acta ordinis fratrum minorum - OFM
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en ella ha cumplido el Señor, contemplemos<br />
lo que Dios, su Salvador, ha hecho en<br />
favor de su humilde esclava.<br />
Si la miramos con sus propios ojos, María<br />
es «la esclava del Señor», la última entre<br />
los pequeños a los que Dios exalta, entre los<br />
hambrientos a los que Dios colma de bienes,<br />
entre los fieles de Israel a los que de generación<br />
en generación Dios hace llegar su<br />
misericordia (cf Lc 1, 46-55). Ella puede<br />
decir con verdad: ¡Mi Dios, mi todo!<br />
Si la miramos con los ojos de su prima<br />
Isabel, María es la bendita entre las mujeres,<br />
la madre de nuestro Señor, la mujer dichosa<br />
porque ha creído (cf Lc 1, 42-45). Pero<br />
ella nos dirá enseguida: Proclama mi alma<br />
la grandeza del Señor. Y nosotros<br />
entendemos que nos está diciendo: ¡Mi<br />
Dios, mi todo!<br />
Si la vemos como la ve el cielo, María es<br />
para nosotros la llena de gracia, la mujer a<br />
la que Dios ha concedido su favor (Lc 1, 28-<br />
30). Y nosotros oímos el eco de su voz: ¡Mi<br />
Dios, mi todo!<br />
Si la contemplamos desde los ojos de<br />
nuestro seráfico Padre san Francisco, entonces<br />
decimos con él: «¡Salve, Señora,<br />
santa Reina, santa Madre de Dios, María,<br />
virgen hecha iglesia, elegida por el santísimo<br />
Padre del cielo, consagrada por él con<br />
su santísimo Hijo amado y el Espíritu Santo<br />
Defensor, en ti estuvo y está toda la plenitud<br />
de la gracia y todo bien»! (FRANCISCO<br />
DE ASÍS, Saludo a la bienaventurada Virgen<br />
María). Pero ella volverá a decirnos enseguida:<br />
¡Mi Dios, mi todo!<br />
A María de Nazaret, la plenitud de la<br />
gracia se le revela en el misterio de una maternidad<br />
que, siendo entre todas las maternidades<br />
la más verdadera, es también la más<br />
inusitada, pues esta madre nunca ha conocido<br />
varón, y quien de ella va a nacer ha sido<br />
concebido en su seno virginal por obra y<br />
gracia del Espíritu Santo.<br />
La esterilidad fecunda de los siervos de<br />
Dios, Abrahán y Sara (cf Gn 17, 15-22; 18,<br />
1-15), Manoj y su mujer (cf Jue 13, 1-25),<br />
Elcaná y Ana (cf 1Sm 1, 1-20), había sido<br />
para el pueblo de Israel epifanía asombrosa<br />
del poder del Señor, manifestación de su<br />
gloria, revelación de su gracia, de su mise-<br />
EX ACTIS MINISTRI GENERALIS<br />
ricordia, de su salvación: Isaac, Sansón y<br />
Samuel son hijos de la gracia de Dios. Ahora,<br />
la virginidad de María de Nazaret lleva<br />
hasta el extremo la infecundidad de los estériles,<br />
y su maternidad virginal pregona<br />
que el fruto de sus entrañas es fruto de la<br />
gracia de Dios, de la misericordia de Dios,<br />
del amor de Dios. La virginidad maternal de<br />
María va diciendo a todas las generaciones:<br />
¡Mi Dios, mi todo!<br />
Y es esa totalidad de Dios en nuestras vidas<br />
-¡mi Dios, mi todo!-, queridos hermanos<br />
y hermanas, lo que hoy va diciendo nuestra<br />
consagración al Señor en pobreza, obediencia<br />
y, muy particularmente, el voto de castidad;<br />
un voto que a los ojos de todos representa<br />
nuestra voluntaria esterilidad, la<br />
ofrenda de nuestras vidas, imitando la entrega<br />
pascual –entrega total- de nuestro Señor<br />
Jesucristo y la virginal pobreza de su<br />
santísima Madre. Con Cristo muerto y resucitado,<br />
con la Virgen María madre de Dios y<br />
madre nuestra, con nuestro hermano Francisco<br />
de Asís, también nosotros, con nuestra<br />
vida en castidad profesada delante de todos,<br />
decimos hoy: ¡Mi Dios, mi todo!<br />
Conclusión<br />
Desde el corazón de cada hermano y de<br />
cada hermana suba en este día hasta el trono<br />
de Dios una oración de alabanza entretejida<br />
con las palabras del cántico de la Virgen<br />
María, pues el Poderoso ha hecho maravillas<br />
en nosotros, su nombre es santo, y<br />
su misericordia llega a sus fieles de generación<br />
en generación.<br />
Que nos acompañe siempre la bendición<br />
del Seráfico Padre. ¡Feliz Navidad!<br />
Roma, a 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada<br />
Concepción, Reina y Madre de la Orden de<br />
Hermanos Menores<br />
FR. JOSÉ RODRÍGUEZ CARBALLO, <strong>OFM</strong><br />
Ministro general<br />
FR. SANDRO OVEREND RIGILLO, <strong>OFM</strong><br />
Secretario general<br />
Prot. n. 094996<br />
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