No. 33 - Its Gran Canaria Magazine

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REPORT I REPORTAJE EDICIÓN 33
De sueños a realidades:
una jornada mágica con delfines y zifios
Por fin puedo hacer mi sueño realidad. Estoy en
Gran Canaria a bordo de un catamarán, el Spirit of
the Sea, para ver delfines. Siempre me han fascinado
y he sentido un extraña cercanía con estos
maravillosos animales y hoy, con suerte, podré disfrutar
de ellos y su compañía.
Llevamos un rato navegando en aguas del Atlántico,
por la parte suroeste de la isla. El patrón y un
marinero están en el puente con los prismáticos
observando el horizonte y buscando a los delfines
y ballenas. Según cuenta la guía de la tripulación
esta es un área ZEC (Zona Especial de Conservación)
y además cuenta con la clasificación de Reserva
de la Biosfera, entre otras razones, por la gran
diversidad de cetáceos que hay por aquí. También
nos cuenta que en el mundo hay cerca de 90 especies
de cetáceos y que en Canarias se han identificado,
hasta la fecha, más de una tercera parte de la
diversidad mundial, lo que hace a estas islas un lugar
casi único y uno de los destinos más interesantes
para el avistamiento de cetáceos y su estudio.
No sabía que había tantas especies, nos hablan de
los delfines mulares, de delfines moteados, de los
listados, los de dientes rugosos, los comunes, todos
ellos con tamaños entre los 2 y los 3 metros.
También se pueden ver calderones grises, calderones
tropicales, orcas, falsas orcas, estos ya con
tamaños más grandes -las orcas, por ejemplo, llegan
hasta los 9 metros. Más grandes todavía están
los cachalotes, que pueden llegar a medir casi 20
metros, aunque al parecer también se pueden ver
cachalotes pigmeos.
Cuando empieza a hablarnos de otras especies de
cetáceos que se pueden avistar por aquí, como
las ballenas, vemos de pronto un montón de gaviotas
cerca del agua, espuma por todas partes y
muchísimos delfines saltando y nadando a toda
velocidad. A unos doscientos metros de los delfines,
el patrón para el barco para poder ver mejor
lo que nos va a explicar: es un grupo de delfines
cazando. Qué espectáculo. Al parecer los delfines
están agrupando a un banco de peces para luego
darse el festín. De pronto, se dan la vuelta y vienen
nadando hacía nosotros. Es muy emocionante. Delante
de los delfines vemos a un inmenso grupo de
peces que busca refugio bajo el Spirit of the Sea y
aprovechamos para bajar a las galerías de fondo de
cristal. En la superficie veía entre 70 o 90 delfines
pero ahora bajo el agua veo que son cientos. Impresionante.
Tras un rato los delfines se fueron, eran delfines
mulares. Estábamos navegando de nuevo cuando
el patrón nos avisa que a una media milla está
viendo zifios y para allá vamos.
Nunca había oído nada sobre los zifios. Nos explican
que pertenecen a una familia de cetáceos
con 22 especies diferentes y algunas bastante
desconocidas. De hecho, algunas de ellas solo se
conocen gracias a restos encontrados en algunas
playas. Mi curiosidad aumenta según nos vamos
acercando. Ya de lejos veo dos animales parecidos
a los delfines pero más grandes, unos 4 metros y
con la aleta dorsal mucho más atrás. Nadan despacio
y se dejan ver bien. Lo que veo me sorprende
mucho; tienen la cabeza muy diferente; uno de
ellos tiene los laterales de la mandíbula inferior tan
arqueadas que sobresalen por encima del rostro
y coronados con un diente en la parte alta apuntando
hacia arriba, ese es el macho. Las hembras
no tienen esos bultos tan pronunciados en la mandíbula
ni esos dientes. Son zifios de Blainville. De
pronto ambos se sumergen y el patrón nos cuenta
que lo más probable es que tarden en salir ya que
estamos en una zona con una profundidad de más
de 600 metros y seguramente van al fondo para
buscar su comida.
El tiempo de regresar a puerto va llegando y tomamos
rumbo a tierra. Me acerco al patrón y le pregunto
sobre el barco, me cuenta que el Spirit of the
Sea fue el pionero en esta isla en hacer excursiones
para el avistamiento de cetáceos, motivados por la
pasión por el mar y los cetáceos, algo que, por lo
que veo, caracteriza a la tripulación. Este catamarán
fue especialmente diseñado para esta actividad
y por eso tiene galerías con fondos de cristal
entre otras particularidades. Según me cuenta,
desde el principio se pusieron en contacto con la
Universidad de Las Palmas, colaborando en algunos
proyectos y tratando de aportar ayudas para
el medio ambiente y la sostenibilidad. Otro de los
aspectos interesantes de esta experiencia es lo que
he podido aprender sobre los cetáceos y su entorno
gracias a las explicaciones de la tripulación. Bravo
por este aspecto didáctico.
De pronto y mientras está hablando conmigo el
patrón mueve el timón y da un giro de unos 90
grados reduciendo la velocidad simultáneamente.
Ha visto una tortuga enredada en una red de
pesca y van a rescatarla. Me comenta que siempre
paran para sacar redes y plásticos ya que son muy
peligrosos para los animales. Por suerte no está lesionada
y podemos devolverla al mar. Si no la hubiéramos
sacado podría haber muerto, qué triste y
qué orgullo haber podido ayudarles en esta acción.
Llegando a puerto siento una gran felicidad y tranquilidad.
Ha sido una experiencia maravillosa, he
conocido a los zifios, disfrutado de los delfines incluso
viéndolos bajo el agua y hasta salvar una tortuga.
Mi sueño se ha hecho realidad.
Para más información sobre cetáceos en Gran Canaria: www.dolphin-whale.com