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26 Musicología Revista N° 24 | Año 2016 cercanas territorialmente. La diversidad de músicas es muestra de experiencias colectivas humanas que responden a sistemas únicos de pensamiento y comprensiones del cosmos. Tales músicas llamadas “del mundo”, son aquellas que no forman parte del colectivo artístico de la tradición europea occidental, muy posiblemente por el supuesto estatus de “universal”. En un inicio, la visión del explorador del siglo XVII contempló estas prácticas musicales con una curiosidad casi museística. Frente a ello la musicología aún en crecimiento se propuso registrar, teorizar, clasificar y preservar aquellas piezas exóticas que evidenciaban sus distintivos en cuanto a forma y significado respecto de las músicas imperantes en Europa, aunque éstas no serían apreciadas a profundidad hasta mediados del siglo XX. De todas maneras, con los grandes descubrimientos de culturas no occidentales Europa se alimentó en varios sentidos incluso musicales. Un ejemplo elocuente es la estética del impresionismo francés cuya figura saltante es Claude Debussy. Aquella música se inspira de elementos musicales como las escalas pentatónicas, estructuras y sonoridades, de la música javanesa y del gamelán, haciendo de estos elementos su “material” creativo. Así compositores como Debussy y Messiaen proponen lenguajes musicales relativamente propios basados en un “enriquecimiento” de lo occidental con lo no-occidental. Al ser “músicas del mundo” un rótulo creado bajo los fundamentos de un pensamiento colonial y euro-centrista, no es extraño ya el surgimiento de distintos problemas en relación con los efectos de tales denominativos. 1.1. ¿MÚSICA SUPERIOR E INFERIOR? VIEJOS Y NUEVOS MÉTODOS EN EL CASO DE ASIA El tratamiento con el cual la musicología investigaba al resto de culturas cambió notablemente entre el siglo XVIII y el siglo XX. La visión vertical del desarrollo se ha deshecho casi por completo y en la actualidad se asume a la música como un proceso multidimensional y sujeto a múltiples interacciones. En el siglo XIX músicas como algunas provenientes de Japón, eran escuchadas como un conglomerado de ruidos y extrañas melodías por el oído euro-céntrico. Lo impactante de esta asunción, es constatar cómo aquella misma mentalidad de centroperiferia es re-alimentada por tal sociedad “periférica”, llegando tal denominación de “músicas del mundo” a ser compartida por los mismos habitantes de una sociedad (japonesa) ya “occidentalizada”. “¿Quieren los orientales olvidar su pasado? Es la máxima indignación: después de escuchar de una u otra forma que su propia cultura es inferior, el joven Oriental viaja al occidente para conseguir una educación superior; una vez que regresa, la Europa iluminada le dice que su música no era tan insignificante y le pregunta por qué no conoce más al respecto. Regrese o no, su conocimiento de la literatura Asiática, el arte y la música es muchas veces tan vacío como el del occidental promedio” (Craig, 1971) La música japonesa, por ejemplo, desde la escucha occidental, cargaba consigo tres características que la podrían hacer “inferior”: Dícese “monótona”, “sin objetivo” y “con ruido excesivo” (Dean, 1985), sin embargo tales características podrían constituir más bien marcas sonoras que tienen el potencial de validar tal expresión al interior de su cultura, validación estética posiblemente remota tras el lente occidental. Tal y como Britten en el siglo XX propone una guía consciente sobre la música japonesa existe en la actualidad una creciente producción de trabajos sobre música, cuyos enfoques han abandonado la concepción comparativa del siglo XIX y va tomando nuevas herramientas, nuevas disciplinas y nuevas formas de comprender las expresiones musicales de la diversidad del mundo, es decir, de las diferentes músicas del mundo.
Conservatorio Nacional de Música 27 2. CONCLUSIONES Las músicas del mundo, como categoría de denominación musical resulta problemática e insuficiente, cada música posee un nombre con el cual se define a sí misma y se valida culturalmente, sea o no frente a un amplio universo de músicas. Como sucede con el Hogaku en Japón, la valía de la música es independiente de una confrontación con “el mundo”. La relación centro-periferia es un factor poderoso en todo proceso colonial, aún hoy se ve a Europa como un gran destino al que hay que llegar. Es cometido de las ciencias sociales como de la musicología, accionar con procedimientos conceptuales y metodológicos lo más despojados posible de tal asunción jerárquica respecto a Europa en el mundo, esto es cooperar con la deconstrucción de pensamientos imperantes en su labor misma a través del tiempo. El contexto de la globalización permite hoy el acceso mediado a la diversidad de músicas, fenómeno que ocasiona una cada vez menos notoriedad de las fronteras territoriales, ello ayuda a no solo conocer la música y sus formas de expresión, sino también ayuda a entender que los cambios y mutaciones de la música han ocurrido siempre y en todas partes. Cada música es un universo mismo que bien expresa el pensamiento de sus grupos humanos. La complejidad de una música se encuentra no solo en sus estructuras formales susceptibles de ser transcritas en la gama de sus cualidades particulares. Por tanto no parece haber razón o fundamento alguno para inferir que tal música es menor que otra en tanto fenómeno de expresión humana. Referencias Becker, J. (1986). Is western art music superior? The Musical Quarterly , 72 (3), 341-359. Craig, D. A. (1971). Transcendental world music. Asian Music, 2 (1), 2-7. Dean, B. (1985). That ’howling’ music: Japanese hogaku in contrast to western art music. Monumenta Nipponica , 40 (2), 147-162. Dussel, E. (1993, Autumn). Eurocentrism and modernity. Boundary , 20 (3), 65-76. Fadic, G. C. (2006, July). Epistemología y construcción identitaria en el relato musicológico americano. Revista Musical Chilena , 52 (190). Goodkin, D. (1994, July). Approaches to multicultural music. Music Educators Journal, 81 (1), 39-43. Maldonado, A. M., y Oliva, A. V. H. (2010, May-August). El proceso de construcción de la identidad colectiva. Convergencia (53), 229- 251. Marschall, W. (1979). Influencias asiáticas en las culturas de América antigua. En K. Thiele (Ed.), (p. 3). Ediciones Euroamericanas. Martínez, A. G. (2008). Identidades y representaciones sociales: La construcción de las minorías. Nómadas , 18 (2), 211-222. Wallerstein, I. (2003, March). Eurocentrism and its avatars, the dilemmas of social science. Sociological Bulletin , 46 (1), 21-39.
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