Revista UNM 2016

Conservatorio Nacional de Música 25
de su lugar en el mundo como para poder
imprimir esta relación centro-periferia en su
relación con América y Asia. La gestación
del pensamiento moderno trajo consigo
al pensamiento de la colonia antes de la
concertación del mismo primer fenómeno.
Una entidad se somete a una superioridad
construida de otra y tal “sistema colonial”
instaurado visibiliza y alimenta la relación
centro-periferia del caso. De esta manera, en
la mitad del siglo XVII las colonias buscaban
ser imágenes idénticas de Europa. Proceso
por el cual la resistencia a la subyugación
termina contagiándose de un pensamiento pro
colonialista, resultando ésta la construcción de
una relación centro-periferia en todo aspecto.
La Europa que funcionaba como el ejemplo
absoluto del desarrollo cultural, dibujó una
línea entre sí y las demás sociedades a su
alcance. Hegel, quien no parece dudar en
sus descripciones sobre el África y sobre las
diferencias entre un viejo y un nuevo mundo,
señala a Latinoamérica como una tierra de
“inmadurez y falta de formación”. Además
de ello, el evolucionismo y la posición que
sustenta la existencia de niveles culturales
fueron importantes en la instalación de
dilemas sobre la población del nuevo mundo
y sus orígenes. Según algunas informaciones,
los conocimientos occidentales, que en algún
momento poseían los habitantes del nuevo
mundo, eran olvidados o se degeneraban
de acuerdo a la distancia y el tiempo entre
Europa y el nuevo mundo (Marschall, 1979)
mostrando también la imposibilidad del nuevo
mundo en generar “desarrollo” por su propia
cuenta.
1. MÚSICAS DEL MUNDO
“El mito de origen que se esconde en el “concepto”
emancipador de la modernidad, y que
continúa rodeando el pensamiento filosófico y
otras posiciones teóricas de Europa y Norteamérica,
tiene que ver sobre todo con la conexión
entre el Eurocentrismo y “la falacia del desarrollismo”.
Esta falacia consiste en pensar que el
camino del desarrollo moderno de Europa debe
ser seguido unilateralmente por todas las demás
culturas.” (Dussel, 1993)
No es un misterio que la música tiene una
función idéntica al lenguaje. El discurso
universalista que define a la música como
un “lenguaje universal” tiene dos grandes
problemas al evocar su afirmación: El
primero, que la idea de una música como
lenguaje universal de por sí elimina la
existencia de una variedad heterogénea de
otros lenguajes musicales, con lo cual, ya
podría definirse como afirmación falsa. El
segundo, que dentro de la idea en cuestión
subyace una suposición de que todo ser
humano es capaz de entender una sola
música, evidentemente, la gestada por
Bach, Beethoven y Brahms. Al respecto, la
condición “universal” de la música podría
estar referida a que esta existe en toda
instancia de las sociedades humanas, pero
no por esto es la misma música en todas las
sociedades. Por tanto ni sus funciones, ni su
forma, ni sus fundamentos o sus significados
tienen por qué ser idénticos; aun siendo