Memoria Natalia
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entre la referencia y los estados inducidos por la política), el punto de partida o estado de referencia y otros<br />
aspectos del contexto de la decisión (implícita o explícita).<br />
Dado que las compensaciones son una medida de los tradeoffs que realizan los individuos, estas pueden ser<br />
medidas en términos de cualquier unidad común que uno desee. Por lo general se miden en dinero 2 , aunque<br />
esta no es la única métrica disponible. Para muchos problemas ambientales, las valoraciones monetarias<br />
funcionan porque proporcionan una métrica común a través de la cual expresar estos tradeoffs.<br />
Con esto no se niega que los ecosistemas proporcionan bienes y servicios que los que las personas no tienen<br />
que pagar. Pero por definición, la disposición a pagar para proteger los ecosistemas de la destrucción o la<br />
degradación refleja cuánto de otras cosas los individuos estarían dispuestos a renunciar para obtener este<br />
resultado. Este es un tradeoff explícito que define una disposición a pagar (Bockstael et al., 2000). Es en estas<br />
situaciones, cuando los tradeoffs que queremos conocer están asociados con cambios bien definidos en la<br />
calidad o la cantidad de los recursos específicos o servicios de los ecosistemas, que podemos apelar a la amplia<br />
variedad de métodos de valoración disponibles para lograr una valoración económica de estos servicios.<br />
La valoración económica tiene una mayor probabilidad de proporcionar una estimación precisa del valor si<br />
el cambio del ecosistema que se está evaluando es pequeño en relación con la producción total del bien o<br />
servicio en el área geográfica de interés. Por ejemplo, es más fácil valorar un pequeño cambio en la calidad<br />
del agua que valorar un cambio grande. Esto se debe a que los precios existentes indican el valor marginal<br />
del recurso, y el valor marginal se aplica en forma más precisa a un pequeño cambio “en cantidad o calidad”<br />
(Brown et al., 2007). Afortunadamente, los cambios más realistas en las políticas sólo causan cambios relativamente<br />
pequeños en la producción de un bien o servicio de un ecosistema determinado<br />
En este contexto el análisis económico debería reflejar la enredada red de interrelaciones físicas que vinculan<br />
las actividades que tienen efectos en una parte de un ecosistema así como sus potenciales efectos en<br />
otra parte. Esta es una de las principales dificultades con la que se encuentra el análisis económico en el<br />
terreno de la valoración de los bienes y servicios ecosistémicos (Polasky y Segerson, 2009).<br />
En cualquier caso el principal riesgo con el que nos enfrentamos a la hora de la aplicación de métodos de<br />
valoración convencional es el de obtener un conjunto incompleto de valores desconectados para un subconjunto<br />
de servicios de los ecosistemas. Esto tiende a resultar en una subestimación de los beneficios de la<br />
protección del ecosistema (Bockstael, et al., 2000)<br />
Valoración económica de los recursos hídricos<br />
Al igual que otros servicios ecosistémicos, el valor del agua deriva de su importancia y contribución al bienestar<br />
de los seres humanos y a otras formas de vida en la tierra (Lange et al., 2007).<br />
En términos económicos, el agua es un bien esencial, por lo que el valor (disposición a pagar) por una canti-<br />
2. Un ejemplo del potencial de efectos con diferentes opciones para el numerario puede encontrarse en Brekke, K. A. (1997).