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Literatura

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viado a La Habana a instalar la embajada formal. Gobernado por el socialista<br />

Salvador Allende, Chile había sido el primer país en restaurar relaciones diplomáticas<br />

con Cuba desde la ruptura de 1962 organizada por Estados Unidos a<br />

través de la OEA. A excepción de México, todos los países del área rompieron<br />

relaciones diplomáticas con Cuba.<br />

La designación de Edwards no había sido bien recibida por Cuba, pero nada<br />

hicieron para impedirla. Edwards llegaba no sólo con trabajo diplomático de carrera<br />

sino por su excelente relación personal y literaria con el poeta Pablo Neruda,<br />

candidato presidencial del Partido Comunista Chileno que había renunciado a<br />

favor de la nominación de Allende como candidato único de la Unidad Popular.<br />

Edwards debía de abrir la embajada, entregarla al que sería nuevo embajador e<br />

incorporarse a la embajada de Chile en París con Neruda.<br />

Edwards había trabado una buena relación con Cuba. En 1968 había sido jurado<br />

del género cuento del premio Casa de las Américas, en la que había sido<br />

galardonado Norberto Fuentes por su libro Condenados de Condado. Entre otros,<br />

un compañero de jurado de Edwards había sido Rodolfo Walsh, un extraordinario<br />

escritor y militante político que sería asesinado años después por la dictadura<br />

argentina. En un prólogo a una edición posterior de esos cuentos, Fuentes narró<br />

la irritación de Castro por la premiación a un libro que hablaba de algunas de las<br />

víctimas campesinas de la Revolución Cubana. Sin control, Fidel Castro lanzó el<br />

libro contra la pared y gritó que era un desperdicio gastar papel en esas obras que<br />

en nada ayudaban a concienciar a la gente.<br />

El jurado y el libro premiado de Fuentes —como preludio a lo que vendría después<br />

con Fuera del juego— fueron destrozados en la revista Verde Olivo de Raúl<br />

Castro. En su libro de memorias sobre su estancia habanera, Edwards escribió que<br />

“los cuentos de Norberto Fuentes transcurren en los parajes de Escambray, donde<br />

la huella de las balas da testimonio de la violencia y el dramatismo de la lucha.<br />

Pero Fuentes, que lo había hecho como cronista, no quiso como narrador dividir el<br />

mundo en blanco y negro, con lo cual toco el dogma de la inmaculada pureza del<br />

ejército revolucionario, de su disciplina, una de las divinidades intocables en el<br />

altar de la Salud Pública. Todo está dicho en las viejas páginas de Michelet sobre<br />

el Comité, sobre Robespierre, sobre la Revolución y sobre la guillotina”.<br />

Edwards narró los incidentes de su corta estancia de casi cuatro meses en<br />

Cuba en su libro Persona non grata, que fue editado con censuras y autocensuras<br />

en 1973 antes de la caída de Allende y que después apareció ya sin ningún<br />

recorte. Durante esos meses, Edwards tuvo muchas reuniones con intelectuales<br />

disidentes, sobre todo con Lezama Lima y con Heberto Padilla. Las reuniones,<br />

realizadas en el hotel Habana Libre, habían sido grabadas por la policía política<br />

de Castro. Con el contenido de las grabaciones, Castro le pidió a Allende<br />

que sacara a Edwards de Cuba porque se había convertido en un enemigo de<br />

la Revolución. Edwards abandonó Cuba echado por Castro y se incorporó a la<br />

embajada de París con Pablo Neruda.<br />

La salida de Edwards de La Habana ocurrió horas después de haberse dado<br />

el arresto de Padilla. Con Padilla en la cárcel y a punto de tomar el avión para<br />

salir de Cuba, Edwards fue llevado ante Castro para una ácida conversación de<br />

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