Desperdicio
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-81-<br />
Luis Gabriel Laya<br />
—Entonces perro sucio, te toca ponerte serio hoy —dijo con<br />
una risita ronca e intermitente.<br />
—Así parece man, hoy va a estar la selección absoluta —respondí<br />
sin tono.<br />
—¿A qué hora es que es la vaina?<br />
—A las doce, en La Valenciana.<br />
—Perfecto, así me da tiempo de pasar por casa de Marquitos.<br />
Hoy tengo ganas de empezar la farra temprano.<br />
—Paso hermano. Anoche me desbarranqué, y no soporto las<br />
articulaciones.<br />
—Pareces el propio bejuco. Cómo iras a estar cuando tengas<br />
mi edad. Bueno sinvergüenza, nos vemos allá —y sin esperar respuesta<br />
colgó.<br />
Las divisas están depositadas en el Merryl Lynch, y las cuentas<br />
en bolívares en cuatro bancos distintos. El pago más grueso, son los<br />
noventa y cinco mil dólares que se le adeudan a Rapid Matic C.A.,<br />
un racimo de pálidos y delgados gusanos, entrenados en artes foráneas,<br />
y dispuestos a crear para quien pague más. Esa gente amarilla,<br />
con el olor y la textura del semen impregnados en sus manos, sus<br />
pantalones y en el teclado de sus máquinas. Asquerosos engranajes<br />
redimidos por la retórica occidental. Frustrados y exitosos, que lo<br />
más cerca que han estado del sexo, ha sido a través de escenarios virtuales.<br />
Pornografía digital. Masturbación y más mentira fabricada<br />
por mongoloides desnutridos, en maquilas indochinas, que engordan<br />
cerdos en Oklahoma.<br />
Cheques firmados, Carmelo en sintonía. Nada he hecho aún.<br />
Lo de hoy es un simulacro, a ver qué tienen. Perfectamente afeitado.<br />
Guayabera azul clara, pantalones plomo, de algún sucedáneo de la<br />
lana, más ligero. Zapatos de piel de primera y maletín de cartero.<br />
La Valenciana es la típica tasca con embutidos de yeso y decorado<br />
de pésimo gusto, pero tiene un salón al que se le llega, siguiendo<br />
un corredor angosto en forma de ele, que bordea la cocina y da<br />
morada a los baños. Tiene una cortina que se asemeja al papel tapiz<br />
con el que está forrado todo el lugar. Este reservado está justo detrás<br />
de la cortina. Además de una mesa grande donde caben cómodamente<br />
quince sillas, hay un sofá forrado de terciopelo sintético, un<br />
televisor instalado en uno de esos soportes aéreos, un ruidoso aire