Entrelíneas 111

EDITORIAL
Arden las tradiciones
La frase del título es la que ha abundado en las redes sociales
y los noticiarios del país en la víspera de las fiestas patrias y
su posterior desarrollo, todo debido al origen de la quema
de “medias lunas” de rodeo, combatiendo una mal llamada tradición,
para nosotros como institución,
con este tipo de acciones.
Como medio, no avalamos los actos
incendiarios como tal, pero si entendemos
la molestia de toda una comunidad
que lucha por defender los derechos
de otros seres vivos quienes han
sido maltratados históricamente, año
tras año, para entretención de un público
que no sólo es de características
particulares, sino que también reducido,
bajo el amparo de una tradición
agresiva. La historia es cíclica, dicen, la
violencia sólo lleva a más violencia y esto es un claro ejemplo
de ello.
La gente deja en claro su descontento mediante las manifestaciones,
y está bien que este último sentimiento se demuestre
si las autoridades que están a cargo fomentan en sus dichos y
“Reanalicen sus conceptos
de tradiciones y costumbres
que pasan a llevar a
los demás, y vean el trasfondo
de ellas”.
acciones un incremento de esta sensación, como las palabras
esbozadas por la Ministra del Deporte, Pauline Kantor, colega
periodista y representante gubernamental que, en su labia, niega
una apertura a un diálogo para debatir ideas en torno a la
eliminación de lo que ella menciona
como una parte de la esencia de los
chilenos, decisión que criticamos fuertemente,
sobretodo en su formación
como comunicadora social.
¿Realmente son parte de nuestra
idiosincrasia estas tradiciones?, ¿necesariamente
tienen que incluir el uso
indebido de la presencia animal para la
entretención?, ¿qué tan amplio y considerable
es el público que realmente
disfruta y asiste a estas actividades?.
Invitamos entonces a nuestros lectores
a que reflexionen, re analicen sus conceptos de tradiciones y
costumbres, cuáles son sus consecuencias y el trasfondo detrás
de cada uno de ellas. Además, realizamos la petición a las autoridades
que abran momentos de conversación y participación
ciudadana alrededor de estos temas que requieren un cambio.
CARTAS AL DIRECTOR
Basura y cultura
Sr. Director:
Para un universitario común y
con poco tiempo es normal comprar
comida para ir alimentándose
mientras camina de un lugar a
otro, pero, ¿qué ocurre con los
envoltorios o residuos que no se
comen?
En las principales calles de la
ciudad hay basureros públicos,
sin embargo en el último tiempo
se ha denunciado el robo de
algunos de estos bienes públicos
provocando microbasurales
en las esquinas ya que no todo
el mundo tiene la costumbre de
guardar sus empaques hasta encontrar
otro lugar donde depositar
los desechos.
Sumando a esto, también es
un problema cuando los contenedores
están llenos y no hay
suficiente personal para vaciarlos
y permitir que la ciudad se mantenga
limpia.
Esta situación tiene culpas
compartidas, pues la municipalidad
no brinda las herramientas
suficientes y el personal para
conservar un Concepción limpio,
también es problema del penquista
común que no cuenta con
una cultura de cuidado y manejo
de los residuos, que creen que si
se le paga a alguien para limpiar
la basura de las calles se pueden
desligar de toda responsabilidad.
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CAMILA DUSSAN.
Basura “terremoteada”
Sr. Director:
La ironía de la vida y la manera
en que los chilenos se ríen
de su propia desgracia, da fruto a
un trago tradicional para celebrar
las fiestas patrias: el Terremoto.
Sin duda es una exquisitez, este
contiene una base de vino blanco,
helado de piña, granadina y, a
veces, un poco de malicia (pisco);
convirtiendo estos ingredientes
en una mezcla perfecta .
Es disfrutado por todos, tanto
compatriotas como extranjeros.
Sin embargo, se sirve en un vaso
de plástico coronado con una
bombilla del mismo material; lo
que es una lástima porque es recurrente
ver basureros atiborrados
de estos desechos. Empeorado
por el tiempo en que esta
preparación pasa por nuestras
manos, entre 30 a 40 minutos,
para luego tirarlas e ir por otra de
las mismas características.
Es un ciclo nefasto, que pisotea
la campaña Chao bombillas
en pocos segundos y la idea de
tener un país y planeta más limpio
queda en palabras y buenas
intenciones. Por lo tanto, no
cuesta nada andar con un vaso y
una pajita reutilizables, ya que si
se va a tomar hay q tomar conciencia.
JAVIERA HENRÍQUEZ.
Los límites del ser
Sr. Director:
Un concepto muy utilizado –y a
veces bastante manoseado- es el
de libertad de expresión. Todos tenemos
el derecho de expresarnos y
de opinar libremente por cualquier
medio; como lo dice el artículo número
19 de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos. La
misma expresa que esto se puede
hacer siempre y cuando no se pase
a llevar la libertad de otra persona
ni que involucre perjuicio.
Sabiendo esto, ¿por qué nos
gusta tanto meternos en las vidas
de los demás? Hace unos días criticaron
a Cathy Barriga, alcaldesa
de Maipú, por subir una foto a una
de sus redes sociales personales,
en la que vestía ropa interior y una
bata abierta preguntando “¿Cómo
me veo?”. Una simple acción que
miles de personas hacen a diario y
que da lo mismo independiente de
lo que se esté vistiendo ¿Qué se le
critica realmente?, ¿que suba una
foto en sostenes?, ¿que pregunte
cómo luce?, ¿que haga uso de
redes sociales? No me queda tan
claro. Como sea, a nadie debiese
ni siquiera importarle lo que haga o
no, siempre y cuando no involucre
su vida laboral que, por su naturaleza
política, incumbe a las demás
personas y es entonces digno de
crítica.
No estoy simpatizando con ella
por su color político -de ser así no
me molestaría ni siquiera en escribir
esta carta- sino como persona,
alguien que tiene (o debería) tener
los mismos derechos que todos
tenemos y que está siendo injustamente
criticada. El llamado es a
darse cuenta y dejar de meterse
donde no nos incumbe.
MANUEL VELÁSQUEZ.
Felices y endeudados
Sr. Director:
Llega septiembre y algo
cambia en el ambiente, pareciera
como si todos estuvieran
de mejor humor, esperanzados,
con mayor disposición a la fiesta,
a la celebración y bueno,
es evidente, las fiestas patrias,
el llamado “dieciocho” es un
evento que reúne a familia y
amigos en torno a la patria, nos
inundamos de la fiebre nacionalista
y por unas breves semanas,
tiramos la casa por la ventana
abrazando el consumo como si
no hubiera un mañana: carne,
alcohol, ropa, cotillón, todo por
la bandera, pero, ¿a qué costo?
Patriotismo exacerbado
que tiene como consecuencia
un endeudamiento innecesario
para mitad de año, sobre todo
considerando que pasados tres
meses llega la navidad y vuelta
a sacar la tarjeta para pagar con
crédito lo que nos inventamos
que necesitamos. Claro, algunos
dirán: el aguinaldo ayuda
a mitigar el gasto, pero ¿qué
ayuda puede significar un bono
que más encima es imponible?
Sinceramente, no mucho cuando
el supermercado repleta sus
pasillos con carteles de super
ofertas y el retail presume regalar
su ropa en el mal llamado
sale, cuando en realidad solo
nos están vendiendo sus productos
inflados y posteriormente
desinflados, haciéndonos
creer que no podemos perder
la oportunidad de comprar. Una
burla.
CLAUDIO ESPINOZA.