Desperdicio
Desperdicio
Desperdicio
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
-48-<br />
<strong>Desperdicio</strong><br />
Otra vez Conrado, ya me había olvidado de él, con razón sentía<br />
este alivio irracional. Quería acompañarme a mi rutina de mañana,<br />
lo había notificado a los demás y estuvieron de acuerdo. Por suerte,<br />
las actividades de mañana estaban enfocadas en el Ministerio de<br />
Información, el cual no tenía nada que ver con nuestro negocio.<br />
Ahí, sólo debía entregar un material, dar mi visto bueno a un micro<br />
informativo, y conversar con el viceministro en relación a la estrategia<br />
comunicacional que estaba desarrollando la instancia. Así que la<br />
presencia de Conrado era irrelevante.<br />
—Perfecto, a las nueve me parece bien —concluí.<br />
Me duele el estómago, algo malo había en esa paella, aunque<br />
estaba divina y me la comí con gusto, pero desde que salí del restaurante<br />
no soy el mismo. Es mejor que descanse un rato. Durante<br />
la madrugada me levanto cuatro veces para ir al baño. En serio me<br />
cuesta entender la diarrea, cómo es que aún y cuando no tienes nada<br />
que expulsar, sigues corriendo hasta el retrete.<br />
Siete de la mañana. No hizo falta que sonara el despertador.<br />
Hacía horas que no me paraba y me sentía mucho mejor, sin embargo,<br />
tenía esa desconfianza que te produce la reciente mejoría,<br />
quizá por aquello de “eso es alegría de tísico”. Me tomé una pastilla<br />
de las que endurecen todo lo que esté dentro de tus intestinos, y me<br />
resigné a mi faena.<br />
Conrado es despreciable. Siempre tiene las manos sudadas y<br />
la nariz repleta de granos. No importa cuán cálido esté el clima,<br />
invariablemente usa chaquetas sport de esas de candidato en campaña.<br />
Es un auténtico ataja goteras. Siempre está esperando que te<br />
equivoques para regodearse en la corrección, aunque el resultado<br />
casi nunca es el que espera. En efecto, estos intentos de arropar, lo<br />
precipitan al error y a la vergüenza. Utiliza generosamente un perfume<br />
repulsivo, que te impregna a más de cincuenta centímetros de<br />
distancia. Lo detesto, y él a mí.<br />
A las nueve y media nos recibió Orlando Sifontes —viceministro<br />
de Información—. Tenía varias ideas para despertar interés<br />
en la población, con respecto al programa. Durante alrededor de<br />
una hora habló sin parar sobre asuntos que no eran de mi competencia,<br />
pero que surtieron en Conrado, un efecto adormecedor<br />
de suspicacias. Parecía estar perdiendo las ganas de supervisar de