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(tejo) sierra de tejeda - Centro de Documentación "Andalucía Rural"

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ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES<br />

Las Raíces <strong>de</strong>l Mito<br />

Hasta aquí hemos visitado algunas <strong>de</strong> sus moradas y escuchado antiguos rumores sobre<br />

el viejo árbol. Más allá <strong>de</strong> nuestra comprensión en los niveles ordinarios, el cuento o<br />

la tradición espiritual <strong>de</strong> los diferentes pueblos, hablan directamente a esa otra parte<br />

<strong>de</strong> nuestro entendimiento que tan amenudo duerme porque sencillamente no ha sido<br />

estimulada y alimentada como antaño, porque incluso en <strong>de</strong>masiadas ocasiones hemos<br />

renegado <strong>de</strong> este lado “primitivo e infantil” y <strong>de</strong>spreciado o ignorado sus manifestaciones<br />

tachándolas <strong>de</strong> supersticiones y supercherías, olvidando que se trata <strong>de</strong> una parte<br />

inseparable <strong>de</strong> la totalidad <strong>de</strong> nuestro ser. Del mismo modo que introducimos la lógica,<br />

el análisis y hasta el psicoanálisis para explicar el universo <strong>de</strong> los mitos, creemos que es<br />

preciso contagiar y subvertir el or<strong>de</strong>n científi co añadiendo misterio, poesía, y conciencia,<br />

cultivando nuestra percepción y comprensión <strong>de</strong> un modo mucho más global.<br />

De este modo po<strong>de</strong>mos enten<strong>de</strong>r las impresionantes <strong>tejeda</strong>s <strong>de</strong>l Sueve. Una antigua<br />

“ciudad <strong>de</strong> los <strong>tejo</strong>s”, poblada por seres vivos y palpitantes <strong>de</strong> extraordinaria edad, edifi -<br />

cios milenarios que continúan creciendo y albergando todas las formas <strong>de</strong> vida. En ese<br />

reino tan amenudo envuelto en la niebla, todo está relacionado con lo otro hasta formar<br />

un organismo único y diverso en el que los distintos gremios, <strong>de</strong> lombrices, moluscos e<br />

insectos <strong>de</strong>scomponedores, escarabajos peloteros, hongos y microorganismos, <strong>de</strong>predadores<br />

y hervíboros, polinizadores, repobladores... tienen una función <strong>de</strong>fi nida. Los mismos<br />

árboles que a nivél aéreo mantienen casi siempre una apariencia <strong>de</strong> individualidad, se<br />

fun<strong>de</strong>n bajo la tierra en infi nidad <strong>de</strong> abrazos e injertos radiculares, en ocasiones incluso<br />

entre especies diferentes, relativizando los conceptos ecológicos <strong>de</strong> competencia. Se prolongan<br />

<strong>de</strong> mil modos a través <strong>de</strong> lo otro, estableciendo alianzas con los pájaros y los<br />

insectos, o simbiosis como en el caso <strong>de</strong> las micorrizas.<br />

Es así como paulatinamente, po<strong>de</strong>mos enten<strong>de</strong>r el paisaje percibiendo incluso la<br />

conciencia casi palpable que lo anima, po<strong>de</strong>mos recobrar el sentido <strong>de</strong> lo sagrado sin<br />

necesidad <strong>de</strong> hacernos creyentes <strong>de</strong> dioses, religiones u otros sistemas preestablecidos,<br />

valorando sencillamente todo aquello que no pue<strong>de</strong> ser evaluado. La belleza única <strong>de</strong><br />

cada <strong>tejo</strong>, que se eleva como una retorcida escultura mo<strong>de</strong>lada por el tiempo y la roca en<br />

que se sustenta, los vientos que dominan, la ancestral memoria que portan sus genes...<br />

Los que tenemos los años contados po<strong>de</strong>mos admirar asimismo la inconmensurable<br />

edad, la oportunidad única <strong>de</strong> acercarnos a estos edifi cios vivos que han llegado hasta<br />

nosotros a través <strong>de</strong> los siglos.<br />

Es por eso que una vez abajo, en los pueblos que ro<strong>de</strong>an el Sueve y en la práctica totalidad<br />

<strong>de</strong> las regiones astures, vemos que los <strong>tejo</strong>s viven junto a cada hogar, quizá en miles<br />

<strong>de</strong> caserías. Junto a iglesias y ermitas, (conocemos al menos dos centenares <strong>de</strong> templos<br />

en los que aún vive o se conserva la memoria <strong>de</strong>l <strong>tejo</strong> aledaño). La razón es ciertamente<br />

la sinrazón que genera esta tradición, no hay or<strong>de</strong>nanzas ni mandamientos, tan solo la<br />

voluntad y la costumbre <strong>de</strong> los que continúan reviviendo este acto tan sencillo y pleno a<br />

la vez <strong>de</strong> signifi cados, la plantación <strong>de</strong> un <strong>tejo</strong>.<br />

En mi alocado mundo todo se apresura y es por eso que subo amenudo a esa ciudad<br />

<strong>de</strong> los <strong>tejo</strong>s en la que reina el silencio. Perdida en la bruma la asamblea discurre lenta<br />

como el <strong>de</strong>venir <strong>de</strong> las eras y el curso <strong>de</strong> las constelaciones. La bóveda <strong>de</strong>l fi rmamento<br />

sobrevuela su giro incesante y habla a los árboles viejos. Y ellos miran siempre hacia el<br />

sol, recogen las pulsaciones, memorizan los ciclos en su reloj interno <strong>de</strong> savia y ma<strong>de</strong>ra.<br />

A veces pienso que al pie <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> los <strong>tejo</strong>s los hombres dormimos.<br />

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