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XXXXXXXXXX<br />
SIRVIENDO SAKE<br />
El sake se puede beber caliente<br />
(máximo 55ºC) o frío (mínimo<br />
Lo que me divierte<br />
5ºC). Actualmente se prefiere<br />
es cómo tiene un<br />
este último, y los sakes Premium<br />
sabor diferente,<br />
tienen diferencias de sabor que<br />
dependiendo de<br />
significa que es mejor servirlos<br />
cómo se sirva”.<br />
fríos. El saque tibio se sirve en<br />
Para demostrarlo,<br />
gruesas tazas de cerámica para<br />
cada sake se sirve<br />
mantener el calor. Una vez<br />
dentro de una copa<br />
abierta, una botella de sake se<br />
helada y de formas<br />
debe beber entre una y<br />
diferentes, desde una<br />
dos semanas.<br />
chata y bulbosa a una alta y<br />
delgada. Mi favorito es el Juyondai,<br />
elaborado en una provincia famosa<br />
por su arroz. Es cremoso, con toques<br />
de mango, y extrae la salinidad del<br />
cangrejo y el dulzor del higo en el<br />
plato puesto sobre la mesa. La<br />
experiencia es un goce de precisión<br />
y tradición. “El sake tiene una<br />
historia muy larga en Japón”, cuenta<br />
el Sr Tanabe. “Juega un papel<br />
cultural en nuestro país – es más<br />
que sólo una bebida”.<br />
Cuando voy saliendo, le pregunto<br />
dónde bebe sake cuando no está en<br />
Kozue. “Ah”, me dice con una<br />
sonrisa. “Voy a Izakaya Genkaya en<br />
Shibuya. Muy tradicional, muy<br />
casual, sin gaijin (extranjeros)”.<br />
E<br />
n mi última noche en Tokio,<br />
no puedo resistirme a<br />
encontrar el pub que el Sr<br />
Tanabe visita en sus noches libres.<br />
Camino por las calles de Shibuya<br />
otra noche lluviosa, con la<br />
dirección del Genkaya escrita en<br />
japonés en mi libreta.<br />
En una calle secundaria cerca del<br />
famoso Shibuya Crossing en la<br />
ciudad, veo un pequeño cartel con<br />
letras que apenas se parecen a las<br />
de mi papel. Subo unas escaleras, y<br />
poco convencido de que este sea el<br />
lugar correcto, me detengo dudoso<br />
frente a una puerta cerrada en el<br />
cuarto piso. Cuidadosamente la<br />
abro y espío hacia adentro – en<br />
seguida tengo un mozo frente a mí,<br />
que toma mi paraguas y me señala<br />
una mesa vacía. Ante mis ojos hay<br />
un grill y un menú con fotos de<br />
cortes de carne. Se escuchan unos<br />
malos covers de las canciones de<br />
Sister Sledge y Chris Isaak. Una<br />
moza enciende los carbones de mi<br />
grill y le indico unas carnes en el<br />
menú que espero que sean de vaca.<br />
Alrededor mío, parejas jóvenes y<br />
grupos de amigos están sentados en<br />
bancos, con sus rostros enrojecidos<br />
por el calor de las llamas. Hay humo<br />
y ruido a carne asada, risas y<br />
conversaciones.<br />
Cocino mi carne, la mojo en aceite<br />
de chili y la pruebo con un sake<br />
ligero que me sirven en una taza<br />
alta de bambú. ¿El veredicto? Sake<br />
frío y una carne tan caliente que te<br />
quema la boca – creo que encontré<br />
la perfección.<br />
46 <strong>Agosto</strong> <strong>2019</strong>