11.01.2013 Views

nietzsche-el-ocaso-de-los-idolos

nietzsche-el-ocaso-de-los-idolos

nietzsche-el-ocaso-de-los-idolos

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Proyecto Espartaco 2000 – 2002<br />

Fe<strong>de</strong>rico Nietzsche - El Ocaso <strong>de</strong> <strong>los</strong> Ído<strong>los</strong><br />

alaba?, ¿no glorifica?, ¿no s<strong>el</strong>ecciona?, ¿no <strong>de</strong>staca? Con todo eso, <strong>el</strong> arte refuerza o<br />

<strong>de</strong>bilita <strong>de</strong>terminadas valoraciones... ¿Es esto algo marginal, azarístico, algo en lo que<br />

no participa <strong>el</strong> instinto d<strong>el</strong> artista? O, por <strong>el</strong> contrario, ¿no es todo esto la condición<br />

previa <strong>de</strong> la capacidad d<strong>el</strong> artista...? ¿Tien<strong>de</strong> <strong>el</strong> instinto básico d<strong>el</strong> artista hacia <strong>el</strong> arte, o<br />

tien<strong>de</strong> más bien hacia <strong>el</strong> sentido d<strong>el</strong> arte, hacia la vida, hacia un i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> vida?<br />

El arte es <strong>el</strong> gran estimulante <strong>de</strong> la vida: ¿cómo pue<strong>de</strong> concebirse en términos <strong>de</strong><br />

algo carente <strong>de</strong> finalidad, <strong>de</strong> objetivo, <strong>de</strong> «arte por <strong>el</strong> arte»? Queda una duda: <strong>el</strong> arte<br />

pone también <strong>de</strong> manifiesto muchas cosas feas, duras, problemáticas <strong>de</strong> la vida; ¿no nos<br />

quitará con <strong>el</strong>lo <strong>el</strong> placer <strong>de</strong> vivir? De hecho, ha habido filósofos que le han atribuido<br />

este sentido: Schopenhauer enseñó que <strong>el</strong> propósito general d<strong>el</strong> arte era<br />

«<strong>de</strong>sembarazarse <strong>de</strong> la voluntad», y c<strong>el</strong>ebró que la tragedia tuviera la gran utilidad <strong>de</strong><br />

«disponernos a la resignación». Pero ya he indicado que esto es una óptica <strong>de</strong> pesimista<br />

y un «mal <strong>de</strong> ojo»: hay que recurrir a <strong>los</strong> propios artistas: ¿Qué es lo que nos dice <strong>de</strong> sí<br />

mismo <strong>el</strong> artista trágico? ¿No nos muestra precisamente un estado <strong>de</strong> ánimo carente <strong>de</strong><br />

miedo frente a lo terrible y problemático? Ese estado constituye en sí una aspiración<br />

<strong>el</strong>evada; quien lo conoce le tributa <strong>los</strong> máximos honores; lo transmite, tiene que<br />

transmitirlo, si es que se trata <strong>de</strong> un artista, <strong>de</strong> un genio <strong>de</strong> la comunicación. El estado<br />

victorioso que <strong>el</strong> artista <strong>el</strong>ige y glorifica es la valentía y la libertad d<strong>el</strong> sentimiento ante<br />

un enemigo po<strong>de</strong>roso, ante una <strong>de</strong>sgracia sublime, ante un problema que horroriza.<br />

Ante la tragedia, lo que hay <strong>de</strong> guerrero en nuestra alma c<strong>el</strong>ebra sus saturnales. El<br />

individuo heroico, que está acostumbrado al dolor y que sale a su encuentro, ensalza<br />

con la tragedia su existencia. Sólo a él le ofrece <strong>el</strong> artista trágico la copa <strong>de</strong> esa cru<strong>el</strong>dad<br />

tan dulce.<br />

25<br />

Estar satisfecho con <strong>los</strong> <strong>de</strong>más, tener la casa <strong>de</strong> nuestro corazón abierta <strong>de</strong> par en<br />

par, es ser liberal, pero nada más que liberal. A <strong>los</strong> corazones que son capaces <strong>de</strong><br />

ofrecer una hospitalidad aristocrática se les reconoce porque la mayoría <strong>de</strong> sus<br />

ventanas tienen las cortinas corridas y la mayoría <strong>de</strong> sus postigos aparecen cerrados: sus<br />

mejores habitaciones se encuentran vacías. ¿Por qué? Porque esperan huéspe<strong>de</strong>s con <strong>los</strong><br />

que no «se sientan satisfechos»<br />

26<br />

Cuando nos comunicamos con <strong>los</strong> <strong>de</strong>más, no nos estimamos a nosotros mismos<br />

lo suficiente. Nuestras auténticas vivencias no son en modo alguno parlanchinas. No<br />

podríamos comunicarlas, aunque quisiéramos. Les falta la palabra, y nosotros ya hemos<br />

<strong>de</strong>jado muy atrás las cosas que se pue<strong>de</strong>n expresar con palabras. En todo acto <strong>de</strong> hablar<br />

hay ya un algo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sprecio. Parece que <strong>el</strong> lenguaje haya sido inventado para <strong>de</strong>cir sólo<br />

lo vulgar, lo mediocre, lo comunicable. El uso d<strong>el</strong> lenguaje vulgariza ya al que habla.<br />

Esto forma parte <strong>de</strong> una moral para sordomudos y <strong>de</strong>más filósofos.<br />

45

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!