Al mismo Padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados»(Hebreos, 2:16-10).Cristo es un Pontífice misericordioso. "Porque ciertamente no tomó a los ángeles, sino a lasimiente de Abraham tomó".I. LA SOBERANA MISERICORDIA <strong>DE</strong> CRISTO AL HACERSE HOMBRE.Leemos acerca de dos grandes rebeliones en la historia del universo: la rebelión de losángeles y la rebelión del hombre. Dios, <strong>por</strong> propósitos infinitamente sabios y llenos de gracia, lasplaneó y permitió para que aún del mismo mal pudiese mear el bien. La primera tuvo lugar en elmismo cielo. El orgullo fue el pecado <strong>por</strong> el que los ángeles cayeron y <strong>por</strong> ello se la llama "lacondenación del maligno". "No guardaron su dignidad, mas dejaron su habitación" y "Dios losha reservado debajo de oscuridad en prisiones eternas hasta el juicio del gran día". La segundacaída tuvo lugar en la tierra. Satanás tentó al hombre y éste cayó, dio crédito al maligno más bienque a Dios, y cayó así bajo la maldición. "Ciertamente morirás". Las dos razas, las dos familiascayeron bajo la misma maldición, bajo la misma condenación. Ambas fueron condenadas almismo "fuego eterno". Pero el glorioso Hijo de Dios resolvió, ya en la misma eternidad, morir<strong>por</strong> los pecadores. Ahora bien, ¿<strong>por</strong> cuál de las dos familias debía Él morir? ¿Por los ángeles o<strong>por</strong> los hombres? Quizá los ángeles del cielo desearían que hubiese muerto <strong>por</strong> aquellos que untiempo fueron sus hermanos, los ángeles ahora caídos. La naturaleza de los ángeles era más altaque la de los hombres. ¿No quiso Jesús morir <strong>por</strong> los ángeles? He aquí la respuesta. "Ciertamenteno tomó a los ángeles sino a la simiente de Abraham tomó". He aquí una misericordia soberanaque pasa <strong>por</strong> alto a una familia y escoge a la otra. Inclinémonos y adoremos ante la misericordiasoberana de Jesús.1. No nos extrañemos si Jesús pasa <strong>por</strong> alto a muchos. - El Señor Jesús ha estado cabalgandoa través de nuestro país de una forma muy especial, sentado sobre su blanco caballo y llevandoconsigo muchas coronas. Él ha lanzado muchas saetas y ha atravesado muchos corazones en estelugar y ha llevado a muchos a sus pies. ¿Pero no ha pasado Él a muchos <strong>por</strong> alto, hermanos? ¿Nohay muchos que son dados a vivir según los bajos deseos de su propio corazón, andando en suspropios consejos? N» os extrañe. Es el mismo camino que siguió Él cuando vino a la tierra; pasó<strong>por</strong> alto la prueba del infierno. Aun cuando su seno rebosaba de amor y gracia, aunque "Dios esAmor" no consideró ino<strong>por</strong>tuno pasar <strong>por</strong> alto a los ángeles caídos y venir a morir <strong>por</strong> loshombres. Y así, aunque Jesús es también amor, puede salvar a algunos y dejar a otros que seendurezcan. "Muchas viudas había en Israel en los días de Elías; pero a ninguna de ellas fueenviado Elías, sino a Sarepta, de Sidón, a una mujer viuda. Y muchos leprosos habían en Israelen tiempo del profeta Eliseo, mas ninguno de ellos fue limpio, sino Naamán el Siro"2. Si Cristo ha visitado tu alma, dale toda la gloria. "No a nosotros, oh Jehová, no anosotros, sino a tu nombre da gloria". La única razón <strong>por</strong> la cual tú eres salvo se debe a lacompasión soberana de Jesús. No es que tú fueses mejor que otros, que tú fueses menosperverso, o que tuvieses mejores disposiciones, o fueses más atento a tu Biblia. Muchos que hansido dejados han sido mucho más justos que tú en su vida. No se debe tampoco a que tú hayasgozado de un ministerio muy especial. Dios ha hecho que el mismo ministerio fuese un medio deendurecimiento de multitudes. Todo lo debes más bien a la gracia libre y soberana de Dios.. Ama
eternamente a Dios a causa de que Él te escogió de su libre y propia voluntad. Adora a Jesús quepasó <strong>por</strong> alto a millones y murió <strong>por</strong> ti. Adora al Espíritu Santo que vino libremente conmisericordia soberana y te despertó. Todo ello será motivo de alabanza eterna.3. Si Cristo está visitando ahora tu alma, no obres ligeramente con Él. - Algunas personas,cuando Cristo empieza a llamar en la puerta de su corazón, juegan con Él de forma ligeramanteniéndole continuamente fuera. Juegan con sus convicciones. Dicen: "Yo soy joven todavía,dejadme gozar un poco más de los placeres del mundo; si, después si que abriré la puerta". Otrosdicen: "Yo estoy demasiado ocupado; he de dar provisión y alimento a toda mi familia; cuandovenga una época más conveniente y propicia entonces le buscaré". Algunos dicen: "Yo estoyfuerte y sano, y espero que habré de vivir largos años; en la edad de la vejez y de la flaquezaabriré la puerta". Considerad, amigos, que Cristo puede no volver a venir a vosotros otra vez. Élllama ahora; dejadle entrar. Otro día puede darse el caso de que pase de largo <strong>por</strong> vuestra puerta.Vosotros no podéis lograr a vuestro antojo que venga sobre vosotros la convicción de pecadocuando os plazca. Cristo es completamente el soberano en el asunto de salvar las almas. No lodudéis, muchos de vosotros habéis tenido el llamamiento de Cristo en el pasado. Muchos devosotros que estuvisteis interesados durante un tiempo no lo estáis ahora. Y no podéis hacervolver aquel estado de interés ahora otra vez. Hay, sin duda, en la vida de cada hombre untiempo cuando, si abre la puerta, se salvará; el no la abre, se perderá. Probablemente el tiempoactual es ese tiempo para muchos de vosotros. Cristo puede dar los últimos llamamientos paraalgunos en este mismo instante.II. CRISTO HECHO SEMEJANTE A NOSOTROS EN TODAS LAS COSASCristo no solamente vino a ser hombre, sino que estuvo dispuesto a ser hecho como nosotrosen todas las cosas. Sufrió siendo tentado.En mi última conferencia os he mostrado los dos únicos puntos en que Él es diferente denosotros. Primero, en el hecho de ser Dios tanto como hombre. En el pesebre de Belén estuvorecostado como un perfecto niño, pero también era Jehová. Aquel ser misterioso que cabalgósobre el sencillo jumento y que lloró sobre Jerusalén era tan realmente un hombre como lo erestú, como Dios como lo es el Padre. Las lágrimas que Él derramó fueron lágrimas humanas,aunque el amor de Dios latía bajo el manto de su cuerpo humano. Aquel pálido ser que colgabatrémolo sobre la cruz, ciertamente era hombre; sangre humana era la que brotaba de sus heridas,pero Él era también verdaderamente Dios.Segundo, era diferente de nosotros en que no tenía pecado. Ha sido el único ser con forma ynaturaleza humana de quien se puede decir: "Fue santo, inocente, puro, y separado de lospecadores" el único sobre el cual Dios podía mirar desde los cielos y decir: "Éste es mi Hijoamado en el cual tengo contentamiento". Cada miembro de nuestro cuerpo y de nuestra mentelos hemos usado como siervos del pecado. Toda facultad de su mente y miembros de su cuerpofueron usados como siervos de la santidad. Su boca fue la única boca humana de la que brotaronsólo palabras de gracia. Su ojo fue el único ojo humano que nunca brilló con Ramas de orgullo, oenvidia, o lujuria. Su mano fue la única mano humana que jamás se extendió, como no fuese parahacer el bien. Su corazón fue el único corazón humano que no fue engañoso sobre todas las cosasy desesperadamente malo. Cuando Satanás fue a Él, nada encontró en Él. Por tanto, en estas dos
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Mensaje XXIIILA VOZ DEL AMADO“¡L
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hecho de haber sido perdonados, per
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podéis acompañar sus funerales de
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llenaba nuestra boca de otras mucha
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egaré en todo momento" -silenciosa
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mucho de todo esto. ¿Qué diré de
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que oran sin el Espíritu Santo. No
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hecho y ver si hemos adquirido una
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gastado toda su hacienda en médico
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Mensaje XXIXPOR QUÉ LOS ADOLESCENT
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Hijo de Dios y É1 así lo reveló
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este espíritu persuasivo en los pa
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