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Proyecto Espartaco 2000 – 2002<br />
Fe<strong>de</strong>rico Nietzsche - El Ocaso <strong>de</strong> <strong>los</strong> Ído<strong>los</strong><br />
cristianos homeopáticos d<strong>el</strong> siglo XIX; Rafa<strong>el</strong> afirmaba <strong>de</strong> palabra y <strong>de</strong> obra; en<br />
consecuencia, Rafa<strong>el</strong> no era un cristiano...<br />
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¿Qué significan <strong>los</strong> conceptos opuestos <strong>de</strong> apolíneo y <strong>de</strong> dionisiaco que yo<br />
introduje en la estética, concibiéndo<strong>los</strong> como dos tipos <strong>de</strong> embriaguez? La embriaguez<br />
apolínea excita principalmente a <strong>los</strong> ojos, <strong>de</strong> forma que éstos adquieren la fuerza<br />
suficiente para ver visiones. El pintor, <strong>el</strong> escultor y <strong>el</strong> poeta épicos son visionarios por<br />
exc<strong>el</strong>encia. En <strong>el</strong> estado dionisiaco, por <strong>el</strong> contrario, lo que excita e intensifica es todo<br />
<strong>el</strong> sistema emotivo, <strong>de</strong> modo que dicho sistema <strong>de</strong>scarga <strong>de</strong> una vez todos sus medios<br />
<strong>de</strong> expresión y al mismo tiempo hace que se manifieste la fuerza necesaria para<br />
representar, reproducir, transfigurar y transformar todo tipo <strong>de</strong> mímica y <strong>de</strong><br />
histrionismo. Lo esencial es la facilidad <strong>de</strong> la metamorfosis, la incapacidad <strong>de</strong> no<br />
reaccionar (al igual que les suce<strong>de</strong> a ciertos histéricos, que al menor motivo representan<br />
cualquier pap<strong>el</strong>). Al hombre dionisiaco le resulta imposible <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r cualquier<br />
sugestión, no pasa por alto ningún signo <strong>de</strong> emoción, posee <strong>el</strong> instinto <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r y<br />
<strong>de</strong> adivinar en su más alto grado <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo, lo mismo que le suce<strong>de</strong> con <strong>el</strong> arte <strong>de</strong> la<br />
comunicación. Se introduce en todas las pi<strong>el</strong>es, en todas las emociones,<br />
transformándose continuamente.<br />
La música, tal y como hoy la enten<strong>de</strong>mos, es también una excitación y una<br />
<strong>de</strong>scarga completas <strong>de</strong> las emociones; pero, sin embargo, no es más que <strong>el</strong> residuo <strong>de</strong> un<br />
mundo expresivo mucho más pleno <strong>de</strong> las emociones, una simple remanencia d<strong>el</strong><br />
histrionismo dionisiaco. Para hacer posible la música como arte específico, ha habido<br />
que inhibir una gran cantidad <strong>de</strong> sentidos, empezando por <strong>el</strong> muscular (al menos<br />
r<strong>el</strong>ativamente: pues en cierta medida todo ritmo sigue hablando a nuestros múscu<strong>los</strong>):<br />
<strong>de</strong> forma que <strong>el</strong> hombre ya no imita ni representa corporalmente todo lo que siente. No<br />
obstante, <strong>el</strong> estado dionisiaco propiamente moral es así, al menos <strong>el</strong> estado dionisiaco<br />
primitivo; la música es la especificación <strong>de</strong> dicho estado, adquirida tras largo tiempo, en<br />
<strong>de</strong>trimento <strong>de</strong> las faculta<strong>de</strong>s que le son más afines.<br />
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El actor, <strong>el</strong> mimo, <strong>el</strong> bailarín, <strong>el</strong> músico y <strong>el</strong> poeta lírico son radicalmente afines<br />
en sus instintos, y forman <strong>de</strong> suyo una misma cosa, <strong>de</strong> la que se han ido separando y<br />
especializando poco a poco unos <strong>de</strong> otros, hasta llegar incluso a entrar en contradicción<br />
entre sí. El poeta lírico fue <strong>el</strong> que permaneció durante más tiempo unido al músico; <strong>el</strong><br />
actor lo estuvo al bailarín. El arquitecto no representa ni un estado dionisiaco ni un<br />
estado apolíneo: en él quien exige <strong>el</strong> arte es <strong>el</strong> gran acto <strong>de</strong> voluntad, la voluntad que<br />
mueve montañas, la embriaguez <strong>de</strong> la gran voluntad. Quienes siempre han inspirado a<br />
<strong>los</strong> arquitectos han sido <strong>los</strong> hombres más po<strong>de</strong>rosos; <strong>el</strong> arquitecto ha estado<br />
constantemente sometido a la sugestión d<strong>el</strong> po<strong>de</strong>r. En la obra arquitectónica han <strong>de</strong><br />
quedar <strong>de</strong> manifiesto <strong>el</strong> orgullo, <strong>el</strong> triunfo sobre la fuerza <strong>de</strong> la gravedad, la voluntad <strong>de</strong><br />
po<strong>de</strong>r; la arquitectura es una especie <strong>de</strong> <strong>el</strong>ocuencia d<strong>el</strong> po<strong>de</strong>r expresada en formas, que<br />
unas veces convence e incluso adula y otras se limita a dar ór<strong>de</strong>nes. En lo que posee<br />
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