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_________________________________________________________________________________________________________________ ROBERT T. KIYOSAKI
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tu consejo, terminaré como tú, trabajando cada vez más duro tan sólo para pagar más
impuestos y tener más deudas. Hoy en día no existe ya seguridad en el trabajo; he
escuchado todo acerca de reducciones de personal y reajustes corporativos. También sé
que actualmente los graduados de las universidades ganan menos de lo que ganabas tú
cuando te graduaste. Mira a los médicos. No ganan tanto dinero como solían ganar antes.
Yo sé que no puedo depender de la seguridad social o de las pensiones de retiro de las
compañías. Necesito nuevas respuestas.
Él tenía razón. Necesitaba nuevas respuestas, y yo también. El consejo de mis
padres pudo haber funcionado para las personas nacidas antes de 1945, pero puede ser
desastroso para aquellos de nosotros que nacimos en un mundo que cambia velozmente.
Ya no puedo simplemente decirles a mis hijos: "Vayan a la escuela, obtengan buenas
calificaciones y busquen un trabajo seguro."
hijos.
Me di cuenta de que debía buscar nuevas formas de guiar la educación de mis
Como madre y como contadora me preocupa la falta de educación financiera en las
escuelas de nuestros hijos. La mayoría de los jóvenes actuales tienen tarjetas de crédito
antes de terminar la preparatoria, pero nunca han recibido un curso sobre el dinero y la
manera de invertirlo, ya no digamos que puedan comprender cómo funciona el interés
compuesto en las tarjetas de crédito. Para decirlo de manera sencilla, sin conocimientos
sobre finanzas y la manera en que funciona el dinero, no están preparados para encarar el
mundo que les espera, un mundo en que el gasto es privilegiado en demérito del ahorro.
Cuando mi hijo más grande se endeudó mucho con sus tarjetas de crédito al
comenzar sus estudios universitarios, no sólo le ayudé a destruir sus tarjetas de crédito,
sino que también busqué un programa que me ayudara a educar a mis hijos en cuestiones
financieras.
Un día, el año pasado, mi esposo me llamó desde su oficina. "Tengo a alguien a
quien debes conocer" -me dijo-. "Su nombre es Robert Kiyosaki. Es un hombre de
negocios y un inversionista, y está aquí para solicitar una patente relacionada con un
producto educativo. Creo que es lo que tú has estado buscando."