Entrelíneas 111

CRÓNICA
UN ANHELO PERSONAL Y COLECTIVO
A través del arte de la fotografía en blanco y negro “Nuestras
tetas” pretende encontrar mujeres mayores de edad (18
años o más), pertenecientes a cualquier etnia o país del mundo
que quieran relatar y mostrar sus senos, como una forma
de enfrentar y decir basta a un sistema doble estándar en relación
al cuerpo femenino.
El afán de este trabajo colaborativo es llegar a todos los
rincones del mundo, especialmente a todas las hijas, madres,
hermanas; de diferentes culturas, condición socioeconómica,
tendencias sexuales y políticas. “Aquí lo importante es que
todas compartimos el género, por ende, hay una historia que
nos une” declara Muriel.
​La autora de este proyecto psicofotográfico explica que:
“Es injusto seguir escondiéndose y tapándose por culpa o
miedo. Operándonos, para adaptarnos a estándares corporales
que nunca nos han pertenecido”. Tanto para la creadora,
como para todas las que han participado en este proceso,
ha significado una experiencia sanadora y determinante en la
forma de vida.
Para cada una de las mujeres retratadas, ha sido la manera
de combatir con esa moral machista, patriarcal y clericalista,
que aluden a la “provocación sexual” si una fémina decide
mostrar sus senos. Existe una doble postura en estas doctrinas,
o mejor dicho, personas. Que se ofenden si ven una teta
exhibida por decisión, mientras paralelamente la ven expuesta
en la publicidad, en la pornografía, tan deshumanizada.
UN RETRATO VALIENTE
Tetas grandes, pequeñas, medianas, caídas, con estrías,
cicatrices, manchas, tatuajes, blancas, negras, separadas, con
o sin pezón, cada una es única y especial. Antes de cualquier
sexualización, las mamas cumplen, además, un rol biológico y
determinante en la vida de todos los seres humanos, que no
deberíamos olvidar, alimentarnos.
María Angulo es una de las mujeres que ha posado para
las fotografías de Muriel. Tiene 33 años y nació en Chile. Declara
que hubo una desagradable experiencia que la motivó
a repensar su propio cuerpo. “Quise participar para apartar
la rabia que tenía dentro, porque una vez un hombre idiota
me agarró una teta sin mi consentimiento. Sentí que dañó mi
integridad. Hoy, a través de este relato visual, quiero mostrar
que yo decido junto a ellas. Si deseo que las toquen, y quién
lo hace. Si me place cubrirlas o no, por un acto político, o
simplemente porque hace calor” manifiesta.
Suyli Aprosio, de 29, es profesora, escritora y feminista.
Para ella, este proyecto ha sido una forma de reconocerse
sobreviviente de abuso sexual infantil. “Quiero que me vean
como un símbolo de lucha, y que esta teta violada pase a ser
una que da vida” declara. Para esta joven madre, su cuerpo
ha sido el espacio donde forjó su revolución, mismo lugar de
disputas y contradicciones, pero también, el sitio desde donde
sostiene su bandera de resistencia.
Al igual que ellas, son demasiadas mujeres que han vivido
la experiencia. No se trata de ser irrespetuosas, agresivas o
vulgares; aunque así fuera, al parecer hay adjetivos que incluso
se cree no corresponden al género femenino. Este trabajo
artístico trata de igualar las condiciones para las corporalidades
de ambos sexos.
“Nuestras tetas” ha dado inicio a un hermoso relato: la
mujer valiente, que mira de frente y con el rostro en alto. Aún
con tantos fantasmas sociales alrededor, es capaz de reconstruirse,
desde el amor, el respeto y el valor del cuerpo y el
alma, pese a los estereotipos, a las imágenes “ideales” y a los
juicios morales.
“De todos los saberes que he recibido y logrado comprender
a lo largo de mi vida, el mayor ha sido descubrir junto
a mis compañeras, la teta libre, fuera del morbo desvirtuado
y la crítica involutiva. Deseo que seamos miles y millones las
que nos atrevamos, porque creo que los cambios comienzan
por una” declara la fotógrafa Muriel.
Durante Septiembre y Octubre “Nuestras tetas” se ha
exhibirá en diversos salones audiovisuales. Casona Nalab,
ubicada en Barrio Yungay, Santiago de Chile, es una de las
organizaciones que ha acogido el proyecto, junto a otras exposiciones
de mujeres autoras. Además, el proceso sigue en
curso, acogiendo a todas las mujeres que deseen retratarse
y participar de esta reveladora experiencia de reapropiación
corporal.
Por una corporalidad hegemónica, fuera el sostén.
Fotografía: Nicole Villanueva.
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