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Quid Numero 71

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Me atrevería a decir, ya que mencionamos a los románticos,<br />

que se trata de un viejo principio: dar cuenta de las relaciones<br />

antes no percibidas de las cosas. En otro cuaderno hablé<br />

de funciones en sentido matemático: un objeto o fenómeno<br />

entra en dependencia funcional con otro elemento y el texto<br />

toma cuerpo en tanto proyección de esa función.<br />

También, si lo vemos desde un punto de vista personal y en<br />

la cocina de la escritura, esos yuyitos, el mate o un pedazo<br />

de pared o de chapa son los pretextos que desencadenan la<br />

escritura y permiten una vida nueva. Necesito esas pequeñas<br />

cositas de la vida cotidiana que están a mano como motores<br />

para disparar imágenes, para recostarme en ellas como<br />

alguien que tiene dificultades para caminar y se apoya en un<br />

bastón. Nada nuevo, después de todo, son dos pedazos de<br />

cristal como aparatitos mágicos los que a cada instante me<br />

entregan las imágenes del mundo y subsanan un poquito una<br />

miopía interesante.<br />

–El origen de las palabras y su recorrido, la relación de<br />

las palabras y las cosas, son elementos muy presentes<br />

en sus libros. ¿Es algo que llegó desde ciertas lecturas<br />

o empezó a funcionar desde una necesidad propia de<br />

comprensión, desde un extrañamiento? Todavía recuerdo<br />

como si fuese hoy una serie de conferencias a las que asistí<br />

con mi gran amigo Luis Sagasti. Allí tomamos contacto por<br />

primera vez con el pensamiento de Foucault, Las palabras<br />

y las cosas y el giro lingüístico. Posteriormente, fue determinante<br />

la lectura del que acaso pueda considerarse como uno<br />

de los mejores ensayos sobre Borges: El laberinto del universo.<br />

Borges y el pensamiento nominalista de Jaime Rest.<br />

Problemas tales como el límite de lo pensable y lo decible,<br />

el lenguaje como modelizador del mundo, su capacidad o<br />

incapacidad para conocer y dar cuenta de lo real, constituyen<br />

preocupaciones de primer orden sobre todo en la ecología<br />

cultural de la modernidad tardía atravesada por signos. Pero<br />

no me interesa abordar estas cuestiones en forma abstracta<br />

sino, podríamos decir, “encarnada” en la praxis social, en lo<br />

que, nuevamente, está ahí, a la mano, en el modo en que<br />

usamos las palabras o en que ellas nos hablan. Cada palabra,<br />

cada combinación de palabras devienen entonces como<br />

una suerte de cofres donde podemos encontrar un espesor<br />

histórico, las formas de empleo, afecciones y resonancias,<br />

materialidad visual y sonora, luchas de poder y desigualdades,<br />

principios combinatorios, leyes sintácticas junto con aspectos<br />

normativos y estrategias para subvertirlos.<br />

–Usted ha dicho: “Uno tiene que ser fiel a sus obsesiones<br />

porque ahí se juega un núcleo muy intenso”. ¿Cuáles<br />

son sus obsesiones? En ese fragmento quería expresar<br />

la necesidad de obedecer y responder a aquellos fenómenos,<br />

cosas o nudos problemáticos que nos interpelan a lo largo del<br />

tiempo e insisten como elementos irreductibles. Obedecer<br />

no tiene aquí el sentido autoritario de subordinación sino<br />

más bien el significado etimológico de escuchar: “ob-audire”,<br />

prestar oído a eso que está ahí y nos habla en su lenguaje a<br />

veces mudo, a veces atronador hasta el desgarro. Un arroyito,<br />

nuestro arroyo Napostá, es una obsesión donde se condensan<br />

los reflejos del sol sobre el agua, la biografía personal, la<br />

necesidad de fundar una zona donde habitar, la historia de<br />

nuestra comunidad. Y, a propósito, descubro ahora mientras<br />

hablamos que “obsesión” viene de “ob-sedere”, y “sedere”<br />

significa en latín “estar sentado”, sentarse sobre o contra algo.<br />

Y sí, no podía ser más acertado: sentarse en la costa del arroyito<br />

del Parque de Mayo es literalmente una obsesión. ¿Ves?<br />

Ahí salió algo hermoso: la palabra que se abre y nos habla y<br />

ofrece sus respuestas. La injusticia social es una obsesión, la<br />

muerte y la pregunta por la existencia son otras.<br />

–En una entrevista decía que lo haría feliz si sus textos<br />

se consideraran poesía. ¿Se percibe como poeta? ¿Qué<br />

significa la poesía para usted? Comencé mi trabajo en<br />

la escritura desde la poesía en un sentido más usual: textos<br />

breves, cortes de verso como unidades rítmicas y visuales<br />

sobre la página. La incorporación de la prosa para dar cuenta<br />

de aspectos narrativos o argumentativos no convierten a esos<br />

textos en una narración o un ensayo; por eso mi deseo es que<br />

esos cuadernos “inclasificables” por el cruce de géneros se<br />

entiendan como expansión de un poema expandido. ¿Si me<br />

percibo como poeta? “Poeta”, “profesor”, “investigador”…<br />

Uf, esos son títulos muy grandes para mí. Ya que hablábamos<br />

de la relación entre las palabras y las cosas o las personas,<br />

aquí tenemos un buen ejemplo, ¿no?<br />

–En uno de sus libros, dice “existen problemas cuya<br />

solución solo es posible en la obra poética”. ¿Qué<br />

problemas se resuelven solo en la obra poética? En<br />

plena Revolución Rusa y desde una perspectiva materialista<br />

/productivista, Vladimir Maiakovski sostiene que hay<br />

problemas que solo se pueden resolver en la poesía. Y lo demuestra.<br />

Eso me parece increíble. Más allá de que estemos<br />

de acuerdo o no con sus respuestas, su planteo es un desafío<br />

abierto y vigente. En el cuaderno volumen VIII, la poesía me<br />

ayudó a superar el duelo por mi padre. La mirada extrañada,<br />

que desautomatiza la rutina y la injusticia naturalizada,<br />

es siempre una mirada poética y política. Dar una imagen<br />

posible y humana a la cruda materia inimaginable, es un<br />

trabajo poético. Si “en el principio era el Verbo” como afirma<br />

San Juan, lo existente y lo Trascendente son problemas de<br />

la palabra, del lenguaje, de la oración en sus dos acepciones:<br />

sintáctica y devocional.<br />

–En la introducción del volumen X dice que es el<br />

último de la serie, pero en una entrevista reciente<br />

anunció dos más. ¿Por qué la daba por finalizada,<br />

cómo apareció esta nueva apertura? El volumen X es el<br />

último de una serie más orgánica que se abre en el V donde<br />

hay una fuerte presencia de lo autobiográfico y la reconstrucción<br />

de la memoria personal tramada en materiales diversos.<br />

En el volumen XI quiero volver a algo más abierto,<br />

tipo miscelánea, pero cuyo eje central tendrá que ver con la<br />

generación de imágenes, las propiedades iconogenéticas de<br />

determinados fenómenos. Y el XII, si es que sale, bueno,<br />

eso será algo más… ¿lírico?, ¿místico? Esas también son<br />

palabras demasiado grandes. Pero todo dependerá, claro,<br />

del tiempo disponible. Soy docente, estamos viviendo un<br />

terrible conflicto laboral, y la tarea docente no me deja<br />

tiempo para escribir durante el año, solo puedo escribir en<br />

enero y principios de febrero<br />

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