Adriana María Valobra“…Del hogar a las hurnas…”pensar al peronismo –y en este caso particular, al gobierno peronista- no como una estructurahomogénea y con un sentido monolítico sino como una estructura en construcción atravesada porconflictos e intereses en pugna no sólo en el armazón estatal sino en sus interconexiones con lasociedad civil. Finalmente, hemos rescatado la singularidad y semejanzas que compartió el peronismosobre este punto.Por otro lado, respecto del contenido y alcance de la ciudadanía, la continuidad de ciertostópicos estuvo articulada por mediadores políticos masculinos tales como los legisladores y otrospolíticos pero también de los medios de comunicación que se hicieron eco o construyeron esemismo sentido. La dimensión más visible y prácticamente la única que sostuvieron como asequiblede la ciudadanía para las mujeres fue la posibilidad de emitir el voto. Otras dimensiones fueronobturadas o quedaron sin anclaje.Primero, la posibilidad de que la mujer fuera electa quedó reducida a un par de intervencionesmuy escuetas sobre el particular que ni siquiera ameritan el debate que se instalara en la Cámara deSenadores. Fue un tópico bastante marginal sólo planteado positivamente por el comunismo y porun socialismo escandalizado que adivinaba las proyecciones políticas de la primera dama. Para elperonismo, e incluso el radicalismo, la evaluación acerca del punto de partida de las mujeres hacíaimpensable esta posibilidad en términos “reales”. En este punto, la insistencia en el sufragio pareceríaquerer centrar la atención en este aspecto de los derechos políticos desviándola de la condición deelegibilidad de las mujeres. El importante logro del voto quedaba constituido como un cerco quelimita la aprehensión total de los derechos políticos. En síntesis, la gestualidad electoral, el voto comoúnica faceta de los derechos políticos que constituyen a la mujer como ciudadana, el deber resaltandola obligatoriedad no sólo de votar sino de “votar bien” y el relevo de prestar servicio armado fueronalgunas características resaltadas respecto al modo en que los legisladores pensaron la ciudadanía dela mujer; si es que lo que pensaron refiere a la ciudadanía. La fuerza simbólica de talconceptualización política no debe ser desestimada como elemento que contribuye a delinear unaconfiguración particular en la asociación del término ciudadanía con determinadas prácticashistóricamente construidas. Así, los debates legislativos cooperan en la intelección de las formasideológicas que desde el estado se implementaron no sólo para regular la vida pública de la ciudadanaa partir de la sanción de una ley de sufragio, sino también para cristalizar un modelo que debía regirlas biografías femeninas. En este sentido, se comprende el carácter disruptivo del discurso evitianoque potenciaba a partir del sufragio cambios en el hogar reformulando si bien no los conceptospúblico y privado, sí el sentido de sus conexiones.Por otro lado, la movilización organizada desde partidos políticos o movimientos sociopolíticosfue absolutamente invisibilizada en los debates masculinos, pero sería central en ladiscursividad de Evita. En este sentido, si bien la presencia de las mujeres en los partidos políticos yen movimientos diversos no era nueva, el peronismo conminó desembosadamente a las mujeres aalinearse partidariamente, a engrosar las filas peronistas en nombre de ideales menos abstractos y máspragmáticos que los que hasta entonces se les había propuesto. Sin duda retomó el valor de lamaternidad, pero el mismo fue mucho más heterogéneo y contradictorio de lo que la historiografíaha supuesto. Además, en el puñado de discursos tomados para cotejar el impacto de la sanción de laley aparecen coincidencias y deslices de aquella comprensión. Salvo la mención del comunismo, lafunción representantiva no es considerada como una dimensión asequible por la mujer. Para algunosen virtud de la situación de las mujeres, para otros, simplemente, porque es impensable. Ello nosignifica que los otros grupos no la consideraran, pero en el socialismo y el radicalismo, la pujapolítico partidaria terminó condicionando sus estrategias para concentrase en críticas más políticas. Adiferencia de ellos, el PCA sostiene que las mujeres como representantes serán quienes mejor reflejenlas necesidades de mujeres y niños. Habría que esperar hasta 1951 para que las mujeres fuerancandidatas, votaran y; finalmente accedieran a puestos de representación por primera vez en lae-<strong>l@tina</strong>, Vol. 7, núm. <strong>27</strong>, Buenos Aires, abril-junio de 2009 – http://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm 62
Adriana María Valobra“…Del hogar a las hurnas…”historia argentina.Ahora bien, el demorarnos en detalle en este debate ilumina aspectos relacionados con lacomprensión del fenómeno peronista. En primer lugar, señala la heterogeneidad de sus componentesy la primacía de posturas más tradicionales.Habilitadas estas lecturas, se puede articular una reinterpretación historiográfica a partir de larevalorización del concepto de género como “un elemento constitutivo de las relaciones socialesbasadas en las diferencias que distinguen los sexos (...) y [como] forma primaria de relacionessignificantes de poder”. 97 Consecuentemente, la lectura desde esta perspectiva habilitará nuevascomprensiones a partir de preguntarse cómo cambia –si es que cambia- nuestra lectura delperonismo con el análisis de la ciudadanía política femenina. Para contestar esta pregunta retomaré lainterpretación de Daniel James, para quien “el discurso peronista negó la validez de la separación (...)entre el Estado y la política por un lado y la sociedad civil por otro. La ciudadanía ya no debía serdefinida más simplemente en función de derechos individuales y relaciones dentro de la sociedadpolítica, sino redefinida en función de la esfera económica y social de la sociedad civil”. 98 Lasposturas sobre los derechos de las mujeres vertidas en la Cámara de Senadores matizan estasafirmaciones. La historia de las mujeres puede, en este caso, ofrecer una nueva lectura de un período.En efecto, según desarrollamos, la visión de Perón no fue lineal sino que navegó a dos aguas.Durante su gestión en la Secretaría de Trabajo, disoció los derechos sociales y políticos así comotuvo una ecléctica postura respecto de las intervenciones que debía propiciar el estado sobre ellas. Enlas alocuciones presidenciales, si bien las facultades políticas parecen acreditables en función de lasacciones socio-económicas que las mujeres atesoran; en realidad, Perón no monta su discurso sobreuna imbricación de lo político y lo social en esta argumentación. Si bien al referirse a los varonesciudadanos, Perón lograba refundir lo político y lo social al identificar sujetos de ciudadanía ytrabajadores: 99 la problemática referencia a las trabajadoras y su papel como madres no le permitieronahondar en el vínculo con la ciudadanía. Contrariamente, Soler no concebía unos derechos sin losotros, condensando esa refundición de lo político y lo social, pero marginalmente. En este sentido,desde la óptica de la historia de mujeres, el peronismo no imbricó discursivamente lo político y losocial a la luz de la sanción de la ley de derechos políticos femeninos. Esa imbricación, por elcontrario, pareció más patente discursivamente en el comunismo y más difusa –aunque con mayoresposibilidades de difusión- en el radicalismo.El análisis del contexto de debate, sanción y promulgación invita a una reflexión acerca deómo la ciudadanía es una forma de identidad política que permite la identificación con los principiosde una determinada comunidad política a la que se pertenece. 100 La identidad política tensaba otrasidentidades que coadyuvaban a mantener un equilibrio armónico ideal para el hogar así como lasformas de la feminidad. Sin embargo, el impacto legal y político que logró la ley 13.010 se convirtióen un punto no cuestionable de los retornos democráticos tras los vaivenes cívico-militares quecaracterizaron a la Argentina después de 1955. Una consecuencia interesante para una ley que sedebatió entre tradicionalismo y liberalización.97 Joan Scott, “El género: Una categoría útil para el análisis histórico”, en María Cecilia Cangiano yLindsay Dubois, De mujer a Género, teoría, interpretación y práctica feminista en las ciencias sociales, Centro Editor deAmérica Latina, Buenos Aires, 1993.98 Daniel James, Resistencia e Integración. El peronismo y la clase trabajadora argentina, 1946-1976,Sudamericana, Buenos Aires, 1990, p. 30.99 James, Resistencia e integración..., op. cit. p. 31.100 Chantal Mouffe, “Feminismo, ciudadanía y política democrática radical” en Debate feminista, año 4,Vol. 7: Epiqueya, México D.F., marzo 1993, p. 16.e-<strong>l@tina</strong>, Vol. 7, núm. <strong>27</strong>, Buenos Aires, abril-junio de 2009 – http://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm 63
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