Finalm<strong>en</strong>te, queremos señalar que este trabajo no hubiera sido posible sin la colaboración de lasy los vecinos de Villa El Salvador y Villa María del Triunfo, qui<strong>en</strong>es mostraron gran disponibilidadpara participar de las <strong>en</strong>trevistas y conversar con el equipo. También queremos agradecerespecialm<strong>en</strong>te a dos arquitectas amigas, Marcela Villa y Gladys Vásquez, qui<strong>en</strong>es motivarona sus estudiantes del curso As<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>tos Humanos 2, de la Facultad de Arquitectura de laUniversidad Ricardo Palma, a participar <strong>en</strong> el recojo de información para este estudio, tarea quecumplieron con profesionalismo y dedicación.Esperamos que este número de la serie Estudios Urbanos contribuya a hacer más visibles alas <strong>mujeres</strong> que día a día habitan, usan, transitan, construy<strong>en</strong> y r<strong>en</strong>uevan nuestras ciudades ycuya pres<strong>en</strong>cia muchas veces no es percibida ni compr<strong>en</strong>dida <strong>en</strong> su dim<strong>en</strong>sión más radical: lacotidiana. Creemos que visibilizando demandas y necesidades <strong>en</strong> este nivel, podemos contribuira la construcción de ciudades donde la igualdad y el respeto por el otro estén garantizados.Laura SoriaJefa del Programa Urbano - desco10
teresa cabrera / miguel villasecanota introductoriaUna de las consideraciones fundam<strong>en</strong>tales de nuestra argum<strong>en</strong>tación <strong>en</strong> este estudioes que el uso y el control del <strong>espacio</strong> <strong>en</strong> la ciudad es un revelador del tipo de relacionesexist<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> una sociedad. El poder de unos sobre otros -<strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido específico <strong>en</strong> elque ese difer<strong>en</strong>cial de poder se traduce <strong>en</strong> inequidades- puede ser “leído”, <strong>en</strong>contrado,<strong>en</strong> el <strong>espacio</strong>. En las calles y plazas queda la huella física de las relaciones <strong>en</strong>tre laspersonas de una sociedad. Si la ciudad es creada por las personas y a la vez moldea y das<strong>en</strong>tido a sus actividades, <strong>en</strong>contraremos <strong>en</strong> el <strong>espacio</strong> público y <strong>en</strong> las relaciones que laspersonas establec<strong>en</strong> <strong>en</strong> él, algunas claves para conocer y p<strong>en</strong>sar nuestra ciudad divididay nuestras relaciones sociales signadas por la desigualdad. Si podemos facilitar el controldemocrático y equitativo de los propios actores (hombres y <strong>mujeres</strong>) sobre su <strong>espacio</strong>público, podremos facilitar su interv<strong>en</strong>ción creadora <strong>en</strong> los procesos de producción yreproducción de la ciudad.Si partimos de la constatación de que el acceso a la ciudad, el derecho a la ciudad, noestá garantizado por un marco de políticas públicas implem<strong>en</strong>tadas por el Estado c<strong>en</strong>tralo por los gobiernos locales, el buscar conocer las necesidades de género, <strong>en</strong> este caso,las necesidades de las <strong>mujeres</strong> <strong>en</strong> el <strong>espacio</strong> público, es un int<strong>en</strong>to de <strong>en</strong>contrar unaexpresión concreta, singular, de esas necesidades y formas apropiadas para at<strong>en</strong>derlas. Alid<strong>en</strong>tificar los elem<strong>en</strong>tos físicos y sociales que obstaculizan o facilitan el acceso al uso y eldisfrute de la ciudad por parte de las <strong>mujeres</strong>, esperamos aportar <strong>en</strong> la formulación de unargum<strong>en</strong>to que derive <strong>en</strong> la elaboración de instrum<strong>en</strong>tos para el diseño e implem<strong>en</strong>taciónde políticas urbanas que incorpor<strong>en</strong> la perspectiva de género.Al referirnos a una expresión concreta y singular de las necesidades de las <strong>mujeres</strong>,aludimos a dos asuntos. En primer lugar, a que el <strong>espacio</strong> público (calles, plazas, parques,alamedas, losas deportivas, <strong>en</strong>tre otros) puede y debe ser leído poni<strong>en</strong>do at<strong>en</strong>ción a lasrelaciones de género, esto es, a las difer<strong>en</strong>cias categoriales 1 <strong>en</strong>tre hombres y <strong>mujeres</strong>, y1Tilly, <strong>en</strong> su exhaustiva fundam<strong>en</strong>tación acerca de cómo operan y se reproduc<strong>en</strong> las desigualdadesal interior de un determinado ord<strong>en</strong> social, hace foco <strong>en</strong> los vínculos sociales que g<strong>en</strong>erandichas desigualdades y que persist<strong>en</strong> a lo largo de la trayectoria vital de los individuos y de lahistoria de sus organizaciones. Su propuesta sosti<strong>en</strong>e que la desigualdad, mediante una serie demecanismos tales como la explotación, el acaparami<strong>en</strong>to de oportunidades, la adaptación y laemulación, se “distribuye” según pares categoriales distintivos: ciudadano/extranjero, aristócrata/plebeyo, mujer/varón, etc. TILLY, Charles. La desigualdad persist<strong>en</strong>te. Manantial, Arg<strong>en</strong>tina , 2000(1998).11