17.04.2020 Views

Padre-Rico-Padre-Pobre

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

LECCIÓN 1: LOS RICOS NO TRABAJAN POR DINERO

_________________________________________________________________________________________________________________

57

Ahora mi corazón estaba comenzando a latir aceleradamente. Mi cerebro decía:

"Tómalo, tómalo." No podía creer lo que estaba escuchando. Sin embargo, no dije nada.

-Muy bien, dos dólares por hora.

Mi pequeño cerebro y mi corazón de niño de nueve años de edad casi explotaron.

Después de todo corría el año de 1956, y recibir dos dólares por hora me haría el niño más

rico del mundo. No podía imaginar ganar tanto dinero. Quería decir "sí". Quería cerrar el

trato. Podía ver una bicicleta nueva, un guante de béisbol nuevo y la adoración de mis

amigos cuando les enseñara el efectivo. Además de eso, Jimmy y sus amigos ricos no

podrían llamarme pobre nunca más. Sin embargo me las arreglé para que mi boca

permaneciera callada.

Es posible que mi cerebro se haya sobrecalentado y en él haya reventado un

fusible. En lo profundo de mi ser realmente deseaba esos dos dólares por hora.

El helado se había derretido y me corría por la mano. La paleta se había terminado,

y bajo el palillo había una mezcla pegajosa de vainilla y chocolate que las hormigas

estaban disfrutando. Mi padre rico miraba a los dos niños que lo observaban con los ojos

bien abiertos y los cerebros vacíos. Él sabía que nos estaba poniendo a prueba, sabía que

había una parte de nuestras emociones que querían aceptar la propuesta. Sabía que el alma

de cada ser humano tiene un punto débil, lleno de necesidades, que puede ser comprado.

Y sabía que el alma de cada ser humano también tenía una parte fuerte y decidida que

nunca podría ser comprada. Era sólo cuestión de saber cuál era más poderosa. Había

puesto a prueba miles de almas a lo largo de su vida. Él ponía a prueba las almas cada vez

que entrevistaba a alguien para un empleo.

-Muy bien, cinco dólares por hora.

Repentinamente se produjo un silencio en mi interior. Algo había cambiado. La

oferta era demasiado grande y se había vuelto ridícula. No había muchos adultos que

ganaran más de cinco dólares por hora en 1956. La tentación desapareció y se produjo la

calma. Lentamente voltée a mirar a la izquierda para ver a Mike. Él me miró. La parte

débil y necesitada de mi alma estaba en silencio. La que no tenía precio se apoderó de mí.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!