y más en conocimientos y sabiduría por las múltiples revelaciones de la verdad divina, pero el decarácter opuesto, que tiene corazón, alma y mente con qué amar a Dios pero carece de voluntadpara emplear sus facultades en la investigación seria de la verdad, perderá aun lo que pareceposeer. Sus facultades se debilitarán y se harán de menos valor a causa de la inactividad; y, <strong>com</strong>oen el caso del siervo perezoso de la parábola de los talentos, perderá aquello que hubiese debidoser su gloria.De manera que el empleo de parábolas en la enseñanza de nuestro Señor llegó a ser unaprueba del carácter. Con los que estaban dispuestos a conocer y aceptar la verdad, los términosde la parábola servirían para despertar la atención y excitar el significado, se acercarían <strong>com</strong>odiscípulos que se allegan a su Maestro (Mat. 13:36; Marc. 4:10) e inquirían de él, asegurados ensu ánimo de que el que pide, busca o llama (Mat. 7: 7) a las puertas de la Sabiduría Divina,ciertamente hallará lo que anhela. Aun aquellos que en un principio son tardos para entenderpueden ser atraídos y cautivados por la forma exterior de la parábola y mediante unainvestigación sincera llegar a dominar las leyes de la interpretación hasta poder "entender todaslas parábolas" (Marc. 4:13) . Pero la mente perversa y carnal manifiesta su verdadero carácter alno averiguar nada ni manifestar deseos de entender los misterios del reino de Dios. Tales mentestratan esos misterios <strong>com</strong>o si fuesen locura (1 Cor. 1:18).<strong>La</strong>s parábolas de la Biblia son notables por su belleza, variedad, concisión y plenitud designificado. Hay una propiedad muy notable en las parábolas del Señor y su adaptación a laépoca y lugar en que se pronunciaron. <strong>La</strong> parábola del sembrador fué pronunciada a la orilla delmar (Mat. 13:1-2) desde donde era fácil ver, a no gran distancia, a un sembrador entregado a sutrabajo. <strong>La</strong> parábola de la red, en el mismo capítulo, vs. 47-50, puede haberse originado a la vistade una red cercana. <strong>La</strong> del noble que parte para un país lejano a hacerse cargo de un reino (Luc.19:12) probablemente la sugirió el caso de Arquelao, que hizo un viaje de Judá a Roma para alegarsu derecho al reino de Herodes, su padre. Como el Señor acababa de pasar por Jericó y seestaba aproximando a Jerusalén, quizá la vista del palacio real que Arquelao acababa de edificaren Jericó le sugirió la alusión a su viaje. Hasta la narración literal de algunas de las parábolas eshermosa e impresionante en el mayor grado. <strong>La</strong> parábola del Buen Samaritano, probablemente sebasó en un hecho real. El camino de Jerusalén a Jericó esta muy infestado de ladrones y, sinembargo, <strong>com</strong>o llevaba de Perea a la ciudad santa, era frecuentado por sacerdotes y levitas. <strong>La</strong>frialdad y negligencia de los ministros de la ley y la tierna <strong>com</strong>pasión del samaritano están llenosde interés y abundan en sugestiones. <strong>La</strong> narración del Hijo Pródigo ha sido titulada "la. perla ycorona de todas las parábolas de la Biblia" y también "un evangelio dentro del Evangelio".Nunca nos fatigan sus declaraciones literales porque están tan llenas de naturalidad y de belleza<strong>com</strong>o de lecciones acerca del pecado y de la redención. Nuestro Señor mismo nos ha dado dosejemplos de interpretación de parábolas; y frecuentemente el objeto y aplicación de la parábolaestán establecidos formalmente en el contexto; de modo que, con pocas excepciones, lasparábolas de las Escrituras no son difíciles de explicar.Los principios hermenéuticos que debieran guiarnos para entender todas las parábolasson, principalmente, tres. En primer lugar, debe determinarse la ocasión histórica y el propósitode la parábola; en segundo lugar debe hacerse un análisis muy cuidadoso del asunto de que tratay observar la naturaleza y propiedades de las cosas empleadas <strong>com</strong>o imágenes en la similitud; yen tercer lugar, debemos interpretar las varias partes con estricta referencia al objeto y designiogeneral del conjunto, de manera que se conserve una armonía de proporciones, se mantenga launidad de todas las partes y se haga prominente la verdad central. Estos principios sólo pueden
alcanzar valor práctico mediante su aplicación e ilustración en la interpretación de una variedadde parábolas.Como nuestro Señor nos ha dejado una explicación formal de lo que, probablemente,fueron las dos primeras parábolas que pronunció, haremos bien, ante todo, en observar losprincipios de interpretación tales <strong>com</strong>o aparecen ilustrados en sus ejemplos. En la parábola delsembrador hallamos fácil el concebir la posición y la situación que rodeaba al Señor cuando<strong>com</strong>enzó su discurso parabólico. Había salido a la orilla del mar y sentándose allí, pero cuandolas multitudes le oprimían" entró en un barco y se sentó allí y toda la gente estaba en la ribera".(Mat. 13:2) . Muy natural y muy puesto en su lugar era que él, allí y en ese instante, pensase enlas varias disposiciones de ánimo y variados caracteres de las personas que tenía delante. ¡Cuánsemejantes a diversas clases de tierra eran sus corazones! Y su predicación de "la palabra delreino" (v. 19) <strong>com</strong>o la siembra de semilla se lo sugirió quizá, la vista de un sembrador o de uncampo sembrado, en la vecina costa. Aún más, su propia venida al mundo era una salida asembrar.Pasando ahora a observar la similitud misma, notamos que nuestro Señor asignósignificado a la semilla sembrada, al camino, a las aves, a los sitios pedregosos, a las espinas y ala tierra buena. Cada uno de estas partes tiene una relación con el conjunto. En aquel campo enque el sembrador esparció su grano había todas estas clases de suelo y la naturaleza y laspropiedades de la semilla y del suelo están en perfecta armonía con los resultados de aquellasiembra, tal <strong>com</strong>o se presenta en la parábola. El suelo, en cada caso, es un corazón humano. <strong>La</strong>saves representan al Diablo, siempre opuesto a la obra del sembrador y velando para arrancar lo.que se siembra en el corazón "para que no crean y se salven". (Luc. 8:12) . El que oye la Palabray no la entiende, -en quien la verdad celestial no hace impresión-, bien puede ser <strong>com</strong>parado auna senda hollada por los transeúntes. "El se ha colocado en esa condición; él ha expuesto sucorazón, <strong>com</strong>o un camino público, a toda mala influencia mundana hasta que se ha puesto tanduro <strong>com</strong>o un empedrado, -hasta que ha convertido en estéril el terreno mismo en que debióarraigar la Palabra de Dios; y no lo ha sometido al arado de la ley que lo habría roto; ley que si seles hubiese permitido hacer la obra para que Dios la designó habría ido adelante, preparandoaquel terreno para recibir la semilla del Evangelio". Con igual fuerza y propiedad los sitiospedregosos, las espinas y la tierra buena representan otras tantas variedades de oyentes de laPalabra. <strong>La</strong> aplicación de la parábola, terminando con las significativas palabras: "¡El que tieneoídos para oír, oigan" (v. 8) podía, con seguridad, dejarse a la mente y a la conciencia de lasmultitudes que la oyeron. Entre esas multitudes, indudablemente, había muchos representantesde todas las clases designadas.<strong>La</strong> parábola de la cizaña tuvo la misma ocasión histórica que la del sembrador y es unimportante suplemento a la misma. En la interpretación de la parábola precedente no se dioprominencia al sembrador. Se declaró que, la semilla era "la palabra del reino" y se dan variasindicaciones de su carácter y valor, pero no se dio explicación acerca del sembrador.En esta segunda parábola se da al sembrador un lugar prominente, <strong>com</strong>o el Hijo delhombre, el sembrador de la buena semilla; e igualmente se hace destacar la obra de su granenemigo, el Diablo. Pero no debemos suponer que esta parábola arrastra consigo todas lasimágenes e implicaciones de la que la precede. Más al tratar de descubrir la ocasión y conexiónde todas las parábolas que aparecen en Mat. 13, debe notarse el hecho de que una procede de laotra en sucesión lógica. Tres de ellas se dirigieron, en privado, a los discípulos, pero todas lassiete eran apropiadas para la ribera pues de la semilla de mostaza, la del tesoro escondido en uncampo y de la red, no menos que la del sembrador y la cizaña del campo, pudieron sugerírsele a
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