Revista UNM 2016

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Musicología Revista N° 24 | Año 2016
LAS “MÚSICAS DEL
MUNDO” Y SUS
CONFLICTOS EN LA
INVESTIGACIÓN
MUSICAL DESDE
EL PENSAMIENTO
EUROCENTRISTA
José Miguel Huamaní Torre
Estudiante de Musicología del Conservatorio
“ Entre musicólogos, educadores musicales e
incluso etnomusicólogos la doctrina de la música
occidental artística europea como superior a
todas las otras músicas se mantiene como algo
obvio, una verdad” (Becker, 1986)
¡Qué bellas son las obras de Bach, Beethoven,
Brahms! Músicas que obtuvieron el título
de “universales” o ”superiores”. Son parte
además de lo que llamamos “cultura” en un
contexto de nivel social casi elitista, en el que
no escucharlas implica un grado gravísimo de
ignorancia. Como autor no puedo ser ajeno
a este discurso y sin embargo creo necesario
mantener la interrogante: ¿Cómo se gestó
el pensamiento que ante todas las culturas
pone a la europea en lo más alto? y, ¿Cómo
afecta esto a nuestra comunidad académica en
cuanto a sus investigaciones?
El siglo XVI propició cambios en el
pensamiento de Europa desde sus primeras
décadas. Como menciona Dussel: “Europa
pudo constituirse a sí misma como un
ego unificado que explora, conquista y
coloniza una alteridad que le concede de
vuelta la visión de su Yo” ( 1993, p.3). La
idea de un ego conquistador-explorador
unificado, también es descrita tras la
desaparición del pensamiento de Europa
como una periferia social en los conflictos
contra oriente o el mundo mediterráneo y
se convierte en un centro (Fadic, 2006) en
la entidad representativa del desarrollo y la
“modernidad”. Hasta entonces Europa no se
conocía a si misma como ahora lo hace. La
idea del individuo y su identidad es clara en
la asunción de una Europa como centro del
mundo, llevada a proporciones individuales.
(Martínez, 2008)
LA EUROPA MODERNA Y EL
EUROCENTRISMO
“1492 es la fecha del “nacimiento” de la modernidad,
aunque su gestación implica un previo
proceso “intrauterino” de crecimiento. La
posibilidad de la modernidad se origina en las
ciudades libres medievales europeas, las cuales
fueron centros de enorme creatividad. Pero modernidad
como tal nace cuando Europa consigue
la posición de presentarse a sí misma contra otra
cultura”.(Dussel, 1993)
En época de la exploración, casi 1492, Europa
encuentra seres humanos más allá de los
horizontes a los que estaba acostumbrado y
surge el primer gran debate sobre cuál sería el
destino de aquellos seres ajenos a su cultura.
Emerge la interrogante de si provenían o no
de las mismas raíces. En otras palabras, de
si eran o no hijos de Adán y Eva, o si sería
gente que se había perdido del arca de Noé
(Marschall, 1979). Podríamos considerar que
éste fue un primer estudio sobre el origen
del hombre, dedicado no solo a la aceptación
de conceptos religiosos, sino motivado
por el encuentro con un “Otro” que podía
ser tan similar como diferente. Pronto se
confirma la similitud entre los unos y los
otros manteniendo así la prevalencia de la
religión católica y sus principios, aunque esto
iría cambiando con nuevas corrientes de
pensamiento en la sociedad europea.
La cantidad de cambios ocurridos al
interactuar el “viejo” y el “nuevo” mundo
diseñó el destino del resto de naciones;
Europa reiteró tantas veces la invención