiciones fundamentales del Primer Cónsul era la de reconstruir la gloria del Imperio Francés enOccidente, muy golpeado por los últimos acontecimientos que habían sacudido las colonias francesasen América y el Caribe. Para ello, como primera medida adquirió Louisiana de la Corona Española yempezó a idear un plan para restablecer la esclavitud en las colonias del Caribe. ¿Pero qué hacer conSaint Domingue? Napoleón se debatía entre dos posibilidades: reconocer el Liderazgo de Toussaint yusar su poderoso ejército de casi 50.000 negros para conquistar las posesiones coloniales de laspotencias europeas rivales, o invadir la isla, derrocarlo e imponer el antiguo orden. Al principio,pareció que Napoleón había optado por la primera opción, ya que reconoció a Toussaint comoComandante en jefe de las tropas de Saint Domingue, sin embargo, aconsejado por su círculopolítico más cercano e influido por los plantadores blancos emigrados, finalmente tomó la decisiónde emprender el segundo camino. Una elección que, como veremos, resultó ser fatídica para Francia.Aprovechando la Paz de Amiens, firmada con Inglaterra, Napoleón restableció la esclavitud enla Guinea Francesa y envió expediciones a las colonias de Guadalupe, Martinica y Saint Domingue.En la primera, luego de feroces combates contra los esclavos rebeldes, los expedicionarios franceseslograron reimponer el antiguo régimen. Mientras que la segunda isla, ocupada por Inglaterra, fuedevuelta a Francia y la esclavitud fue re-impuesta sin grandes sobresaltos. 37 Sin embargo, muy distintaresultó la suerte de los franceses en Saint Domingue.Napoleón sabía que la colonia gobernada por Toussaint no era igual a las otras, conocía deprimera mano el potencial bélico de su ejército y las dificultades que presentaba el terreno. Por esoenvió una expedición militar compuesta por más de 40.000 veteranos de guerra, comandados pormuchos de sus mejores generales, acompañada por los mulatos exiliados y liderada por su propiocuñado, el prestigioso Gral Victor Emmanuel Leclerc. A pesar de ser conciente de las dificultades dela empresa, Napoleón estaba seguro de su éxito y le impartió a Leclrec la orden de tomar SaintDomingue, apresar a Toussaint y a sus oficiales y enviarlos a Francia. Una vez alcanzados estos dos36 Sobre el orden louvertiano véase James (1989: 241-268).37 Véase Dubois y Garrigus (2006: 36).18 e-<strong>l@tina</strong>, Vol. 7, núm. <strong>27</strong>, Buenos Aires, abril-junio de 2009 – http://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm
Juan Francisco Martínez PeriaHaití: La revolución olvidadaobjetivos, el jefe de la expedición debía desarmar a la población ex esclava y re-imponer el antiguoorden económico.Louverture tenía informantes en Francia que rápidamente lo pusieron al tanto de la expedición.Sin embargo, su respuesta política frente a la noticia fue ambigua, ya que por un lado, junto a suslugartenientes Cristophe, Desalines y Maurepas, fortificó la Isla, a la espera de la invasión, pero, porel otro, se negó a declarar la independencia, siempre albergando la esperanza de llegar a un acuerdopacífico con Francia.La expedición finalmente arribó a la isla en febrero de 1802. Aunque Leclerc declaróhipócritamente que su misión venía en son de paz, el conflicto armado estalló casi inmediatamente.A la invasión de las tropas francesas en las ciudades costeras, los generales louvertianos respondieroncon la quema de dichos poblados y con la retirada hacia las zonas más selváticas e impenetrables dela Isla. La orden de Toussaint a sus oficiales fue clarísimadestruyan los caminos, tiren los cadáveres y los caballos muertos dentro delos aljibes, quemen y aniquilen todo, en orden de que aquellos que vinieron areducirnos a la esclavitud tengan frente a sus ojos la imagen del infierno quese merecen 38 ,dando lugar a una guerrilla de resistencia en todo el territorio.El combate en los primeros meses fue muy cruento pero muy parejo, no obstante lo cual lastropas francesas lograron tomar Santo Domingo y la mayoría de las grandes ciudades de la isla. Lastropas del ejército de Saint Domingue estaban todavía fuertes y contaban con el apoyo masivo de lapoblación, que había tomado las armas en la mano para defender su libertad. Sin embargo, la traiciónde Cristophe, que se pasó al bando francés y la de otros oficiales, hizo que Toussaint, a mediados demayo, tomara la inesperada decisión de rendirse ante Leclerc, bajo la condición de que no serestableciera la esclavitud, de que sus oficiales mantuvieran las armas y sus rangos y de que se lepermitiera retirarse a su plantación a descansar. Algunos autores creen que ésta fue sólo unaestrategia de Louverture, para ganar tiempo y contra-atacar en el momento más propicio, cuando lafiebre amarilla diezmara las tropas francesas. Sin embargo, lo cierto es que nunca se sabrá porquetomó semejante decisión, que indudablemente, resultó ser fatídica. Leclerc finalmente traicionó aToussauint y en junio lo apresó y lo envió a la Metrópoli. Allí fue mantenido prisionero en Fort Jouxy luego de largos meses de lenta agonía murió de neumonía el 7 de abril de 1803.Sin embargo, al momento de ser desterrado forzadamente de la Isla, Toussaint lanzó a losfranceses la siguiente amenaza, que resultó profética:Al derrocarme, han cortado solamente el tronco del árbol de la libertad.Pero este renacerá nuevamente porque sus raíces son numerosas y muyprofundas". 39Leclerc, envalentonado por los éxitos de su ofensiva se propuso terminar con las guerrillaspopulares que seguían resistiendo la invasión y desarmar a los cultivadores que habían sidoreclutados como milicianos. Este era, indudablemente, el paso previo para re-instaurar la esclavitud yasí lo advirtieron las masas, que inmediatamente se rebelaron y se unieron a la guerrilla. Sabían por supropia experiencia revolucionaria y por las enseñanzas de su líder, que esos fusiles representaban sulibertad y que era preferible morir luchando antes que volver a ser esclavos.38 Toussaint Louverture, Carta a Dessalinnes, 8 de febrero de 1802, en Aristide y Nesbitt (2008: 76;traducción nuestra).39 Citado por Smartt Bell (2007: 265).e-<strong>l@tina</strong>, Vol. 7, núm. <strong>27</strong>, Buenos Aires, abril-junio de 2009 – http://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm 19
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