MESA 012

| crítica |
brunelli´s, alimento
para los sentidos
gonzalo castañeda
Definitivamente este Steak House es, por méritos propios, un referente en el Valle de
La Orotava de la gastronomía refinada y bien entendida. Su discreta puerta de entrada
jamás te haría imaginar lo que te espera al abrirla, un restaurante amplio, confortable
y distinguido, con una cámara de conservación vista y una cava que son la envidia de
cualquier sitio de categoría. No tiene competidor en las vistas que ofrece y la cercanía
que proporciona su amplio ventanal escamoteable de más de 9 metros de ancho, que
te envuelve de las bellezas del lugar y el aroma del Atlántico.
Elena Martínez, jefa de sala, está pendiente de todos los detalles, para que la experiencia
gastronómica sea redonda, y José Fumero, el carnicero que se ocupa de seleccionar
las materias primas, será gustosamente el asesor perfecto de tu elección.
Unas croquetas de pimiento picante y queso para empezar, suaves en intensidad y
perfectas en cremosidad, impera el chedar utilizado, el empanado tradicional le proporciona
el crujiente necesario, aprobadas con nota. La Ensalada de la casa es una
buena elección para meter algo de verde en la mesa, mezclum de variedades de lechuga,
pato y frutas, vinagreta con buen gusto, sobran más comentarios. Los chorizos
caseros al cava pueden ser el primer contacto cárnico de la velada, se nota la materia
prima y sobre todo la mano y la dilatada experiencia del Chef Carlos Hernández..
Nos decantamos por un T-bone y un Chuletón para compartir entre los comensales,
dos cortes que son el Sota, Caballo y Rey de este establecimiento. El Horno, el famoso
horno que marca la diferencia entre este y otros sitios de buena carne, hace su
trabajo, dora la carne a alta temperatura en poco tiempo, lo que provoca que los jugos
de su interior se desparramen en el plato justamente al servirlo, llenando de aroma a
carne madurada de la mejor, el paladar de cualquier comensal conocedor de un buen
corte.
Para acompañar la comida, el vino de la casa, calidad-precio insuperable, quizás se
queda corto si buscas un caldo con personalidad para acompañar tremendo festín,
pero no deja de ser un vino con el cuerpo y el paladar propio de cualquiera entrado
en años.
Y en los postres Tarta de queso con Ron, Buñuelos con Plátano al Chocolate y Coulant
de Chocolate, a cual mejor, los menos golosos, los Buñuelos, para repetir una y mil
veces el Coulant o la tarta de queso.
Barriga llena, con productos de la mayor calidad, corazón contento, marco incomparable
para los sentidos que dejan también saciado el espíritu. No sólo no decepciona
la expectación causada tras pocos meses de apertura sino que Gustavo Escobar, su
director y el resto de responsables del Restaurante de la Factoría Loro Parque, deben
seguir en esta buena dirección que les deparará innumerables satisfacciones y reconocimientos.
Gonzalo Castañeda