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Su rastro, al que siguieron como una jauría de sabuesos entrenados, los<br />
guía hasta Micala, donde llegan y obtienen la complicidad de las olas<br />
Al parecer las olas recuerdan los latigazos de Jerjés<br />
En tren de poner las cosas de igual a igual, se tragan la flota entera de<br />
los persas, quienes aprueban una resolución muy sana:<br />
Dejar a Grecia en paz y a Jerjés sin los sueños de conquistarla<br />
Tendrían que buscarse otros terrenos para saquear<br />
Después de este desfile de saqueos y contra-saqueos, atenienses y espartanos<br />
deciden que pueden saquear en paz si se ponen de acuerdo<br />
Ponerse de acuerdo significa repartirse los pueblos sobre los cuales<br />
cada uno tendría el derecho de saquear para beneficio propio<br />
La primera acción política es fundar la Liga Ático-Délica para proteger<br />
los lugares del Asia Menor que saqueaban juntos<br />
Atenas toma el liderato, sin oposición de Esparta, y cuando todo parecía<br />
marchar bien, Temístocles es exiliado<br />
En retribución no halla mejor manera de mostrar su desdén por los<br />
atenienses que ponerse al lado del soberano persa Astajerjes I<br />
(La traición era tan natural entre los griegos, como la homosexualidad<br />
Aunque sólo la traición es reprochable)<br />
Los persas y Temístocles avanzan con la esperanza de lograr un asalto<br />
que les redituaría grandes dividendos<br />
La inversión de los persas se disipó y sus acciones perdieron su valor,<br />
cuando Cimón, hijo de Milcíades los derrota en el río Eurimedonte<br />
Ese río está en lo que hoy es Turquía,<br />
Otro Efialtes aparece en la historia, pero no es un traidor<br />
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