La Cancion de Clauda - La Leyenda de Golöel
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Antâgon<br />
Todo había quedado en silencio, todo entre la<br />
espesa niebla que bañaba <strong>de</strong> blanco don<strong>de</strong><br />
miraran las dos bonitas muchachas, que al fin<br />
habían dado con lo que buscaban, y por lo que tanto<br />
habían sufrido… Quedaron las dos solas en medio <strong>de</strong><br />
toda esa inmensidad, limitada solamente por el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l<br />
acantilado que llevaría al Mar <strong>de</strong> los Enanos, a tanta<br />
distancia allá abajo. Junto a ellas, había quedado el arpa<br />
dorada <strong>de</strong>l amante <strong>de</strong> <strong>Clauda</strong>, la cual se dispuso a<br />
examinar Leire fascinada mientras Neya curioseaba el<br />
viejo fardo que también había quedado abandonado, al pie<br />
<strong>de</strong> esa roca que había servido <strong>de</strong> asiento. Leire se<br />
emocionó al rozar las cuerdas <strong>de</strong>l arpa, hechas<br />
totalmente <strong>de</strong> un oro tan fino como un hilo, pero se<br />
asombró al tratar <strong>de</strong> tocar y darse cuenta <strong>de</strong> que ya no<br />
sonaban… De pronto Neya le cogió el brazo exaltada,<br />
ella la miró y la vio maravillada leyendo un papel en el<br />
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