La Cancion de Clauda - La Leyenda de Golöel
La Cancion de Clauda - La Leyenda de Golöel
La Cancion de Clauda - La Leyenda de Golöel
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
apresurado, y salió cerrando tras <strong>de</strong> sí. Ellas fueron tras<br />
él, no sin antes quedarse por un instante mirándose<br />
intrigadas, una mirada cómplice con la que se animaban<br />
a ir <strong>de</strong>trás suyo. Salieron <strong>de</strong> la taberna y miraron<br />
buscando entre la niebla, había <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> llover, tan sólo<br />
chispeaba un poco, justo le vieron girando la esquina <strong>de</strong> la<br />
gran casa a su <strong>de</strong>recha, don<strong>de</strong> se encontraban los<br />
establos. Hacia allá se dirigieron, pero al llegar a la<br />
esquina ya no estaba… ¡Lo habían perdido! <strong>La</strong>s dos<br />
muchachas dieron un par <strong>de</strong> vueltas a la casa,<br />
buscándolo, pero no lograron dar con él, cansadas y ya<br />
con frío otra vez, se <strong>de</strong>cidieron por <strong>de</strong>sistir y entrar <strong>de</strong><br />
nuevo a la taberna, tal vez estaba ahí…<br />
A la vuelta a la posada, por fin <strong>de</strong> nuevo en el<br />
calor acogedor, vieron una escena completamente<br />
diferente a la anterior, cuando la hubieron abandonado…<br />
¡Ahora todos los enanos que habían estado bebiendo<br />
hasta hartarse mantenían una violenta pelea! Se habían<br />
dividido en dos bandos, y, cubriéndose tras varias mesas<br />
volcadas, se arrojaban jarras, botellas y todo aquello<br />
contun<strong>de</strong>nte con lo que golpearse. De hecho, justo cuando<br />
entraban, una botella silbó entre las dos bonitas<br />
muchachas, terminando por estallar en la pared <strong>de</strong> <strong>de</strong>trás<br />
suyo. Al hacerse añicos, ellas se exaltaron y corrieron a<br />
refugiarse entre unas sillas. Ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí pudieron ver a<br />
su compañero enano, al cual, otros dos consi<strong>de</strong>rablemente<br />
más gran<strong>de</strong>s que él, lo mantenían arrinconado junto a la<br />
chimenea, al pie <strong>de</strong> la ventana junto a al cual se habían<br />
sentado ellas, y propinándole una dura paliza. Ellas<br />
corrieron en su ayuda, esquivando gritos, mesas,<br />
94