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Padre-Rico-Padre-Pobre

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LECCIÓN 1: LOS RICOS NO TRABAJAN POR DINERO

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-Lo dudo -dijo mi padre rico-. En vez de eso, sienten miedo de no tener dinero. En

lugar de enfrentar el miedo, reaccionan sin pensar. Reaccionan emocionalmente en vez de

utilizar sus mentes -dijo mi padre rico, dando un golpecito suave en nuestras cabezas-.

Luego tienen unos cuantos dólares en las manos y nuevamente las emociones de alegría,

deseo y codicia se apoderan de ellos, y otra vez reaccionan en lugar de pensar.

-Así que sus emociones constituyen sus pensamientos -dijo Mike.

-Correcto -dijo mi padre rico-. En vez de decir la verdad sobre cómo se sienten,

reaccionan a su sentimiento y no piensan. Sienten el miedo, van a trabajar con la

esperanza de que el dinero eliminará el miedo, pero no es así. Ese miedo los tortura y

vuelven a ir a trabajar con la esperanza de que el dinero calmará sus miedos, y

nuevamente no lo hace. El miedo los tiene en esta trampa de trabajar, ganar dinero,

trabajar, ganar dinero, esperando a que el miedo desaparezca. Sin embargo, cada mañana

al levantarse, ese viejo miedo se despierta con ellos. Para millones de personas, ese miedo

los mantiene despiertos durante toda la noche y les provoca una velada de inquietud y

preocupación. De manera que se levantan y van a trabajar, con la esperanza de que el

cheque de su salario eliminará el miedo que corroe su alma. El dinero dirige sus vidas y

ellos se niegan a decir la verdad: el dinero controla sus emociones, y por lo tanto, sus

almas.

Mi padre rico se sentó en silencio y dejó que asimiláramos sus palabras. Mike y yo

escuchamos lo que nos dijo, pero no comprendimos totalmente en realidad a qué se

refería. Yo sólo sabía que a menudo me había preguntado por qué los adultos se apuraban

tanto para ir a trabajar. No parecía ser muy divertido y nunca parecían estar contentos,

pero algo los mantenía apresurados.

Una vez que se dio cuenta de que habíamos entendido tanto como era posible, mi

padre rico dijo: "Yo quiero que ustedes eviten esa trampa, chicos. Eso es en realidad lo

que quiero enseñarles. No sólo a ser ricos, porque ser rico no resuelve el problema."

-¿No lo hace? -pregunté sorprendido.

-No, no lo hace. Déjenme terminar con la otra emoción, que es el deseo. Algunos

le llaman codicia, pero yo prefiero llamarle deseo. Es perfectamente normal desear algo

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