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Conservatorio Nacional de Música 41<br />
Oscar Oré, encarnando a Lindoro<br />
Manuel Aldana (Fígaro) y Angela Sevilla (Rosina)<br />
La joven huérfana Rosina fue representada por la<br />
mezzo-soprano Angela Sevilla, alumna de canto<br />
de la maestra Josefina Brivio, y cantó la cavatina<br />
“Una voce poco fa”, el rondó “Contro un cor che<br />
accende amore” y el dúo con Fígaro “Dunque io<br />
son”, con solvente y bella voz.<br />
El tenor ligero Oscar Oré, alumno de canto del<br />
maestro Andrés Santa María, fue un inigualable<br />
Lindoro, un comiquísimo maestro de canto y un<br />
impetuoso Conde de Almaviva, luciéndose en la<br />
serenata “Ecco ridente in cielo” y en el trío “Se il<br />
mio nome saper voi bramate”, con Rosina y Fígaro.<br />
La soprano Claudia Espinoza, alumna de canto del<br />
maestro Wilson Hidalgo, personificó a la criada<br />
Berta, en una versión cuidadosamente preparada<br />
en su canto, gestos y desplazamientos. Destacó en<br />
su aria “Il vecchiotto cerca moglie”. Al ser la única<br />
soprano del elenco sus agudos fueron los apropiados<br />
para coronar los momentos de aglutinamiento<br />
sonoro de la orquesta, el coro y los solistas con los<br />
que Rossini construyó los momentos clímax, tanto<br />
en el primer como en el segundo acto de su ópera.<br />
Don Basilio, el maestro de música de Rosina, se<br />
lució en el aria “La calunnia è un venticello” y fue<br />
una estupenda interpretación del bajo Fernando<br />
Vizcarra, egresado en la Promoción “José Bernardo<br />
Alcedo” (la primera de nuestro Conservatorio) e<br />
invitado a sumarse al elenco.<br />
El maestro Hidalgo, artífice de la sabia elección de<br />
la obra, de la preparación vocal del elenco y de las<br />
coordinaciones para la puesta en escena, encarnó<br />
también a un Don Bartolo de antología: el médico y<br />
tutor de Rosina, muy sobrio en su actuación (similar<br />
y acorde con la propia personalidad del maestro) fue<br />
el balance perfecto para todas las hilarantes intrigas<br />
ideadas por Fígaro para permitir el acercamiento<br />
del conde de Almaviva a Rosina. Magnífica fue su<br />
aria “A un dottor della mia sorte”.