VE-26 OCTUBRE 2016
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¿Hay vida después de Blogger?<br />
Desperté lejos de mi sueño. El aire transmitía partículas<br />
invisibles de inquietud que se sentían como diminutos cristales de<br />
nieve golpeando en la cabeza. Pavarotti, mi jilguero de volar por casa,<br />
que todas las mañanas amenizaba mi baño con melodías varias,<br />
quedó mudo y sordo al mismo tiempo.<br />
Desdramaticé la situación achacándola a algún fenómeno<br />
doméstico de fácil explicación, e inicié el agradable ritual del<br />
desayuno.<br />
La verdadera revolución vino de la mano de los objetos más<br />
próximos... las magdalenas habían endurecido inexplicablemente, la<br />
leche abierta del día anterior presentaba en su superficie unas<br />
sospechosas manchas de olor rancio, y el azúcar, porque ponía<br />
«AZÚCAR», era sal. Algo había en el ambiente que lo hacía<br />
indisciplinado, desobediente, raro, muy raro.<br />
Intenté no perder los nervios. Puse la televisión con la<br />
esperanza de que estuviera de mi parte o al menos diera alguna<br />
explicación lógica de lo que estaba sucediendo. Las emisiones<br />
estaban canceladas, el aparato seguía encendido pero inanimado. En<br />
esa tesitura no debía salir a la calle. Esperar algún giro, alguna señal<br />
de que todo volvía a la normalidad y recordarlo como un mal sueño.<br />
Los minutos parecían horas, el mundo estaba parado, hasta se<br />
percibía una ligera ausencia de gravedad. La ansiedad por recuperar<br />
lo mecánico, lo regular, lo de cada día, la prensa o el programa de<br />
radio, todo ello se convertía en una necesidad vital.<br />
Recurrí a Internet como solución de emergencia, esperaba que<br />
mi última adquisición equipada con 2 procesadores Intel de 10 Ghz y<br />
100 GB. RAM, me diera cumplida satisfacción y reparase con creces la<br />
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