Equipami<strong>en</strong>to comunalLa pres<strong>en</strong>cia de edificaciones (local para la asociación de vecinos o el comedor) d<strong>en</strong>trodel área pública, como sucede <strong>en</strong> Villa El Salvador, es un compon<strong>en</strong>te que debe serconsiderado como reto del diseño.En bu<strong>en</strong>a parte de los casos estas edificaciones se han realizado progresivam<strong>en</strong>te, sinun guión preciso y sin asist<strong>en</strong>cia técnica adecuada para su distribución y su estado final.Esto ha dificultado conservar la unidad del <strong>espacio</strong>, los tránsitos y los equipami<strong>en</strong>tos,dándose la imag<strong>en</strong> de un inm<strong>en</strong>so lote con edificaciones indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes. Ademásse han g<strong>en</strong>erado <strong>espacio</strong> residuales que puedan ser percibidos como peligrososprincipalm<strong>en</strong>te porque el usuario o transeúnte no ti<strong>en</strong>e un dominio visual completo del<strong>espacio</strong>. Adicionalm<strong>en</strong>te, es válido preguntarse si los equipami<strong>en</strong>tos necesariam<strong>en</strong>tedeb<strong>en</strong> ubicarse <strong>en</strong> el terr<strong>en</strong>o del <strong>espacio</strong> público o si más bi<strong>en</strong> no deberían ubicarse<strong>en</strong> su <strong>en</strong>torno, mant<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do su relación y funcionando como ejes dinamizadores de lasactividades <strong>en</strong> el <strong>espacio</strong> público.Diseñando los <strong>espacio</strong>s públicosComo hemos v<strong>en</strong>ido planteando consideramos que se debe diseñar el <strong>espacio</strong> públicop<strong>en</strong>sando <strong>en</strong> las prácticas de todos los usuarios y de todas sus necesidades. Losresponsables del diseño urbano (autoridades y técnicos) deb<strong>en</strong> tomar <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta lasdistintas prefer<strong>en</strong>cias de los hombres y <strong>mujeres</strong>, y de los difer<strong>en</strong>tes grupos etáreos.Esta m<strong>en</strong>ción se relaciona con el que, la realidad de nuestra ciudad nos muestra al<strong>espacio</strong> público abierto como un <strong>espacio</strong> fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te masculino. Como señalaNorma Fuller: “La calle se asocia a la virilidad y es por tanto la dim<strong>en</strong>sión no domesticabley desord<strong>en</strong>ada del mundo externo (...). Desde una edad temprana, el grupo de pares será el<strong>en</strong>cargado de transmitir la cultura masculina de la calle, opuesta a la doméstica y c<strong>en</strong>trada<strong>en</strong> el desarrollo de la fuerza y la virilidad. El grupo de pares transmite a los jóv<strong>en</strong>es uno de losm<strong>en</strong>sajes más importantes de la cultura masculina: ser macho significa romper con algunade las reglas de los mundos doméstico y público”. 5 El beber licor y consumir drogas esparte de este rito.Esta división de <strong>espacio</strong>s y actividades de acuerdo a géneros, finalm<strong>en</strong>te se v<strong>en</strong>concretizadas <strong>en</strong> posiciones d<strong>en</strong>tro de la sociedad, y donde además asignamos a los<strong>espacio</strong>s características de género.5FULLER, Norma. La constitución social de la id<strong>en</strong>tidad de género <strong>en</strong>tre varones urbanos del Perú. En:Masculinidades y equidad de género <strong>en</strong> América Latina. VALDÉS, Teresa y OLAVARRÍA, José (comp.)FLACSO, Santiago de Chile, 1998. pp. 60.68
teresa cabrera / miguel villasecaSegún un estudio de Sami Zegnani 6 , cada individuo desarrolla “prácticas deterritorialización” para apropiarse el <strong>espacio</strong> de su <strong>en</strong>torno (consci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te oinconsci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te). Cada grupo social ti<strong>en</strong>e prácticas difer<strong>en</strong>tes: por ejemplo, losjóv<strong>en</strong>es adultos de los barrios populares <strong>en</strong> Francia desarrollan una territorializacióncolectiva del <strong>espacio</strong>, y cada uno de los grupos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> sociabilidades propias. Enestos tipos de barrios, los niños y niñas usan el <strong>espacio</strong> público de la misma manera,pero cuando se vuelv<strong>en</strong> adultos, las jóv<strong>en</strong>es usan m<strong>en</strong>os el <strong>espacio</strong> público y más elprivado. El autor explica este f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o por el control social que sufr<strong>en</strong> las <strong>mujeres</strong>:usar mucho el <strong>espacio</strong> público podría perjudicar a la imag<strong>en</strong> de la familia. Exist<strong>en</strong>ocasiones especiales durante las cuales las <strong>mujeres</strong> utilizan los <strong>espacio</strong>s públicos,como durante las ferias, mi<strong>en</strong>tras que para los hombres, usar el <strong>espacio</strong> público es unestilo de vida. Para tomar parte <strong>en</strong> estas sociabilidades, ciertas <strong>mujeres</strong> masculinizansus actitudes, posturas, l<strong>en</strong>guaje o ropas. Este autor subraya también que la noción degénero apreh<strong>en</strong>de las relaciones <strong>en</strong>tre hombres y <strong>mujeres</strong> como un “construido sociallocalizado históricam<strong>en</strong>te, y no invariable”. Las palabras de Zegnani pued<strong>en</strong> completarsecon las afirmaciones de Booth, Darke y Yeandle 7 :Las <strong>mujeres</strong> sab<strong>en</strong> que el <strong>espacio</strong> urbano realm<strong>en</strong>te no les pert<strong>en</strong>ece. Sab<strong>en</strong> quela mayoría de las urbes son peligrosas, que sólo pued<strong>en</strong> utilizar zonas concretas y aciertas horas, y que incluso <strong>en</strong> esos <strong>espacio</strong>s <strong>en</strong> que se les permite estar (como invitadas)han de comportarse de una determinada manera. Las <strong>mujeres</strong> están excluidas demuchos sitios y a otros a lo mejor se les permite el acceso, pero todo el <strong>en</strong>torno haceque no se si<strong>en</strong>tan bi<strong>en</strong> recibidas (...). Cuando las <strong>mujeres</strong> utilizan la ciudad, deb<strong>en</strong> estarconstantem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> guardia fr<strong>en</strong>te a la apropiación masculina, desde la exclamación«¡anímate querida!», el silbido de admiración, la mirada igualm<strong>en</strong>te de admiración quepuede resultar halagadora pero que no deja de ser una forma de posesión, hasta elconductor que busca prostitutas desde su coche, el borracho of<strong>en</strong>sivo, el exhibicionistao el violador.Por otro lado,Las <strong>mujeres</strong> sufrimos a diario of<strong>en</strong>sas, bromas, “piropos”... Todo un ars<strong>en</strong>al de conductasque no están tipificadas como delitos pero que cumpl<strong>en</strong> un papel fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong>el mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to de las relaciones asimétricas <strong>en</strong>tre hombres y <strong>mujeres</strong>: es comorepetirnos a diario que los hombres pued<strong>en</strong> violar nuestra esfera de intimidad <strong>en</strong>cualquier mom<strong>en</strong>to, cosa que a la inversa es imp<strong>en</strong>sable . 86ZEGNANI Sami, “Occupation de la rue dans un quartier populaire et rapports de g<strong>en</strong>res”, in Lalettre du printemps, N 11, Fevrier 2005. http://www.printemps.uvsq.fr/lalett11.pdf.7BOOTH, Chris, DARKE, Jane y YEANDLE, Susan (eds.) La vida de las <strong>mujeres</strong> <strong>en</strong> las ciudades: laciudad, un <strong>espacio</strong> para el cambio. NARCEA, S.A., de ediciones Madrid, 1998. pp. 117.8NAREDO, María. Autonomía de las <strong>mujeres</strong> y seguridad urbana. Boletín CF+S Nº 7. Especial: MUJERY CIUDAD. Madrid, 1998. http://habitat.aq.upm.es/boletin/n7/amnar.html.69