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del aprendizaje

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Black, Harrison, Lee, Marshall y Wiliam (2004) sugieren<br />

mantener ambos términos y que “evaluación para<br />

el <strong>aprendizaje</strong>” se refiera a cualquier evaluación para<br />

la cual la prioridad en su diseño y práctica sea responder<br />

al propósito de promover el <strong>aprendizaje</strong> de los<br />

estudiantes, y que “se convierta en ‘evaluación formativa’<br />

cuando la evidencia se utilice realmente para<br />

adaptar el trabajo de la enseñanza para resolver las<br />

necesidades de <strong>aprendizaje</strong>” (p. 10).<br />

Teniendo esto en consideración, propongo la definición<br />

siguiente basada en Black y Wiliam (2009), que<br />

incluye y amplía definiciones anteriores: “una evaluación<br />

funciona de manera formativa hasta el punto en<br />

que la evidencia sobre el logro <strong>del</strong> estudiante sea extraída,<br />

interpretada, y utilizada por los docentes, los<br />

alumnos, o sus compañeros, para tomar decisiones<br />

sobre los pasos siguientes de la instrucción que es<br />

probable que sean mejores, o mejor fundados, que<br />

las decisiones que habrían tomado en ausencia de<br />

dicha evidencia”.<br />

Son dignas de atención varias características de esta<br />

definición:<br />

• Se basa en la función aportada por la información<br />

derivada de la evaluación, más que una<br />

característica de la evaluación en sí misma.<br />

• La evaluación la puede realizar el docente, el<br />

alumno o sus compañeros.<br />

• El foco de la definición se pone en las decisiones<br />

relativas a los pasos siguientes en la instrucción,<br />

más que en las intenciones o resultados.<br />

• La definición es probabilística.<br />

• La evaluación no necesariamente cambia la<br />

dirección de la instrucción (puede simplemente<br />

confirmar que las acciones previstas para<br />

después eran apropiadas).<br />

Cualquier evaluación que proporcione evidencia que<br />

tenga el potencial de mejorar la toma de decisiones<br />

educativas de los docentes, los alumnos o sus pares<br />

puede por lo tanto ser formativa. Supongamos que<br />

una clase ha realizado una prueba que determina la<br />

capacidad para encontrar la fracción más grande o<br />

más pequeña de una serie de fracciones. Las puntuaciones<br />

alcanzadas por los estudiantes proporcionarían<br />

una “evaluación de monitoreo”, indicando qué<br />

estudiantes pueden beneficiarse de la instrucción o<br />

explicación adicional. Si, además, el docente advirtiera<br />

que muchos estudiantes con notas bajas hubieran<br />

tenido más éxito en los ejemplos que implicaran<br />

fracciones unitarias (aquellas cuyo numerador es 1)<br />

que en fracciones más complejas, llevaría a cabo una<br />

“evaluación de diagnóstico”, que proporcionaría información<br />

específica sobre las fuentes de dificultad. El<br />

docente entonces podría centrar la instrucción adicional<br />

en fracciones no unitarias. Si el docente puede<br />

ver en las respuestas que muchos estudiantes funcionan<br />

con una estrategia en que la fracción más pequeña<br />

es la que tiene el denominador más grande, y<br />

la fracción más grande es la que tiene el denominador<br />

más pequeño —una estrategia que funciona confracciones<br />

unitarias (Vinner, 1997)— esto proporciona<br />

información al docente que es “flexible desde el<br />

punto de vista de la instrucción”. Tales evaluaciones o<br />

sus interpretaciones no sólo señalan el problema (supervisión)<br />

y lo ubican (diagnóstico), sino que también<br />

sitúan el problema dentro de una teoría de acción que<br />

sugiere las medidas que hay que tomar para mejorar<br />

el <strong>aprendizaje</strong>. Las mejores evaluaciones formativas<br />

son prospectivas más que retrospectivas y por lo tanto<br />

identifican recetas para la acción futura.<br />

Por lo tanto, cualquier evaluación es potencialmente<br />

formativa, puesto que cualquier evaluación puede<br />

apoyar decisiones que no habrían sido posibles<br />

o no se habrían tomado tan bien sin la información<br />

que proporciona la evaluación. Sin embargo, esto no<br />

La naturaleza <strong>del</strong> <strong>aprendizaje</strong>: Usando la investigación para inspirar la práctica 123

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