Quid Numero 71
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Tema de tapa<br />
cinco<br />
LITERATURA JUVENIL Y CINE,<br />
UN MARIDAJE PERFECTO<br />
La idea de infancia y adolescencia tal como hoy la conocemos es relativamente nueva, en la primera<br />
mitad del siglo XX todo lo que viniera antes de la madurez era una simple sala de espera hacia<br />
el mundo adulto. Hoy, fiel reflejo de que las cosas han cambiado, la literatura juvenil y el cine,<br />
conforman una máquina muy aceitada donde, por lo general, el resultado, suele ser él éxito asegurado<br />
Fueron los dibujos animados los primeros contenidos audiovisuales<br />
para los más chicos. Esta fue una gran usina que se<br />
alimentó de historias provenientes de la literatura. No solo<br />
fueron adaptados los clásicos cuentos infantiles sino todo tipo<br />
de obras de la literatura universal, incluido los mitos griegos.<br />
Un gran ejemplo de esto fue Disney, el imperio indestructible<br />
de la animación (especialmente desde que compró Pixar).<br />
El mundo animado comenzó siendo territorio infantil pero<br />
fue ganando cada vez más adeptos entre los adultos, a tal<br />
punto que ya existe un universo entero de dibujos animados<br />
que excluye a los más chicos.<br />
Hoy cada franja etaria tanto para niños como adolescentes<br />
POR Agustina Zabaljáuregui<br />
tiene una historia que está pensada para su nivel educativo,<br />
su formación y sus intereses. Pero antes, esas líneas, resultaban<br />
más borrosas e incluso los creadores de sus historias<br />
pivoteaban entre esos universos. Un claro ejemplo de esto<br />
fue el maravilloso Roald Dahl, que con sus relatos infantiles<br />
rompía las fronteras de la edad. Generalmente sus relatos<br />
son moral y políticamente incorrectos, muchas veces lindan<br />
con lo terrorífico y suelen brindar una imagen de los adultos<br />
como criaturas malvadas y egoístas. Dahl decía: “La llave del<br />
éxito consiste en conspirar con los niños contra los adultos.<br />
Puede ser una fórmula simplista pero funciona. Los padres y<br />
maestros son el enemigo”.<br />
Lo cierto es que la mayoría de sus historias fueron llevadas a la<br />
pantalla grande y casi siempre los resultados fueron geniales.<br />
Las más destacadas fueron Matilda de 1996, con una magistral<br />
dirección de Danny De Vitto; Las brujas de 1990, con<br />
una aterradora Angelica Huston como la Gran Bruja; las<br />
dos Charlie y la fábrica de chocolate, la primera del <strong>71</strong> con el<br />
entrañable Gene Wilder en el papel de Willy Wonka, y la<br />
segunda de 2005 a través de la oscura y fascinante mirada de<br />
Tim Burton; y Fantástico Sr. Zorro en 2009 con un perfecto<br />
stop motion en la dirección del salingeriano Wes Anderson.<br />
El mismo Roald Dahl tuvo su propio programa de televisión<br />
en los años 60 llamado Way Out, donde el escritor introducía<br />
historias de terror, policiales o fantásticas, muchas de su<br />
autoría, al estilo de Hitchcock presenta. Incluso guionó algunos<br />
capítulos para esta última, el más recordado fue Cordero<br />
asado, donde una mujer asesina a su marido con una pata de<br />
cordero, episodio que fue posteriormente homenajeado por<br />
Almodóvar en ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, cuando<br />
Carmen Maura utiliza una pata de jamón como arma homicida.<br />
También su primer libro infantil, Los Gremlins, inspiró a<br />
Joe Dante para hacer la película homónima en 1984.<br />
Hay que decir que en los 80 hubo un boom de cine infanto<br />
juvenil que cambió las reglas del juego para siempre. Si bien<br />
ya existían películas para ellos, los avances tecnológicos, la<br />
continua definición de este público particular y su crecimiento<br />
como consumidores de historias hicieron que Hollywood<br />
pusiera la mira sobre ellos y los bombardeara a películas. A la<br />
cabeza del ataque estuvieron George Lucas con sus inmortales<br />
Star Wars, Steven Spielberg con E.T y sus Indiana<br />
Jones, Robert Zemeckis con obras maestras como Volver<br />
al futuro o ¿Quién engañó a Roger Rabbit? y John Hughes,<br />
considerado como el creador del cine adolescente, con The<br />
Breakfast club o Ferris Buller’s day off, y más tarde con<br />
grandes obras infantiles como Mi pobre angelito y Beethoven.<br />
Sumado a esto estaba el genio de Jim Henson y sus marionetas<br />
que fueron el alma de cientos de películas de los 80, entre<br />
ellas Star Wars y Laberinto, que además estaba dirigida por<br />
el propio Henson.<br />
En esta lluvia de cine ATP (apto para todo público) la adaptación<br />
de obras literarias, dejaron unos cuantos clásicos. Una de<br />
ellas fue Cuenta conmigo, basada en un relato de Stephen<br />
King, “The body” (a su vez inspirado en una experiencia personal<br />
de la juventud). La historia trata de cuatro amigos que se<br />
aventuran a la búsqueda del cadáver de un chico desaparecido,<br />
para así convertirse en los héroes de su comunidad. Cuenta<br />
conmigo fue una de las principales fuentes de inspiración de la<br />
actual Stranger Things, la serie que se convirtió en una oda a la<br />
nostalgia del coming of age ochentoso. Otro ejemplo es la Historia<br />
sin fin, basada en el libro homónimo de Michael Ende<br />
en el que un niño comienza a leer una historia de aventuras de<br />
la que él también forma parte. La historia de Bastian y Atreyu<br />
y la inmensa ternura de Falcor marcaron a una generación.<br />
Muchas veces la literatura estaba presente aunque no se tratara<br />
estrictamente de una adaptación, como el caso de Leyenda,<br />
en la que Ridley Scott tuvo a los hermanos Grimm como<br />
inspiración. Pero a pesar de que la literatura estuviera presente<br />
y dispuesta a ser transformada en guión, la verdadera vedette<br />
de los 80 y 90 fue el cine, que ayudado por la expansión del<br />
VHS, estaba en la cresta de la ola apta para todo público.<br />
Sin embargo a finales de la década la literatura se convertiría<br />
en el referente al que el cine se tendría que acoplar. Esta<br />
transformación total de las reglas del juego tuvo como protagonista<br />
a un joven mago llamado Harry Potter. La piedra<br />
filosofal, el primer libro de la saga, salió en el 1997 y al año<br />
siguiente la autora ya había vendido a la Warner los derechos<br />
para llevar a la pantalla grande los primeros cuatro libros,<br />
cuando aún no se habían escrito los tres siguientes.<br />
La obra de J. K. Rowling despertó el apetito lector de un<br />
sector que se creía que ya no leía y a partir de su existencia<br />
fueron saliendo cientos de títulos por año. A su vez, allanó el<br />
camino para que viejas sagas de la literatura juvenil tuvieran<br />
sus adaptaciones cinematográficas como El señor de los anillos<br />
y Las crónicas de Narnia.<br />
El hecho de que la saga del mago más famoso del mundo se<br />
haya extendido tanto en el tiempo provocó un fenómeno único:<br />
tanto los personajes de los libros, como los actores de las<br />
películas y los lectores de la primera hora fueron creciendo a<br />
la par, de esta manera una simple ficción terminó convirtiéndose<br />
en una etapa para la vida de muchos. En junio pasado el<br />
primer libro cumplió veinte años y aún sigue ganando fans en<br />
todo el mundo.<br />
El éxito rotundo de Harry Potter no solo cambió la relación<br />
de la literatura juvenil con el cine, también inauguró la<br />
moda de las sagas literarias que aún sigue vigente. El alcance<br />
llegó a la literatura de adultos que también pudieron ver sus<br />
libros convertidos en películas, como el caso de las Sombras<br />
de Grey y Millenium, o en serie como ocurrió con Juego de<br />
tronos, donde los libros terminaron alimentándose del éxito<br />
mundial de la serie.<br />
Después del suceso Harry Potter todo libro juvenil con éxito<br />
fue a parar a la pantalla grande sin escalas. En lo que respecta<br />
a las sagas, tal vez las más exitosas tanto en libro como en película<br />
fueron Crepúsculo y Los juegos del hambre. Otros fueron<br />
grandes éxitos en papel pero fracasaron en el cine, como el<br />
caso de Divergente, que no cumplió las expectativas de los<br />
productores y no parecen dispuestos a completar la saga.<br />
Lo cierto es que con el paso del tiempo las historias juveniles<br />
se fueron poniendo más violentas, dramáticas e intensas.<br />
Aquel Harry Potter de La piedra filosofal parece un poco inocente<br />
al lado de las sagas actuales que ocurren en escenarios<br />
apocalípticos donde suele estar en juego la vida.<br />
Sin embargo las temáticas siguen siendo similares. La realidad<br />
puede ser distópica o fantástica pero los amores son siempre<br />
imposibles o conflictivos y el mundo, hostil. Las historias son<br />
iniciáticas, de primeras veces transformadoras. Se sigue<br />
dejando el mundo familiar para explorar el afuera en busca de<br />
la identidad propia. Los vínculos son fuertes, definitorios. Se<br />
pierde inocencia y se gana sabiduría. Como en la vida<br />
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