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dura y fuerte pregunta: ¿Qué papel asumimos frente a estas situaciones?, acaso
solo pasamos de largo estas situaciones justificándonos que aquello no nos
corresponde, o incluso sosteniendo que no tenemos el tiempo necesario para
brindarnos hacia el necesitado, es ahí donde se nos exhorta a reconstruir nuestro
tejido social de manera que la ayuda no solo se limite a los nuestros, si no que
sea extensa e inclusiva, desde una perspectiva en la que se reconoce a todos por
igual y se las da el trato digno y justo que merecen, asumiendo un papel activo y
responsable, que nos permita ser empáticos y solidarios frente a las problemáticas
que de la vida diaria relacionadas con la ayuda al prójimo.
Sumado a lo anterior, se nos invita a que la ayuda que prestemos este guiada por
el ejemplo de aquel buen samaritano, que sin esperar nada a cambio, lo dio todo
de sí para salvaguardar y proteger la vida de aquella persona herida, esto debido a
que en diversas ocasiones suele prestarse este tipo de ayuda con propósitosmezquinos,
que buscan reconocimientos y aplausos, o peor aun el beneficio propio a
costa de estas situaciones.
Si bien hemos dicho que la ayuda a bridar debe ser integral, responsable e
incluyente, seria pertinente recordar que las acciones hablan más que las palabras,
si de verdad queremos garantizar un trato digno hacia los migrantes, debemos
emprender acciones reales, precisas y concretas, que generen un verdadero impacto,
ya que por lo menos en nuestro país, desafortunadamente, según un informe
del Instituto Nacional de Salud Pública, la Universidad Nacional Autónoma de
México y la Universidad Autónoma de la Ciudad de México afirma que un 29%
de los migrantes son víctimas de violencia física, psicológica o sexual, y solo el 10%
de estos casos son reportados a la autoridades, debido al miedo de ser repatriados
a su país.
Las cifras hablan por si solas, y son indicadores de que, en nuestro país, aun no
hemos implementado estas estrategias que buscan el bien común-colectivo y no
individual, “ya no es una opción posible vivir escépticos ante el dolor, no podemos
dejar que nadie quede “a un costado de la vida”. Esto nos debe indignar, hasta
hacernos bajar de nuestra serenidad para alterarnos por el sufrimiento humano.
Eso es dignidad” (Francisco, 2020).
“ S o m o s e l c o r a z ó n d e l u n i v e r s o ” 3 1