23.12.2012 Views

Desperdicio

Desperdicio

Desperdicio

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

-85-<br />

Luis Gabriel Laya<br />

—Coño, tú cada día estás más loco —dijo Adalberto escurriéndose—<br />

me cagaste todo.<br />

—Llora pues —dijo burlón Pablo.<br />

—Bueno, déjense de mar…<br />

—Lo de Tancreddi, vamos a dejarlo para mañana. Silvana está<br />

empeñada en que la acompañe a hacer unas compras, y tú sabes<br />

cómo se pone cuando la contradigo.<br />

—Perfecto —respondí, recogiendo sistemáticamente el material<br />

que había quedado regado sobre la mesa.<br />

—Todo muy bien muchacho —dijo paternal—. Debo confesar<br />

que lo tienes todo previsto.<br />

—Algo se me podría escapar —modesto.<br />

A esa altura, Vinicio y Adalberto nos habían abandonado.<br />

Pablo y Carmelo fumaban en un rincón. Conrado atormentaba a<br />

Douglas con su repugnancia. Levanté la mano para despedirme, y<br />

salí detrás de Luis.<br />

Mi tío Saturnino, el que recorría en su Hornet toda Venezuela,<br />

como distribuidor Electrolux. El que se dejaba crecer la uña del meñique,<br />

para fastidiar a sus nietos. El que todo lo curaba con bicarbonato.<br />

Me decía, cuando aún mi edad era de una cifra, que la política<br />

podía ser un enérgico escenario de discusión, con adecuados representantes<br />

de sectores, negociando el lugar de cada quien con justicia,<br />

pero en cambio, la política era un nicho podrido de ladrones y todo<br />

tipo de miserias, que servía a lo sumo, como materia prima de chistes<br />

y refranes. Saturnino estaba un poco desesperanzado con respecto a<br />

este tema. Enfrentaba un momento de deterioro, que le hacía evocar<br />

tiempos felices, en los que dormías con las puertas abiertas. Hablaba<br />

con amargura de las guerras, y de la maldad de la gente, pero<br />

tomaba “doce años”, comprado por mi primo el estafador. Leía Los<br />

peces gordos y Puente, pero a intervalos hacía algún comentario racista<br />

o xenófobo. Mientras tanto, yo armaba un mamarracho con Lego,<br />

que podía predecir mi absoluta falta de talento para la arquitectura,<br />

o bien, me llenaba de basura la cabeza, pegado al televisor, oyendo<br />

jingles que más nunca olvidaría. Desde temprano lo descubrí, yo no<br />

estaba para trabajar como esclavo durante décadas, para terminar en<br />

la poltrona de una sala cuadrada, formando el criterio de un tarado y

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!