Lonely Planet Primavera

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En bicicleta alrededor de Mai Chau
Recorrer a través de terrazas de arroz y aldeas inmemoriales en
el estilo clásicamente asiático – en bicicleta – es la forma
perfecta de ver esta fascinante parte de Vietnam
EN UN ANGOSTO SENDERO en las
afueras de Mai Chau, detengo mi
bicicleta y dejo pasar el tráfico. Un
búfalo de agua se me acerca,
ocupando todo el espacio del
camino. Su ternero avanza por
detrás, seguido por un campesino.
En estos pasos rurales, esto es lo
más parecido a un camión, sidecar y
conductor que pueda llegar a ver.
Voy andando a través de valles
que corren como un delta desde la
ciudad de Mai Chau al norte de
Vietnam. Se elevan pirámides y
cúpulas de piedra caliza, creando
una versión tierra adentro de
Halong Bay. Sin embargo, todo el
espacio entre las montañas es casi
plano, con las terrazas de arroz
resaltando los picos boscosos dentro
de la arquetípica escena rural
asiática. Es un paisaje tan hermoso,
y tan agradable para mis piernas,
que parece haber sido creado por un
ciclista.
Durante dos días voy a pedalear a
través de estos valles sin un destino
concreto – el objetivo no es ir de A a
B. Simplemente voy andando para
sumergirme en el lugar y en su vida
rural. Los caminos llevan a
senderos que conducen a huellas sin
marcar a lo largo de las terrazas de
arroz. No hay ningún lugar que
quede fuera del alcance de una
bicicleta. Me encuentro en la
temporada de la cosecha de arroz.
Al amanecer, ya se ven las nubes de
humo que surgen entre los campos
mientras que los trabajadores
queman los residuos de la cosecha.
Los cosechadores chapotean a
través de los campos inundados,
con sus guadañas en las manos y los
pantalones enrollados hasta los
muslos.
Cada mañana empiezo a pedalear
bien temprano, disfrutando de un
cierto frescor entre esos días
húmedos. En la parte superior de
cada una de las terrazas de arroz
hay unas huellas marcadas por el
tiempo que se convierten en la ruta
para mi mountain bike. La lluvia
nocturna dejó los caminos
patinosos y lentos, pero no tengo
apuro. Las vacas caminan por las
huellas, los pollos cruzan frente a
ellas, y un hombre conduce a una
bandada de patos rumbo a casa. Los
campos de arroz están salpicados de
búfalos, y de cosechadores
inclinados haciendo su trabajo – un
archipiélago de sombreros cónicos
en un mar de arroz amarillo. Los
rostros se vuelven a nuestro paso.
Intercambiamos sonrisas, a veces
alguna risa cuando mi rueda trasera
se patina en el barro. Durante
algunas horas, recorro los campos
en mi bicicleta. Las aldeas se ven a
los pies de las montañas como si
fueran restos de una avalancha. Los
caminos tienen plantas de maíz,
taro, banana, mandioca y papaya a
los costados, llenando cada espacio
del suelo que aún no haya sido
inundado con arroz.
El pedaleo es fácil – a lo largo de
caminos planos, casi libres de
tráfico – y la alegría está en la
libertad de simplemente
desaparecer en la escena y en el
paisaje, tan claramente delineado
entre lo natural y lo agrícola. Las
montañas tienen densos bosques,
los valles sólo tienen cultivos y
algunos ocasionales grupos de
bambú, se elevan como gigantes
flores de brócoli.
Mai Chau es un destino muy
popular, pero su pátina turística
desaparece cuanto más me alejo en
mi bicicleta. Los caminos conducen
hasta aldeas ocupadas por familias
del minoritario pueblo White Thai,
con sus casas construidas sobre
palafitos. Los trabajadores empujan
bicicletas cargadas con varas de
PHOTOGRAPHS:
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Primavera 2019