el amor que Él tiene para con nosotros. Todo lo que hay en nosotros o puede brotar de nosotroses imperfecto. Una vez que hayamos cumplido cuanto nos haya ¡sido mandado habremos dedecir: "Siervos inútiles so~'. El pecado se mezcla con todos nuestros pensamientos y con todasnuestras obras. No nos significaría consuelo alguno que se nos dijese que si amamos a Diosperfectamente, entonces nuestro temor sería echado fuera, <strong>por</strong>que ¿cómo podemos nosotrosobrar tal amor en nuestros corazones, cómo podemos nosotros producir ese sentimiento en superfección? Es el amor del Padre para con nosotros .lo que echa fuera el temor. Dios es perfectoy todas sus obras son perfectas. 21 no puede hacer nada que no sea perfecto. Su conocimiento esun conocimiento perfecto, su ira es una ira perfecta, ¡su amor es un amor perfecto. Y es esteamor perfecto el que echa fuera el temor. Del mismo modo que un rayo de luz del sol barre <strong>por</strong>completo las tinieblas que lo inundaban todo antes de que él hiciese su aparición, así su amorecha fuera el temor.2. Pero ¿de dónde procede este amor, o en dónde radica? Se halla y radica plenamente enCristo Jesús. En dos ocasiones habló Dios desde el cielo para, decir: "Éste es mi Hijo amado enquien mi alma toma contentamiento". Dios ama perfectamente a su Hijo y admira la infinitabelleza de ¡su persona. En 101, Dios se contempla a al mismo revelado en carne. Dios estáperfectamente complacido con su obra consumada completamente. El corazón infinito del Diostambién infinito se desborda en amor para con nuestro Señor Jesucristo. Y en el seno de Crístono hay temor. Todos sus temores, que un día anegaban su alma, han sido echados fuera. Hubo untiempo en que exclamó: "Desde la mocedad he nevado tus terrores, he estado medroso; sobre míhan pasado tus iras, tus espantos me han cortado!' (Salmo 88:15-16). Sin embargo, ahora se halladisfrutando del perfecto amor de Dios, y ese perfecto amor echa fuera el temor. Escuchad, pues,almas tremolas y llenas de temor. En ese mismo amor podéis hallar descanso para vuestrasalmas. No tenéis <strong>por</strong> qué vivir ni siquiera una hora más con los tormentos que hieren vuestrocorazón. Jesucristo ha cargado sobre al la ira que atormenta vuestra alma. Ahora 111 ha venido aconstituirse en un refugio para los oprimidos, un refugio para el tiempo de la turbación. Mirad aCristo y vuestros temores serán echados fuera. Acudid a los pies de Cristo y allí hallaréisdescanso para vuestras almas. Invocad el nombre del Señor y os librará de todos vuestrostemores. Incluso llegáis a decir que no podéis mirar a Cristo, ni acudir a 21 ni invocar su nombre,<strong>por</strong>que sentís que no podéis ni siquiera hacer eso; tal es vuestra situación desesperada. Oíd, pues,y vivirá vuestra alma. Jesús es el Salvador de los desesperanzados. Cristo es, no sólo el Salvadorde los desnudos y vacíos y de los que no tienen nada bueno que pueda servirles derecomendación, sino que también es el Salvador de aquellos que se sienten incapacitados paradarse a al mismos. Es completamente imposible que vuestra situación sea, una ¡situacióndemasiado desesperada para Cristo. Mientras permanecéis en la incredulidad, la ira perfecta deDios se halla amenazadora sobre vosotros. La ira de Dios es tan sorprendente como sorprendentees su amor. Ambos sentimientos brotan del mismo seno. Pero en el mismo instante en que miráisa Cristo, venía a ser hallados en la posición segura de su perfecto amor, amor que no conocetibieza de ninguna clase, luz sin mezcla de sombra, amor sin nube ni montaña alguna que seoponga como un obstáculo. El amor de Dios echa fuera todos los temores.III. EL AMOR NOS DARÁ CONFIANZA EN EL DÍA <strong>DE</strong>L JUICIO (v. 17).Existe un día grande del que muy a menudo se habla en la Escritura: es el día del juicio, eldía en que Dios juzgará lo oculto de los corazones de los hombres <strong>por</strong> el Señor Jesucristo. Toda
alma no cristiana no podrá mantenerse en el día del juicio. Los impíos no permanecerán en el díadel juicio. Actualmente, los pecadores son muy atrevidos y desvergonzados; su cuello semantiene erguido como si su nervio fuese de hierro, y su frente parece de duro metal. La mayoríade ellos no se avergüenzan cuando son sorprendidos en pecado. Hablando entre nosotros, ¿no esextraordinaria la osadía con que los pecadores participan muchas veces de los actos religiosos,con hipocresía, como si realmente sintiesen lo que no sienten? ¡Con qué desfachatez y sarcasmojuran a veces y hacen sus votos! ¡Con cuánta osadía algunos impíos se acercan a la mesa delSeñor! Ah, pero ello durará sólo muy poco tiempo. Cuando aparecerá el Señor Jesús, el SantoJesús en toda su gloria, entonces los pecadores, de rostro endurecido <strong>por</strong> la desvergüenza, seránhumillados. Quienes nunca han orado, empezarán a inclinar su rostro en actitud de reverencia yrendición. Los pecadores que presurosos corrían al pecado y también resueltamente a participarde la Cena del Señor o de cualquier otro acto religioso, empezarán a temblar llenos de flaqueza ychocarán sus rodillas entre sí.¿Quién vivirá el día de la venida del Señor Jesucristo y quién podrá permanecer en el día deljuicio? Cuando los libros se abran, <strong>por</strong> un lado el Libro de la Vida y <strong>por</strong> otro la Biblia, losmuertos todos serán juzgados <strong>por</strong> las cosas escritas en ellos. Entonces el corazón de los impíosdesfallecerá dentro de ellos y entonces empezará su vergüenza y perdición eternas. Muchosimpíos se consuelan ahora pensando que su pecado no es conocido, que ningún ojo humano lesha visto; pero en aquel día los más secretos e íntimos pecados de cada uno serán sacados yllevados a la luz. "Toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta en el díadel juicio". i Cómo debierais temblar y caer cubiertos de vergüenza, oh hombres impíos que osintroducía hipócritamente en las congregaciones! ¿No os avergonzaría el que yo ahoradescendiese del púlpito y delante de esta congregación os acusase de todos los pecados quehabéis cometido durante la semana transcurrida, sacando a luz todos los fraudes y engaños, todaslas inmoralidades secretas, todo el rencor y malicia de intención que está fuertemente sellado enlo más íntimo de vuestra conciencia? ¿No quedaríais llenos de confusión y os taparíais el rostro<strong>por</strong> la vergüenza? ¡Cuánto más en aquel día, cuando los pecados más secretos de toda vuestravida serán sacados a luz y puestos al descubierto ante todo el mundo! ¡En qué eterna confusiónse verá sumida vuestra alma en aquel día! Os sentiréis corridos de vergüenza, todo vuestroorgullo y vanidad habrán quedado para siempre, -aunque vivos---mortalmente heridos.Sin embargo, todos los que estén en Cristo Jesús tendrán confianza.1. Porque Cristo será el juez. - í Cuánta paz inundará vuestros corazones aquel día cuandoveáis, creyentes, que Cristo es el juez, aquel que derramó su sangre <strong>por</strong> vosotros, aquel que esvuestro refugio, vuestro Pastor; vuestro todo. Todos los temores desaparecerán. Exclamaréisentonces: ¿Quién nos condenará? Porque Cristo es el que murió, En la misma bendita mano quecontemplasteis abrió los libros, veréis las heridas que sufrió en la cruz cuando llevó sobre elvuestros pecados. Cristo, para vosotros, será el mismo en el día del juicio que es ahora.2. Porque el Padre mismo os ama. - Cristo y el Padre son uno. El Padre no halla pecado envosotros <strong>por</strong>que como es Cristo, así sois vosotros en el mundo. Seréis juzgados en conformidad alo que es vuestro refugio, así es que el amor de Dios será en vosotros en aquel día. Sentiréis latranquilizadora sonrisa del Padre posándose sobre vosotros en tanto ola la voz de Cristo decir:"Venid, benditos de mi Padre".
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llenaba nuestra boca de otras mucha
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egaré en todo momento" -silenciosa
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mucho de todo esto. ¿Qué diré de
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que oran sin el Espíritu Santo. No
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hecho y ver si hemos adquirido una
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gastado toda su hacienda en médico
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