Entrelíneas 111

ENTREVISTA
Autoretrato de la fotógrafa.
Fotografía: Mariana Soledad.
Desde hace ya un tiempo su marca tiene peso en
la escena artística de Concepción y eso se nota
con su llegada: reconocimiento inmediato. Pero
a ella eso no le interesa “yo no soy pinturita, no me
presto para ningún show, me preocupo de mi trabajo y
de ser profesional en lo que hago, de aprender y siempre
seguir enriqueciendo mi técnica”, comenta con mucha
determinación la artista, dejando claro su sello de
responsabilidad.
EL ORIGEN
“Tu nombre completo y oficio para el registro, por favor”,
le indicamos. Mariana se detiene perpleja “nunca
doy mis apellidos” comenta, “jamás me cambié los que
me dieron mis padres biológicos, y como no son los de
mi familia prefiero no darlos, no me representan”
Y de esta forma, durante el cotidiano ejercicio con
el que parte una entrevista, nos enteramos de una parte
de la vida de la fotógrafa bastante desconocida e
íntima. Mariana Soledad H.B. fue abandonada en la
casa de su madre adoptiva a muy temprana edad. Su
mamá, quien en ese momento no estaba casada, luego
de tenerla por un tiempo extendido, decide apresurar
el papeleo y buscar la forma de conseguir la tuición de
la entonces niña “yo creo que como me dejaron tanto
tiempo, el juez cedió fácilmente la tuición a mi mamá.
Eso por un lado y además el hecho de que mi papá
biológico dio la autorización para que yo me quede con
mi familia”
Y por eso Mariana Soledad “esos son los nombres
que me dio mi familia, la que siento real, como el Fernando
Milagros, que se sacó su primer apellido porque
no tuvo relación con su papá y se dejó el de su madre,
un poco lo mismo”.
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LAS CAUSAS SOCIALES Y LAS ARTES
Dirigente estudiantil desde que tuvo conciencia de
las injusticias que veía a su alrededor, inquieta, proactiva,
e incluso desafiante, la joven estuvo en varios establecimientos
penquistas durante su periodo escolar
“primero en un colegio muy pobre, luego en uno más
cuico, que era católico, después en uno término medio,
en la Escuela España. Finalmente, como castigo por no
subir las notas, llegué al Liceo 3, donde francamente
había de todo, hasta compañeras que eran prostitutas.”
Fue en ese espacio donde la fotógrafa hizo una concienzuda
reflexión sobre la desigualdad que podía
existir de un establecimiento a otro, lo cerrados que
podían llegar a ser los grupos sociales en cuanto a cuestiones
básicas como la empatía, y lo mucho que eso la
incomodaba. Desde ahí entonces, tuvos sus primeros
acercamientos con las causas sociales. Una de sus primeras
disputas, por ejemplo, fue por conseguir agua
caliente para las duchas de educación física. “ Dejé la
embarrada esa vez, le puse candado al liceo. Es que
cómo no vas a tener agua caliente para ducharte luego
de tu clase “, señala Mariana.
Su liceo era vulnerable, las realidades de quienes
asistían eran crudas. Por esta razón, y según sus propias
palabras “Yo quería que ese Liceo pudiera ser el hogar
de los estudiantes, o un segundo hogar”.
Favorablemente para su causa, la agrupación Balmaceda
1215 acostumbraba acudir a los establecimientos
de las características de el de Mariana a impartir talleres.
Aquí parten sus primeros acercamientos a las artes.
“Lo que ofrecieran, yo lo tomaba, incluso participaba
en concursos de acuarela, llegué a ganar algunos, era
entretenido”, nos cuenta nostalgica.