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SERMONES DE AVIVAMIENTO por R.M. McCheyne

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gastado toda su hacienda en médicos y no había logrado mejoría alguna, antes le iba peor, vino aJesús <strong>por</strong> detrás y le tocó el borde de su vestido. ¿Vino Él a ser el Salvador de la mujer decorazón quebrantado?" Sí. Le dijo: "Hija, ten buen ánimo, tu fe te ha sanado".Jesús vino "para publicar libertad a los cautivos". E1 hombre natural es esclavo. Algunosestán incluso atados y no saben que exista libertad, como el esclavo de las Indias Occidentalesque no podía comprender lo que significaba la libertad. Están aprisionados <strong>por</strong> sus mismospecados, aunque dicen: "Yo soy libre". Algunos están encadenados sin saberlo. Otros hay queestán despertados suficientemente para sentir el ruido de las cadenas de sus pasiones; sienten quesus pies se hunden en cenagosas alegrías. Algunos de vosotros sabéis lo que es pecar y llorar yvolver a pecar y llorar otra vez. "La senda de los pecadores es dura". Jesús vino para ser elSalvador de los tales. Vino no sólo para ser nuestra justicia, sino también para ser la fuente denuestra vida. "En el Señor tengo justicia y fortaleza". Hubo un hombre que estaba poseído <strong>por</strong>una legión de demonios, tremendamente heridores, que le impulsaban a andar desnudo entre lossepulcros, pero Jesús mandó al espíritu inmundo salir de él y "se asentó a los pies de Jesús,vestido inquietud al oír la Palabra, que sienten que sus corazones no son rectos delante de Dios,que son esclavos del pecado y que día tras día tienen sobre sí una pesada carga que los abruma.Yo siempre he intentado hablar a tales almas. Os he enseñado claramente que vosotros no seréissalvos a causa de vuestra ansiedad, que vosotros necesitáis estar en Cristo Jesús, que esasconvicciones pueden ser pasajeras. He intentado poner el lazo salvador del evangelio a vuestroalcance para que pudieseis cogeros a él. Os he mostrado que Cristo se ofrece a sí mismo deforma especial para los pecadores como vosotros. "Los sanos no tienen necesidad de médico,sino los enfermos".¡Cuán a menudo Brainerd anotaba en su diario que un alma abatida había sido traídaverdadera y sólidamente al consuelo de Cristo! ¿Por qué tengo yo que anotar tan pocas veces elnombre de algún alma de los que entre vosotros se convierten? Durante muchos años os heestado predicando el único fundamento de la paz del pecador. Sin embargo, ¡qué escasa ha sidola visión que habéis tenido de Cristo, qué poco viva y profunda! ¡Cuán pocos podéis decir: "Lascosas que me eran ganancia, las reputo pérdida <strong>por</strong> el eminente conocimiento de Cristo". ¡ Ah,mis amigos, la falta está en vosotros o en mí, <strong>por</strong>que Dios no se complace en que vuestras almasestén abatidas! "Ojalá que miraras tú a mis mandamientos, fuera entonces tu paz como un río, ytu justicia como las ondas de la mar" (Isaías 48:18).2. El pastor fiel consuela a los enlutados de Sión. -Éste fue otro gran objetivo en elministerio terrenal de Cristo: "consolar a los enlutados". Hay numerosas cosas que levantannubes sobre el seno de un cristiano. Hay las tribulaciones del exterior. "Muchos son los males deljusto". Se levanta contra ellos la persecución. "Los enemigos del hombre serán los de su casa".Pronto y frecuentemente asaltan las tentaciones; son comunes a todos los hombres. La pereza yla falta de vigilancia a menudo nos arranca la exclamación: "¡Miserable hombre mí!" Pero elSeñor tiene la lengua del que sabe dar la palabra o<strong>por</strong>tuna a los que están trabajados y cargados.La religión de Jesús es eminentemente la religión del gozo. No se complace en ver a su Iglesiasentada sobre cenizas, lamentándose, fatigada y triste. Le agrada verla sobrevestida de suhermosa justicia, llena del Espíritu Santo del gozo, y cubierta con el manto de la alabanza yalegría moviéndose majestuosamente, como las copas de los árboles verdes, en su justicia para sugloria.En una ocasión Pedro anduvo sobre las aguas. Cristo tenía un brazo todopoderoso paratrabar del discípulo que se hundía. Otra vez dos discípulos se dirigían a un pueblo que había al

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